Cap 1- Soy Wendy Brooks

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A cada segundo que pasaba estaba más emocionada. Al fin, después de 18 años de vida voy a cumplir mi sueño de ir a la NYU a estudiar. El ruido del viejo motor resuena en todo el coche, mezclado con la música. Dan va a mi lado, escuchando todo lo que pretendo hacer en la universidad con atención.

Pero claro, soy Wendy Brooks. Como mi suerte no suele ser la mejor, voy a llegar 2 horas tarde por el atasco que hemos pillado. Ya le dije a papá que dejara a la puta de su novia y a los petardos de sus hijos que vayan por su cuenta, pero ya ni me escucha. Le supliqué que no apuntara a mis hermanastros a la misma universidad. Por lo menos Dan se viene también.

Dan me mira con ternura con sus dos preciosos ojos marrones. No sé por qué pero, a pesar de la mierda que hizo, decidí perdonarlo, aunque solo seamos amigos.

Recuerdo el día en el que descubrí lo que pasaba. Era el mejor novio del mundo y nunca me había sido infiel, pero descubrí unas fotos en su cajón cuando buscaba una cosa en su cuarto. En la foto aparecía Dan besando a otra chica en una fiesta que, por cierto, no me comentó. Me suplicó que le perdonara, que no había sido culpa suya, sino de un amigo suyo. Naturalmente no le creí, pero con el paso del tiempo llegué a la conclusión de que lo estaba pasando muy mal y estaba realmente arrepentido. Al final le perdoné, y me prometió mil millones de cosas y que nada de esto volverá a pasar. Aún somos amigos, pero vamos a intentar progresar.

Mis hermanastros, Peter y Oliver, están sentados en los asientos del maletero del monovolumen, hablando de fútbol, creo. Mi padre conduce centrado en la carretera, mientras que la zorra de extensiones rubias, toneladas de maquillaje y lentillas azules le habla de lo fenomenal que es su vida. Creo que es tan corta que no se ha dado cuenta de que no le hace caso. Bueno, por lo menos no soy la única.

Pasa media hora y apenas nos hemos movido medio kilómetro. Con todos hablando a la vez, la música, el motor y los coches de fuera pitando empiezo a marearme. El coche comienza a darme vueltas, y cierro los ojos para sujetarme la cabeza.

Noto una mano en mi espalda.

-Wendy, ¿estás bien? -me pregunta Dan. Niego con la cabeza.

Me coge la cara entre las manos y me obliga a abrir los ojos y mirarle. En sus ojos hay preocupación y, ¿pánico? Gira la cabeza hacia la ventana y divisa algo que no llego a ver. Vuelvo a cerrar los ojos y apoyo la cabeza en el hombro de Dan. No tarda en pasarme un brazo por mis hombros.

-Chad, ¿puedes parar en esta gasolinera, por favor? Wendy no se encuentra bien -le dice a mi padre.

-¿No puedes aguantar más, cielo? -me pregunta papá. Consigo murmurar un "no" y el coche comienza a desviarse hacia la carretera de la derecha.

Papá apaga la música, y se lo agradecería si no estuviese a punto de vomitar.

Al llegar a la gasolinera, salto del coche, corro hacia unos arbustos secos y comienzo a vomitar todo el desayuno.

Al acabar me siento un poco mejor. Se me ha manchado la camiseta, así que le pido a Dan que me traiga una de mi maleta.

Dan vuelve con una camiseta blanca sencilla y entro en el baño de la gasolinera para ponérmela. Me miro al espejo. Mi cara está un poco sucia y mi pelo castaño despeinado. Me lo peino con los dedos un poco. Mis ojos azules brillan menos que de costumbre. Me lavo la cara y echo la cabeza hacia atrás para que se me pase el dolor del cuello. En estos momentos echo mucho de menos a mi hermano mayor Tom. Siempre me apoya en todo y me defendía cada vez que Peter y Oliver me molestaban. Me saca 2 años y por eso se fue a la universidad primero. Tengo muchísimas ganas de verle. Después está Finn. Finn fue mi mejor amigo de la infancia, aunque me saca un año. Hemos crecido juntos, y a él si que le echo muchísimo de menos. Se fue a la universidad de Ohio, y no voy a poder verlo mucho. Pero con diferencia añoro muchísimo más a mamá. Ella, por lo que la conocí, fue la mejor madre del mundo. Pero tuvo que morir. Trabajaba en la FBI, y un día llegó la noticia de que había muerto por un tiro de bala de pistola en el pecho por culpa de un mercenario. Era pequeña y, bueno, en ese momento ella estaba en el mundo de las mamás buenas en un planeta muy lejano muy feliz.

Sin darme cuenta estoy llorando. Me seco las lágrimas y esbozo una sonrisa frente al espejo.

Salgo del baño y Dan me está esperando en la entrada de la gasolinera. Me ve sonriendo y sonríe. Nos vamos juntos al coche.

-¿Cómo te encuentras? -me preguntan Peter y Oliver a la vez. Son muy pesados y tal, pero les quiero muchísimo, y sé que ellos a mí también.

-Mejor, gracias -les digo.

Nos dirigimos hacia la salida de la gasolinera. Por suerte el atasco se ha disuelto un poco. Cogemos un poco de ritmo en la carretera.

En 1 hora llegamos a la ciudad. Las calles no están muy llenas, ya que todos están trabajando o en la escuela.

Nos paramos en un semáforo. Cada uno habla de lo que sea. Cuando se pone en verde, volvemos a circular, pero veo a un coche negro acercarse muy rápido por la izquierda que no tiene pinta de parar, que va justo hacia nuestro coche.

Como era de esperar, choca justo por mi lado, el de papá y el de Peter. El cristal se quiebra y el coche da una vuelta de campana. Salgo disparada por la ventana y aterrizo en la carretera. Me pitan los oídos. Todavía puedo ver lo que pasa.

Dan sale corriendo hacia mí y después hacia el conductor. En este último distingo unos ojos verdes potentes. La vista se me nubla y al final todo se vuelve negro.

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