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Este capítulo es dedicado con mucho amor para:  

@DirectionerInTheDark 


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La nieve caía, el tiempo pasaba y Harry aún aburrido se encontraba. Ese era uno de esos días de aburrimiento en su acogedora panadería, y a pesar de que la mayoría de personas pesaban que es imposible aburrirse en ese lugar tan colorido y delicioso, el rizado pasaba días de mucho desgano, pues su vida de panadero no era llena de dulzura como todos pensaban. Pero él joven de bellos esmeraldas no se quejaba; hacer deliciosos manjares para alegrar el día de la gente, era algo que Harry realmente disfrutaba.


Lo que le generaba aburrimiento —con exactitud— era la espera de comensales. El hombre de rizos alborotados solía ser muy preocupado por sus clientes y sin importar la hora o circunstancia, Harry intentaba mantener su negocio abierto hasta altas horas de la noche porque llegaban personas totalmente hambrientas a sus manos.


Desgraciadamente ya eran casi medianoche, y al ser noche buena tenía que cerrar más temprano que lo habitual, pues le había prometido a su madre estar presente en la cena navideña y hacer un rico pastel como postre. Pero Harry también pensaba en la gente que probablemente no había hecho una cena y preferían un rico postre, o desean un antojo desprevenido. Sería una pena qué sus delicias no puedan saciar sus placeres.


Después de pasar unos minutos, el panadero se dio por vencido y decidió hacer el pedido de su madre, la cual lo esperaba en su casa junto a su hermana con una exquisita cena navideña; de tan solo pensar en el dorado pavo relleno se le hacía agua la boca. Así que decidió no perder más tiempo y se dirigió a su estantería donde descansaba un pastel de chocolate del cual sobresalía una jovial cara de reno.


El panadero sonrío muy satisfecho con su trabajo, había sido uno de los pasteles más difíciles de hacer. Se quedó un tiempo observando el pastel, y se vio tentado a meter su dedo un poco y saborear el chocolate, pero como un buen profesional que era, descarto la idea de probar aquella tentación.


En ese instante, algo inesperado pasó, la puerta se abrió haciendo a la campanita —que se encontraba en la entrada— sonar, dejando ver a dos individuos que aturdieron a Harry rápidamente. Él más alto de cabello rojo intenso tenía una expresión seria y disgustada quien explotaba cual huracán y soltaba groserías sin parar, llevaba jalando un bracito flacucho, arrugando la afelpada tela del sweater granate que vestía su pequeño y hermoso acompañante.


Hermoso.


Por un momento Harry se preguntó si había muerto y estaba en el cielo, contemplando la belleza de un ángel.


Suena algo exagerado, pero es que si, él niño era hermoso. Tenía los cabellos capturados en una gorrita navideña, pero un rebelde mechón bajaba con sobre su frente haciéndole lucir algo infantil; una gran tormenta invadía el cielo de sus ojos, la cual se posó en el rizado, pero fue interrumpida por las manitos del pequeño niño sobre su rostro mojado, apaciguando su llanto.

❝ fly, louis!❞ (larry)Where stories live. Discover now