Capítulo 1

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Tal vez si nos esforzáramos más por tratar de borrar el rastro de la sombra de nuestro pasado muy probablemente seríamos seres más autor-realizados, un poco más relajados y dejaríamos de devorarnos unos a otros como animales en la cadena alimenticia tratando de lograr cosas insignificantes que viéndolo desde una perspectiva diferente no nos llevan a una meta o plano en específico. Personalmente no creo que ésta realidad humana esté exenta de cosas buenas y maravillosas, ésta era la forma de ver la vida, el destino, el universo, ¡de todo! para Abraham, este peculiar amigo era un chico neutral que mantenía una postura abierta para todas las cosas que él consideraba hermosas y dignas de alabanza.
Sin embargo gran parte de su vida la pasó solo, pero no era de extrañarse de alguien que solía pasar días y días en completo aislamiento sin molestarse, tal parecía que ésta era su actividad, pasatiempo y ¿por qué no? podría decirse que era una adicción; él solía trabajar en una cafetería llamada "La Siestesilla Pícara". Ahí trabajaba como mesero, lavaplatos, conserje y en pocas palabras era un hombre pulpo ¿por qué? es fácil de responder esa pregunta por que se encontraba en un determinado lugar acomodando en el inmenso almacén las cajas llenas de biscuits, mantecadas, cuernos, bigotes, ingredientes de repostería y al poco tiempo encontrarse atendiendo amablemente a los clientes que no dudaban ni por un segundo en dejarle una buena propina por tan interesantes y placenteras conversaciones que él entablaba con la mayoría de los clientes que eran cómplices de la diversión en ese congestionado y ocupado lugar. abe. para nada era "feo", ¡ja! al contrario, la mayoría de las chicas iban a la cafetería con el pretexto de probar el café irlandés ya que por cierto abe. tenía un amplio conocimiento d bebidas de todo tipo por trabajar en bares y por asistir a tantas fiestas; no obstante era curioso que él nunca mostró interés por las atractivas chicas que querían saborear sus labios en vez de su café irlandés ya que él conoció a casi todas ellas en algún momento de su vida que enterró en lo más remoto de él para no saber más de ese tema que no le apetecía gratamente.

Todo transcurría normalmente en ese caótico lugar hasta que abe. desvió su atención al ver entrar por las puertas de roble de aquel lugar a una joven de belleza exquisita y como si hubiera sido esculpida por los mismos ángeles, ahí apareció Taileth con un cabello rizado que bailaba al ritmo de la brisa matutina, una silueta seductora que ensoñaba a cualquier hombre, unos ojos ¡wow!, esos encantadores ojos color miel que atrapaban en un éxtasis que es indescriptible, una piel de porcelana que anunciaba delicadeza y provocaban a recorrerla suavemente, unos labios rojos tan sensuales que incitaban fuertemente a besarlos sin control alguno y esa mirada tan fría pero a la vez tan seductora que cautivó a abe. que quedó deslumbrado cuando ella le sonrío, entonces la atracción fue mutua por que Tai. casi rogaba al destino para que le atendiera tan simpático joven.
-disculpe amigo.
-dígame señorita, ¿en qué puedo servirle?
-quisiera tu número y salir contigo.
-¿p-perdón?
-¿a que hora sales guapo?
-a-a las 6 p.m.
-de acuerdo cariño, esperaré.
Abe. no podía creer que semejante belleza deambulara en este mundo, sino también que le haya hablado y todavía mejor, que lo invitara a salir.
Salieron a una feria que estaba en la ciudad, jugaron videojuegos, conversaron sobre física cuántica y muchos otros temas interesantes. Abe. no podía comprender como era posible que esa chica tan hermosa resultara ser su chica perfecta y entonces...

La Cobija De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora