Recuerdo claramente él juego de miradas que solíamos tener cuando él silencio nos atrapaba.
Me mirabas cuando creías que no me daba cuenta, pero si lo sentía.
Y yo solía mirarte cuando estabas distraído, tu rostro seguía pareciéndome casi perfecto, casi angelical, y tal vez eso era por que te amaba.
Y sigo pensando lo mismo, yo sigo aquí para amarte.
Yo sigo aquí amándote.