Primera carta.

460 24 10
                                    

Querido Dave:


Aunque aquel día mientras caminaba a nuestro lugar de encuentro la lluvia caía fuertemente, mi corazón latía con la ingenua emoción de la alegría. Aquella tarde decidí usar un vestido color rojo porque sé que ese es tu color favorito.

Había esperado tanto tiempo por ese momento, me sentía fantástica, ya no tenía miedo de expresar las ilusiones que habían florecido en mí ser, había decidido ignorar la pena y abrir mi alma para que supieras sobre mis preciados y fuertes sentimientos. Y aunque la sola idea de imaginarme diciéndote lo mucho que significas hacía que el rubor se hiciera visible en mis mejillas, he de admitir que anhelaba oír lo que de antemano sé: que el sentimiento es mutuo. Y eso es lo que más feliz me hace, es increíble para mí, pues nunca pensé que alguien podría decirme palabras tan bellas y sinceras, que alguien podría hacerme feliz con una sonrisa, que alguien podía hacerme sentir infinidad de emociones con su sola presencia, nunca me imaginé que podía querer a alguien de la forma tan alucinante como te quiero a ti y es que en ningún momento, ni por error, me imagine que alguien me querría como tú lo haces. Eso me parece tan perfecto, tan lindo que a veces pienso que fantaseo, pero luego, llena de gozo, acepto que es mi bonita realidad.

Fue sinceramente una lástima que no pudieras llegar, te espere dos horas con la esperanza de que por fin nos dijéramos aquello que todo el mundo sabe pero que nosotros nos rehusamos a admitir: que estamos enamorados. Es verdaderamente triste el no habernos despedido. Es más, al día siguiente fui a tu casa para verte pero no estabas, tu madre me dijo que habías ido a visitar a tus tías y que volverías al anochecer. Pero para ese momento yo ya estaría llegando a mi nuevo hogar.

Lamento el no haberte escrito antes, pero me costó un poco adaptarme y podría decirte que encontrar la oficina de correos fue una aventura tremenda, de no ser por mi tía Lauren de seguro habría tardado, a lo sumo, varias semanas más. En fin, me gustaría saber cómo has estado, qué has hecho, cómo te va en el estudio, si aún estás trabajando en el taller con Salvatore o, como dijiste que harías, le estás ayudando a tu madre con la tienda. Quisiera leerte y que sepas que te extraño.

Charlotte.



Amor de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora