Capítulo 3

84 13 0
                                    


  -Bien, ya déjate de tonterías -dice el profesor-. Pasa, preséntate y toma tu lugar.
-Si alguien quiere saber quién soy -dice el chico nuevo con un aire de egocentrismo-... que venga y me lo pregunte a mí mismo.
-Tienes que presentarte -objeta el profesor-.
-Eso no está en las normas del colegio, profesor. Yo sé que usted sabe quién soy, así que me limitaré a ir a sentarme... allí -dice mirando despectivamente el lugar que estaba en frente mío-.
El profesor hace un gesto, pero finalmente se rinde ante la testarudez del chico nuevo.
Veo que varios se acercan a él, posiblemente a preguntarle quién era. Pero yo no lo haría, ni escucharía, no quería saberlo. No me importa conocer a un niñito que se cree superior a los demás, menudo idiota.

-Es un idiota, ¿no lo crees? -pregunta Brad-.
-Definitivamente -respondo-.

Cuando todos se van dispersando y se acomodan en sus lugares, el profesor aparentemente aún no está dispuesto a comenzar la clase. Consecuencias del primer día... parece afectar a todos.

-Y tú, ¿no me vas a preguntar quién soy? -pregunta el chico nuevo dándose vuelta hacia mí-
-No me interesa -respondo-.
-¡Por favor! Sí vi como me miraste cuando te hablé hoy.
-Oh, claro, olvidé que tenías el poder de leer las miradas, lo siento señor X -sí, soy muy creativa con los apodos-.
-¿Señor X? -pregunta- Wow, me impresiona tu originalidad.
-¿Puedes dejar de dirigirme la palabra? -pregunto irritada-
-¿A caso no estás acostumbrada a hablar mucho? Digo, como nadie te habla...
-Tú te callas, idiota -ataca Brad-. Alguien con quien no te conviene meterte es con mi hermana, te lo advierto.
-¡Que miedo tengo! -dice riendo y se da vuelta-.

Cuando toca timbre me dirijo a mi otra clase, que por suerte también me tocó con Brad. Como amo a este idiota.
Cuando estaba saliendo del salón de choco con alguien que no había notado que se encontraba parado al lado de la puerta.

-¡Hey, ten más cuidado! -me dice de mal humor el chico nuevo-
-Contigo me importa lo más mínimo tener cuidado -respondo-.
-Pues a mí sí me importa que lo tengas. Ahora por tu culpa tendré que bañarme nuevamente -me mira despectivamente-.
-¿Eh? -pregunto confundida-.
-Simplemente no se te ocurra volver a tocarme.
-Créeme que si fuera por mí haría que desaparezcas de la faz de la tierra.

-¿Qué tiene Dylan contigo? -pregunta Brad acercándose a mí desde atrás-.
-¿Dylan?
-Sí. Dylan, Dylan O'Brien.
-Oh, así que ese es su famoso nombre...
-Así es... Pero no entiendo qué le ven de interesante, ese tipo no me cae nada bien.
-Es un maldito egocéntrico.
-Lo sé. No te ha tratado muy bien...
-Mejor cambiemos de tema, ¿sí? -lo corto-
-Está bien, pequeña -dice pasando su brazo por mis hombros-.

Llegó la hora del almuerzo y fuimos juntos a la cafetería con Brad.
-Ven a almorzar conmigo hermanita -me ofrece Brad-.
-Gracias, pero no gracias -rechazo su oferta-.
-¿Por qué? -pregunta frunciendo el ceño-
-Simplemente... no me va la popularidad y todo eso. No me sentiría cómoda sentándome contigo y tus amigos.
-¡Ah, ya! Pues lo hubieses dicho antes, entonces comeremos los dos solos.
-Brad... -digo mirándolo a los ojos- no quiero que te pierdas todo esto sólo por mí. Tú tienes una vida, tienes amigos, no lo dejes por estar conmigo.
-Pero tú eres más importante.
-Pero no por eso debes alejarte de todos los demás, yo ya sobreviví aquí sola -río-. No te alejes de tus amigos ni de las actividades que quieras hacer, por favor, eso me haría sentir fatal.
-Está bien -dice con una mirada triste-.

Me siento a comer, sola, como siempre. No quería ser popular, definitivamente no era eso, lo que le dije a Brad era verdad, pero me gustaría tener amigos, amigos verdaderos.
Pero entonces, veo que alguien se acerca con una sonrisa en su rostro, mirándome...  

Dulce AgoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora