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Apagó el ordenador completamente decidida, tras haber leído el correo electrónico. El momento había llegado. Si no daba aquel paso, estaba segura que siempre seguiría con las mismas dudas. Al menos, quería probar suerte a realizarse nuevamente en lo que era. Sus tías creían en ella, pero ella empezaba a flaquear en ello. Había estudiado, investigado, preguntado y probado... Pero nada la ayudaba a su problema. Estaba segura, que si se tomaba un año sabático lejos de allí, tal vez, solo tal vez podría ser una más de la historia.

Quería mostrar a su creadora, que ella también era digna de ser su hija. Cosa que hasta el momento, seguro que Medea bajaba la mirada avergonzada. Y por ello, a escondidas de sus tías había escogido seguir un camino en su vida que nada tenía que ver con el suyo. Pero lo necesitaba, había algo dentro de ella que la impulsaba a realizar aquel viaje. Estaba segura, que dentro de aquellas paredes no podía crecer en confianza para crecer en lo que era. Una bruja del siglo XXI.

Soltando un profundo suspiro, salió de su dormitorio para bajar a la planta de abajo en busca de las dos mujeres mayores que habían cuidado de ella desde los catorce años, cuando fallecieron sus dos padres en un accidente. Y con quien se topó primero fue con su tía Amalie, que estaba tejiendo sentada en el sillón del comedor.

-Me marcho...

-¿Vas al cine, hija? –Preguntó su tía Amalie, sin levantar la mirada del jersey que estaba tejiendo.

-No, tía... -Suspiró profundamente, antes de ir a soltar las palabras que sabía que cambiarían su vida por una temporada-. Me marcho a trabajar a Nottingham, por una temporada...

-¡Qué! –Chilló, mientras fallaba un par de puntos.

-Acabo de aceptar por internet, un trabajo en un internado.

-¡Estas loca! –Se levantó del cómodo sillón, dejando de cualquier forma el jersey a medio terminar.

-Necesito un cambio... -Imploró con cierta desesperación.

-Es que no puedes quedarte aquí en Bélgica, Ziria... Vete a la capital, coge el coche y ves a divertirte a Bruselas...

-No –Dijo con testarudez.

-¿Que se debe tal vez a que estas sufriendo algún bache de creatividad, mi niña? –Se le acercó y le acarició

la mejilla.

-No es eso, tía... Estoy harta... -Miró al suelo, para que no viera un comienzo de lágrimas.

-¡Giselle! –Chilló de repente su tía a pleno pulmón-. ¿Dónde se ha metido ésta hermana mía?

-No vais hacerme cambiar de idea, ya está decidido... -Susurró.

-Dichoso internet... -Susurró por lo bajo la mujer mayor-. ¡Giselle!

-¡Aquí me tienes! –Comentó la otra anciana, apareciendo con la cara toda manchada de negro...

-¿Pero qué estabas haciendo? –Preguntó su hermana mayor-. No, déjalo... No quiero saber, en que locura andabas metida...

-Nada raro... -Le sacó la lengua-. Solo limpiando bien la chimenea de la cocina...

-Tú sobrina, se marcha a trabajar a Nottingham...

-¿Nottingham? -Soltó con risa irónica-. Mira que hay muchos sitios donde ir a exponer... Ya sabes, lo que opino de ese lugar...

-No va a exponer –La interrumpió su Amalie.

-¿Entonces? –Juntó las cejas sin comprender nada.

-Eh aceptado trabajar, por una temporada... -Comenzó a explicar con cierto nerviosismo sabiendo que se avecinaba un desacuerdo entre ellas.

Magia En NottinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora