Sarah

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¿Había hecho bien con Connor? ¿Podría darle una oportunidad? No quiero que pase lo mismo que pasó con Sam. No, no sé si lo podría soportar. Es raro lo que pasó ayer. No me lo quito de la cabeza. ¿Tengo que arriesgarme?¿Valdría la pena? ¿Podría...enamorarme de nuevo? Sé que lo de Sam me duele todavía, y no es que sienta amor por Sam todavía, más bien todo lo contrario pero, lo que pasó con Sam fue un gran palo.

Llego al instituto. Suspiro y entro. Voy directa a mi casillero. Mañana es la fiesta de los padres de Connor. ¡Genial! pienso irónicamente en mi cabeza. Tengo fránces a primera hora, el día empieza bien, eh'. Odio fránces.

En el descanso me dirijo a mi querido árbol. Es un lugar tranquilo y relajante. Cuando estoy pasando por al lado de Sam y todos los demás, una voz me detiene.

-¡Eh, Becca! Espera.- dijo...¿Connor?

En serio, Connor no sabe donde se está metiendo.

-Dime.

-Esto te pertenece.

Y me lanzó mi iPod. ¡Mi iPod! Menos mal. No sé que haría sin mi querido iPod.

-¿Pero como...?

-Biblioteca.

-Gracias.- esbozé una pequeña sonrisa y me dirigí a mi árbol.

Al parecer todos los del equipo de se quedaran pasmados. Y la cara de Sam...estaba muy enfadado. Pues que se joda. Si le cabrea que esté cerca de Connor, más cerca voy a estar. Me senté  y me apoyé en el árbol. La comida de hoy se veía realmente asquerosa. Suerte que tenía una barrita de chocolate en mi mochila, por que yo no me pensaba comer eso.

Me puse los auriculares. Stay de Rihanna. Cerré los ojos, necesitaba olvidar por lo menos durante unos minutos todo. Cuando la canción estaba apunto de acabar, algo pegajoso estaba resbalándose por mi pelo. ¿Era batido de fresa? Lo reconocí por el olor.. Abro los ojos, miro hacia arriba. Debí habermelo imaginado. Sarah.  Me levante con furia, ¿y ahora que le pasa?

-¿¡Pero qué haces idiota!?.- chillé

Todo el instituto mirándo. Bienvenidos al espectáculo de la semana, pensé.

-Ups, fue sin querer.

-¿Qué fue sin querer? Já.

-Miralo por otro lado, ahora todo el mundo se figará en tu pelo y no en tu asquerosa cara.

-Oh sí, lo olvidaba, que yo soy la que se pone mil quilos de maquillaje en la cara todos los días. -la miré concara de asco.- Puta.

Vale, eso último se me escapó, pero esque la odiaba.

-Señorita Wells, ¿puede repetir lo que ha dicho?

¡Mierdaaaaaa! El profesor de algebra, el Sr.Higgings ¿y ahora que hago yo?

-Nada, profesor...- miré al suelo.

-¿Qué ha pasado aquí?-preguntó el Sr.Higgings

-Pasaba por aquí, me tropecé, sin querer mi batido cayó en su cabeza, le dije que fue sin querer, no me creyó, se enfadó y me llamo puta.

-¿Eso es cierto Wells?- me preguntó.

-Tecnicamente sí, pero profesor...-me interrumpio. Maldito Sr.Hggings

-No hay peros, acompañeme al despacho del director. Y pídale disculpas a Sarah.

¿Qué? ¡A ella Sarah y a mi Wells? No pensaba disculparme. Cogí mi mochila, me la colgé en el hombro. Ya que me iban a castigar, que fuera por algo razonable, ¿no? Pues allá vamos.

-Sarah, te pido perdón, no debí ser tan brusca al decirte lo que todo el mundo piensa. Quizás hubiera sido mejor promiscua, aunque creo que puta te queda mejor.- y sonreí con una amplia sonrisa.

-¿¡WELLS QUE ACABAS DE HACER!? AL DESPECHO DEL DIRECTOR. Ya hablaré contigo después Sarah.

-¿A mí Wells y a ella Sarah? Pero que modales, eh- dije.

-FUERA DE MI VISTA, YA.

Me giré y camine hacia delante. Cuando pasé por la mesa de Sam, este me hechó una foto. Ni siquiera lo miré. Ni a Connor. Me quedé allí parada, mirando a Ed. Seria. Me dí la vuelta y me fuí. Tendría un gran castigo. El despacho del director me esperaba, y yo estaba rezaba para que nadie me matara.

Burned red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora