La brisa calurosa del sol y el viento azotaban la arboleda del bosque. Un grupo de personas a caballo llegaban a las puertas de Rombalia. Las puertas fueron abiertas rápidamente, en unos pocos segundos. Abrió las puertas un hombre, probablemente caballero, que les invitó a pasar. El hombre tenía unos ojos fuertemente teñidos de amarillo, y la piel morena, probablemente debido al caluroso clima de aquél lugar. Los brazos y piernas parecían fuertes y bien entrenados, y llevaba una pesada armadura que le cubría todo su cuerpo excepto cara, piernas y una de sus manos, con la cual sujetaba el escudo.
-¿Sois vosotros los mensajeros de las montañas de Rucïmbel?-Preguntó el noble caballero.
-¡Sí, y traemos una noticia urgente para su majestad muy urgente!
-Está bien. Pasad cuanto antes.
Se adentraron en el castillo, donde había infinidad de cuadros, pinturas, y estatuas preciosas de todo tipo. Llegaron a una sala con columnas de mármol pulido alrededor, y repleto de soldados que representaban la guardia del rey, el cual se encontraba en su trono de oro y plata resplandeciente. Cabían a destacar la cantidad de cuadros que había alrededor de toda la sala, probablemente de antiguos antepasados. Uno de los mensajeros, probablemente el líder, se arrodilló ante el rey como muestra de respeto. El rey era un hombre anciano, con unos ojos azules centelleantes y el pelo blanco casposo. Una de sus manos sujetaba la corona que lo representaba como rey, y sus brazos estaban sanos y fuertes,en comparación a la edad que tenía. A un lado de su asiento se encontraba una espada con un mango de gemas preciosas, que centelleaban con la luz que venía a través de la grán cúpula del techo.
-¡Rey Héctor V-dijo el mensajero-los enanos dicen que sólo aceptarán el tratado de paz si les ofrecemos 6000 esmeraldas rojizas!... ¡si no, seremos atacados!
-¡Pero no disponemos de ese dinero,es una locura!-dijo el rey, de repente sobresaltado
-Señor, pero, entonces, no nos queda otra solución que...
-¡Coged las armas rápido, soldados!¡Vamos a la guerra!
Mientras tanto, en una colina alejada de el reino principal de Rombalia, un joven leía tranquilamente sentado bajo la sombra de un árbol. Por culpa de la sombra no se le veía la cara. De repente, una mujer salió de la cabaña que se encontraba al lado.
-¡Anth, tu padre quiere hablar contigo!-dijo la mujer.
-Está bien, ya voy-dijo el chico.
Y, mientras entraba en la cabaña, se oían gritos y himnos de la guerra que se avecinaba.
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Las Crónicas de Rombalia
AdventureLa primera etapa de una historia en la cual un personaje llamado Anthil es un jóven que ansía convertirse en guerrero, hasta que un día llega una batalla, que lo cambiará todo para el resto de su vida...