XXIII

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No sé por donde comenzar; quizás por lo mucho que aún te amo, o tal vez por lo mucho que te extraño últimamente.

Si te habías ido,
¿para qué regresaste?

Estaba aprendiendo muy bien a sobrellevar tu ausencia.

¿Pero ahora qué hago?
De nuevo no puedo dejar de pensar en tí.

Seamos honestos,
¿porqué volviste?

Vienes; y haces un desastre de emociones en mi, y parece no importarte.

¿Quizás me extrañas?

No, ya no se que creer de ti.

De la noche en la mañana habías dejado de amarme.

Y no te culpo, te entiendo.

En parte -y aunque lo niegues- fue culpa mía,
te acostumbre a una rutina sin interés; las mismas preguntas, las mismas respuestas.

Pero, joder.
Aún te amo, y te extraño.

A ti, que me dejaste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora