¡PUM!, ¡PUM!, ¡PUM!
Su cabeza parecía dar a reventar en cualquier momento, le dolía horrores el cuerpo, lo sentía helado y hasta engarrotado, los dedos de los pies estaban encogidos y el ceño fruncido no le ayudaba en nada para que la persona que tenía tanto relajo a lado suyo se callara por su propio bien y le dejara seguir descansando, es más, sentía que con cada murmullo o gruñido de inconformidad, los sonidos iban aumentando de intensidad. Cansado y con migraña, entre abre los ojos perezosos y ahora rojizos por la falta de sueño, seguramente con unas bolsas bajo sus ojos, volteando la vista al reloj de mesa del hotel, no recordaba a qué hora había regresado ni porque su cabeza le dolía tanto, le punzaba el pómulo izquierdo y la mandíbula la tenía entre torcida. Seguramente una picadura de diente, pensaba, espabilándose por fin aún con la punzada en el cráneo, apoya los codos en la cama e inclina el cuerpo hacía enfrente, reconociendo la habitación, no habría sido de malas que se hubiera metido a una que no fuera y se encontrara con alguna especie de ente malvado.
Pero nada. Todo parecía ir en orden, sus prendas aún sin desempacar en la mesa del pequeño espacio de la suite, porque si, el muy cursi y pretensioso de su amigo había rentado una suite presidencial para su estancia con Key, lástima que no hubiera podido ir, la habrían pasado bastante bien y él se hubiera ahorrado el numerito con MinHo de insistirle en acompañarle, pero ¿es que era idiota?, lo primero que debió haber hecho en cuanto le mando al demonio es regresársela de peor manera, ¡pero no!, su puta obsesión con ese pesado intento de futbolista le jodian el orgullo y le pisaban la dignidad, era como darle plena libertad de azotarle cuantas veces quisiera, de igual forma, no se quejaría.
Cuando aprenderás, TaeMin
Negaba en sus adentros, con la poca capacidad de pensar de la que disponía en esos momentos, sentía que se le entumía el cerebro de solo llevar recuerdos a su mente, ¿Qué le había pasado en la cabeza para dejarlo tan idiotizado? Gruñe bajo las sabanas, tallándose los ojos con el antebrazo, la mandíbula le dolía más de lo normal, eso no era por una infección dental o en la encía, más bien, como si se hubiera tropezado y estrellado en un cristal durísimo, incluso cuando toco su pómulo izquierdo lo sintió hinchado y con una posible bola de pus dentro de la piel.
— Dios..- ¿Qué?
Golpeteo. Jadeo. Golpeteo. Jadeo
¿Pero qué coño..?
Levanta una ceja dubitativo, volteando el rostro al insistente ruido que le había despertado, porque podía jurar que esos sonidos y golpes contra la pared habían sido los causantes de su poco descanso.
Abre los ojos desmesuradamente, apunto de gritar y echarse a brincar de horror como princesa de Disney, ahogándose con su propia saliva en un intento por tragarse ese grito que le nació desde lo más profundo de la garganta.
— Veo que has despertado – exclama jadeoso, moviéndose con más intensidad sobre el cuerpo desnudo bajo él – Creía que.. Jamás despegarías los ojos – apenas y podía hablar, la respiración entrecortada le impedía terminar la oración sin hacer un esfuerzo –
— ¡Oh Dios mío, MinHo! – gritaba la castaña canadiense que se habían encontrado el primer día que llegaron al hotel –
TaeMin palmea su pecho en busca de liberarse del trago de saliva que se le atoro en el cogote, se había puesto hasta rojo por la falta de aire, tosiendo a borbotones, sacando una que otra gotita de saliva por la comisura de los labios, que inmediatamente después de que se recuperó limpio con su playera sucia del día de ayer, mirando con furia al maldito musculoso de rostro engreído. A TaeMin no le molestaba con quien estuviera (en parte lo hacía pero no se lo diría, no le daría esa satisfacción) sino que tuviera el descaro e hipocresía de restregárselo en cara mientras dormía, prácticamente lo había planeado todo, le había arrastrado a la habitación para que se despertara con la sorpresita de que su buen y carismático Hyung se estaba cogiendo a una canadiense en la habitación que compartía con él.
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Invisible #2MIN
FanfictionInvisible MinHo era quizá la persona más terca que haya conocido en su vida, pero los músculos y el rostro inexpresivo no son más que una capa invisible tras ese miedoso adolescente. ¿Quién era TaeMin en ese caso? El color que le faltaba para dejar...