Entramos en esa casa. Era vieja, las paredes estaban desgarradas y había cuadros de los típicos niños de todas las películas de miedo. Como podíamos ver la casa disponía de una primera planta, una segunda y un sótano. Decidimos separarnos en grupos de dos para ir a cada una de las partes, a mi me tocó con Raúl y casualmente nos toco el sótano. Bajamos las escaleras despacio pero con la intriga por ver lo que había allí abajo. Apuntamos con la linterna, el horror se nos presento en la cara, había un hombre con la cara de una persona, es decir, como una mascara torturando de la peor forma a niños, personas... Unos estaban en jaulas de muy poco espacio, otros estaban sometiéndose a hachazos, martillazos... Rápidamente subimos a la parte de arriba, pero ya era tarde, los demás habían caído en trampas, no nos podíamos arriesgar para ayudarles. Solo estaban a salvo Pablo, Ines, y obviamente nosotros.
Recogimos las cosas necesarias del campamento y corrimos para adentrarnos en el bosque y posteriormente salir a la carretera para encontrar ayuda. Todo esto no había acabado aquí, la cosa esa aun nos estaba persiguiendo.