Son las...no sé qué hora es, ese bulto en la esquina no deja que tome el móvil, dice que si lo hago, se moverá para asustarme. Sé que es tarde, todo está negro, un negro vacío, profundo y espeluznante. Cierro los ojos, y al alzar la cabeza al techo los abro, observándolo. La cosa sigue allí, mirándome en la nada leyendo mis pensamientos en una noche tranquila, al igual que tantas.
Muchas cosas atacan mi mente, el odio entre mis padres, las palabras intercambiadas con mis hermanos, mi lucha por no hacer nada en el día y todo lo que tendré que enfrentar la mañana siguiente en la cocina. Percibo que el bulto se ha movido y me congelo en mi lugar <<no pasa nada, tranquila>> y sigo.
Recuerdo los problemas de la tía, pero rápidamente se desvanecen.
Junto los pies, doy con que estos no pueden tocarse del todo por mis enormes muslos. Se abre la ventana del horror, los sentimientos juegan en mi contra mientras mis manos recorren bajo la sábana mi piel descuidada. La cosa gruñe y puedo escuchar cómo avanza, aprieto los dientes como todos los días a los nervios. Dejo pasar a lo que siento; nervios y estrés consumen mi cerebro en todo momento, los recuerdos no agradan y todo queda sumergido en un almíbar tan amargo como el café de mamá. La página web que administro, digo, tengo que convertir los acontecimientos del día anterior en un capítulo para mi pequeña novela, tengo que plasmar más ideas y...ahí está de nuevo, esa cosa negra suspira, no me atrevo a mirarla, tengo mucho miedo.
¿Por qué no tengo novio? Pensamientos e ideas negativas me invaden, sigo nerviosa y silenciosamente se cuela un pensamiento bisexual con una amiga y vuelvo a recordar mis tan descuidadas facciones, como feas e irregulares.
Suspiro fuertemente, mi cabeza duele de nuevo, mi estómago se contrae y apretó aún más los dientes, como si la vida pendiera de ello. Esa cosa obscura que me atormenta se sienta en mi cama, trato de gritar, pero mis hermanos duermen, si me muevo siento que con solo mirarme me matará. Me dejo llevar por sus brazos, dejo que me saque de la cama y de vueltas conmigo, es tan placentero como su sombra es el deleite para mi mente. La noche se vuelve larga cuando empieza el dolor en el pecho.
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Pequeña Yo :: ✍
Short StoryTe dejaré entrar a mi mente, no pretendo asustarte, pero tampoco que me entiendas. «Pequeños relatos» © GreStyles •Original•