Transformación ( Libro #1 del Diario de un Vampiro )

Doce

Los pasos hicieron eco en la amplia escalera de piedra que estaba pobremente iluminada. Caitlin paso su mano por debajo del brazo de Caleb. Esperaba que el la dejara mantenerla ahi, y el lo permitio. De hecho, apreto su mano con firmeza. Una vez mas todo parecia estar bien. Caitlin sintio que podria bajar a las profundidades de la oscuridad siempre y cuando estuvieran juntos.

En su cabeza, sin embargo, aun habia demasiadas preguntas. ¿Que era ese Consejo? ¿Por que habia insistido Caleb en llevarla? ¿Y por que estaba empeñada en permanecer al lado de el? Lo mas facil habria sido negarse ahi mismo, decirle que ella no queria ir, que preferia esperar arriba. Pero no queria eso: ella queria estar con el. Ya no podia imaginarse en ningun otro lugar.

Nada tenia sentido. En lugar de recibir respuesta cada nueva situacion arrojaba mas preguntas. ¿Quienes eran aquellas personas que estaban arriba? ¿En verdad eran todos vampiro? ¿Que hacian ahi en los Claustros?

Dieron la vuelta en una esquina y llegaron a una habitacion muy grande cuya belleza dejo pasmada a Caitlin. Era increible, era como entrar a un verdadero castillo medieval. Los altos techos cubrian habitaciones enteras construidas con el tallado de piedra del medievo. A su derecha Caitlin avisto ataudes que estaban a cierta distancia del suelo. En las tapas se podian ver intricados grabados de imagines medievales. Algunos ataudes estaban abiertos. ¿Seria ese el lugar donde dormian los vampiros?

Caitlin trato de recordar todo lo que sabia sobre ellos: dormian en ataudes, despertaban por la noche, poseian fuerza y velocidad sobrehumanas, la luz les hacia daño. De hecho, a ella tambien le molestaba el sol, pero no le parecia insoportable. Ademas, era resistente al agua bendita, y, por otra parte, los mismos Claustros estaban repletos de cruces: las habia de gran tamaño por todos lados. Pero eso no parecia afectar a aquellos vampiros, pues todo indicaba que vivian ahi.

Caitlin queria hacerle preguntas a Caleb respecto a todo lo que estaba pensando, pero no sabia por donde comenzar. Al final decidio enfocarse en lo ultimo que habia pensado.

-Las cruces.. -dijo señalando con un gesto una cruz por la que iban pasando- ¿no te molestan?

Caleb la miro como si no comprendiera lo que le preguntaba; parecia que estaba sumergido en sus pensamientos.

-¿Acaso las cruces no les hacen daño a los vampiros? -Volvio a preguntar.

Entonces lo comprendio.

-No a todos -respondio-. Nuestra raza esta muy framentada; es algo muy similar a lo que sucede con la raza humana. Existen varios grupos de vampiros y tambien varios territorios o Cofradias dentro de cada raza. Es algo bastante complejo. Digamos que las cruces no afectan a los vampiros buenos.

-¿Buenos? -pregunto ella.

-Asi como en la raza humana, existen fuerzas del bien y del mal. No todos somos iguales.

Eso fue todo lo que le explico. Como siempre, las respuestas solo generaron mas preguntas, pero ella decidio no cuestionarlo mas, ya no queria entrometerse, no ahora.

A pesar de que los techos eran altos, los umbrales de las puertas eran mas bien bajos. Las puertas de madera con arco que fueron encontrando estaban abiertas, de modo que solo se agachaban al llegar a una para pasar por ella. Cada vez que entraban a una habitacion nueva, la altura volvia a expandirse para mostrar otra esplendida camara. Caitlin levanto los ojos y vio vitrales por todos lados. A su derecha encontro una especie de pulpito frente al que habia varias pequeñas sillas de madera . Era austero pero muy hermoso. En verdad parecia una especie de claustro medieval.

Caitlin no vio señales de vida, no percibio ningun movimiento, no escucho absolutamente nada. Se pregunto en donde estarian.

Entraron a otra camara en donde el piso tenia una inclinacion hacia abajo. Caitlin se quedo sin palabras. El lugar estaba lleno de tesoros, era un museo. Todo estaba exhibido en vitrinas. Justo frente a ella, debajo de las intensas lamparas de halogeno, habia antiguos tesoros que debian equivaler a milones de dolares. Cruces de oro, grandes copas de plata, manuscritos medievales...