El día que la muerte hizo vida

8 1 0
                                    

El hombre estaba dando vueltas por toda la sala de espera, la muerte lo miraba, también estaba esperando. ¿Cuál habría sido la reacción del hombre si hubiera sabido que iba a por su mujer? Ya llevaban dos horas esperando a que saliera alguien del quirófano, el hombre, que no podía verla, llevaba hablando solo desde hace quince minutos, a la muerte le gustaba la forma de contar el tiempo de los humanos, tan... exacta, sin duda era más divertida que la que tenía hasta entonces, el sonido de la relojes era más entretenido que la silenciosa vela con la que medía el tiempo antes. El reloj de la habitación hizo pasar otros veinte minutos, el hombre trataba de distraerse leyendo un periódico. 《3/1/15 Se investiga un misterioso caso de homicidio, no se ha encontrado aún al asesino》

-No hace falta que las eso, lo ha hecho su vecino. -dijo la Muerte.

El hombre no respondió, la Muerte sabía que estaba pasando un mal rato, había visto a mucha gente así, pero nunca dejaba de sentir esa pena por todos ellos, pero no podía dejar de hacer su trabajo, o si no la vida sería peor que la misma muerte. De forma inesperada la puerta se abrió y apareció un hombre vestido de médico, se quitó su mascarilla, su exptresión mostraba una gran seriedad.

-Señor Mc. Artur, su esposa lo espera, es un niño.

El hombre sonrió y pasó a la otra sala, la Muerte también, en la sala había una mujer, tenía un bebé en sus manos, pero no lo miraba, sólo miraba al techo, su pecho no se movía, no respiraba. El marido cayó al suelo de rodillas, la Muerte se acercó al cuerpo, y se quedó un rato mirándolo, introdujo su mano en el pecho de la mujer y sacó un reloj de bolsillo sin cuerda, acercó uno de sus dedos al minutero y lo hizo retroceder treinta minutos, y como por arte de magia los ojos de la mujer se abrieron y el bebé, que notó la vida volviendo a su madre, empezó a llorar. Los médicos respiraron aliviados y el hombre corrió hacia su esposa con una sonrisa en la cara, los minutos pasaron rápido, la mujer miraba a su marido y al bebé, pero también miraba a la Muerte, esta sólo tenía ojos para la chica a la que iba a llevarse de este mundo, el tiempo pasaba y la chica cada vez más palicecía y le costaba respirar, su tiempo se agotaba, y al final de la cuenta atrás, consciente de que su tiempo en este mundo se alargó demasiado, cogió a su marido de la mano y le indicó que se acercara. Cuando su marido estuvo lo suficientemente cerca esta le susurró:

-Por favor, quiere y cuida a nuestra hija de la misma forma que lo hiciste conmigo, sé que va a ser muy duro para tí, pero es mi único deseo.

El hombre se apartó y con los ojos llenos de lágrimas le empezó a suplicar a su mujer que no le dejara sólo, pero esta no parecía oirlo, miró a su hija, le dio un beso en la frente, y se recostó sobre la cama mientras su respiración se apagaba. Los medicos, junto con la muerte se quedaron viendo la escena impotentes, y la muerte se dio la vuelta para salir de aquel lugar, tenía demasiado trabajo que hacer, pero justo cuando iba a desvanecerse una mariposa azul se puso delante suyo y tomó forma de la mujer que acababa de fallecer, le sonrió y dijo:

-Gracias por haberme permitido despedirme de mi marido, te estoy muy agradecida.

Tras estas palabras la mujer se volvió a tornar en una mariposa y comenzó a volar hacia algún lugar desconocido, mientras la muerte se alejaba dispuesta a seguir su camino. Si cualquiera se hubiera fijado podría haberla visto sonreir.

Relatos de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora