Décima sexta carta.

111 13 6
                                    

Amada Charlotte:

Han pasado tres meses ya, tres largos meses. Hoy, igual que siempre, tu recuerdo invade mi ser, te vuelvo a extrañar y no puedo evitar que las lágrimas caigan mientras escribo. Jamás pensé que podría doler tanto, que podía llorar tanto y aunque he tratado de contenerme, no puedo, mi corazón esta lastimado, mis sentimientos por ti aún no se congelan, es triste. Se ha vuelto costumbre verte en mis sueños, es desgarrador despertar y ser consiente de tu ausencia. En momentos así lamento haberte plantado aquel día, no sabía que sería mi última oportunidad para verte, para apreciar tu sonrisa, para abrazarte y decir todas esas palabras que ahora pesan en mi alma.

¿Por qué? ¿Por qué tan cruel destino? No puedo soportarlo, ven, ven y dime que es mentira, que me amas, que aceptas ser mi novia... vamos llena mi espíritu de alegría, déjame escuchar tu risa, déjame ver tus el tierno rubor en tus mejillas, déjame admirar, aunque sea una última vez, el brillo espléndido de tus ojos... Por favor.

Mi querido amor, no quisiera llorar más pero me es imposible, estoy herido, mis ilusiones han muerto contigo. No quisiera agobiar tu alma con mi profunda pena, así que, cariño, donde sea que estés sonríe, porque yo agradezco los recuerdos que me dejas, agradezco el haber podido sentir algo tan hermoso, el amar y saberme amado. Por favor, no estés triste, si bien ahora la amargura me desgarra, con el pasar del tiempo aprenderé a vivir sin ti.

Y aunque en un futuro una nueva ilusión llegué a mi vida, tú siempre serás mi único y verdadero amor. Y te prometo que cuando mi vida llegue a su fin, lleno de dicha, me reuniré contigo para hacer realidad este amor de papel.

Dave.

Amor de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora