Cap 6- ¿¡Hermanos!?

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A punto de lanzar el despertador contra la pared, me relajo y pienso.

Me cargaré la pared y el despertador.

Lo apago y lo dejo en la mesita con cuidado. Anoche Sakura no estaba. Se habrá ido con ese tal Ryan, creo que se llamaba.

Me estiro y cojo las cosas de la ducha. Me dirijo a ellas. Al entrar veo a un chico. ¿Un chico? Espera. ¿Las duchas son mixtas?

-¿Las duchas son mixtas? -le pregunto al chico. Se gira y me mira. Es el chico de la capucha.

¿Chico de la capucha? Pregunta su nombre.

El corte ya ha empezado a cicatrizar. Tiene los ojos apagados y está muy pálido.

Nos quedamos así un rato, pero me doy cuenta de que voy a llegar tarde a mi primera clase. Matemáticas.

Menuda mierda...

Me meto en una ducha, me desvisto y abro el grifo. El agua cae helada, cosa que provoca que ahogue un grito cuando me moja la espalda. Escucho una risa por detrás de la puerta de mi ducha. El chico de la capucha.

-No hace gracia -replico divertida.

-Eso lo dirás tú -dice partiéndose de la risa. Le acompaño.

Por fin el agua sale caliente. Me meto bajo ella y dejo escapar un largo suspiro. Me lavo la cabeza y el cuerpo. Cuando acabo, cierro el grifo y me envuelvo en mi toalla.

Al salir, el chico de la capucha está delante de mi ducha, mirándome con curiosidad. Va a decir algo, pero le interrumpo.

-Antes de que digas nada, me gustaría saber tu nombre -le digo con la sonrisa más dulce que puedo articular.

-Eso es lo que iba a decir -anuncia con una sonrisa -Soy Matt. Matt Hudson. Matthew Hudson -sonríe.

Hudson... ¿Hudson? ¿¡Hudson!?

-No me digas que... Aiden y tú...

-Sí, hermanos -contesta.

-¿¡Hermanos!? -grito, y de inmediato me tapo la boca.

Relax, que hay gente que duerme.

Calla.

-No os parecéis mucho -por lo que los conozco, de personalidad no se parecen ni un poco. De físico, menos. Matt es moreno de ojos azules, Aiden es rubio de ojos verdes.

-Oye... -cambia de expresión a una más seria y preocupada -¿Por qué pagaste tú lo qué hicimos?

-Os ibais a echar la culpa entre vosotros, y todo se volvería más caótico.

-¿Ibas a pagar con ese dinero algo importante? -me pregunta.

-Mi guitarra -respondo. Hago una mueca al recordar el accidente, pero me contengo.

-¿Cuánto era?

-1500 dólares.

Abre los ojos como platos. Saca algo del bolsillo de su pantalón.

-No es todo, pero espero que te sirva -me entrega 400 dólares.

-Muchas gracias -digo sorprendida. No esperaba esto. Ni siquiera esperaba que me dieran dinero.

-Bueno, adiós -me despido, y salgo de las duchas para entrar en mi cuarto.

Me decido por una camisa blanca y una falda amarilla. Me pongo mis Converse sin cordones, cojo mis libros, el móvil y las llaves y salgo de mi cuarto.

Recorro el campus con rapidez. Creo que voy a volver a llegar tarde.

Justo cuando veo cerrarse la puerta del aula, pongo un pie en medio y me disculpo al profesor.

Me siento en mi sitio, al lado de Aiden, el cual me espera con una sonrisa burlona.

-¿Ya has conocido a Matt? -noto la clara burla en su voz.

-No es asunto tuyo -le espeto. Me está cayendo mal, a pesar de que me salvó ayer de un vejestorio.

-No deberías enfadarte. Ya te dije que tú... -empieza a decir.

-...no soy tu tipo, lo sé. Me di cuenta de tu ley de "una por noche" desde que te vi -le lanzo una mirada de desprecio total.

Se pone tenso en el asiento. Mira a todas partes. Otra vez, no quiere que le vean conmigo.

Giro mi cabeza a la izquierda y veo una mesa vacía.

Cojo mis cosas a toda velocidad y me cambio a esa mesa sin que me vea el profesor. Aiden me mira con fastidio, ya que en poco tiempo una chica con las mismas pintas que él se sienta a su lado.

Discuten por lo bajo, hasta que Aiden le pega un grito y apoya las palmas de sus manos en la mesa con brusquedad. Se levanta y se va.

El profesor pide que los murmullos cesen y se va a buscar a Aiden.

La rubia de lentillas azules se levanta y viene hacia mí mirándome con odio.

-Mira, no vuelvas a acercarte a Aiden. Él es mi Aiden -me espeta, poniendo énfasis en el mi. De qué va esta mujer...

-Qué pena que no me importe tu opinión -le digo con indiferencia.

Se escuchan gritos quedos y risas. Ella abre los ojos como platos.

-¡Callaos! -grita, pero eso hace que se intensifiquen las risas.

Se va hecha una fiera a su sitio al lado del de Aiden. Técnicamente me importa una mierda con quien salga o deje de salir. Es un Playboy, y si no sale con nadie, tampoco me importa.

Tras unos minutos, Aiden va enfurecido hacia su sitio, pero solo coge sus cosas y se dirige a otra mesa. Mi mesa.

Venga ya...

A punto de reprochárselo, me lanza una mirada de advertencia y, por una vez, lo dejo como está.

* * * * * * * * *

Espero a que el aula se vacíe un poco. Empiezo a recoger mis cosas para salir, pero una mano me agarra de la muñeca.

-Tenemos que hablar -me dice un Aiden serio.

-Habla -le digo y me cruzo de brazos.

-Lo siento -me dice.

-¿Qué sientes? -frunzo el ceño.

-Haberte hecho enfadar. Sé que... -empieza a decir.

-No es tu culpa. Simplemente es tu forma de ser. Ahora, si me disculpas -le digo con desprecio. Se tensa de nuevo. ¿A éste qué le pasa? -¿Qué, que por no haber aceptado tus disculpas y ser como otro perro faldero para ti te enfadas? -le espeto, y trato de ir hacia la puerta, pero me bloquea el paso.

-Espera -suplica.

-No -le esquivo y salgo corriendo hacia la puerta.

Nada más salir, bufo. Los amigos de Aiden están esperándole fuera. Sonríen con malicia cuando paso a su lado.

-Con que tú eres Wendy -me dice uno de ellos. El del pelo naranja.

-¿Por? -le pregunto.

-Por nada -ser ríe. Algo me ocultan, y me molesta no saber el qué.

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