Cap 2- Tu padre...

60 9 2
                                    

Noto un fuerte dolor en el hombro. Mi mente está borrosa de todo lo que ha pasado, ¿hoy?

Sí, creo que fue hoy. Con pocas ganas me obligo a abrir los ojos.

Me encuentro en una habitación de hospital, la vía puesta y un enorme vendaje en el hombro y en la frente. Mi cabeza ordena todo lo que ha pasado y por fin me acuerdo.

¿Dónde están ahora? Espero que no les haya pasado nada. Me sorprende no ver a Dan aquí. Ni a papá. Los otros tres me la sudan un poco, pero ¿ellos?

Entonces, una enfermera entra en la habitación y me pregunta:

-¿Wendy Wilson Brooks?

Asiento, y mira unos papeles que tiene en la mano.

-Ha sufrido una conmoción cerebral leve y quemaduras de primer grado en la zona del hombro. Se tendrá que quedar en el hospital durante unos días. Pero no se preocupe, ya que aquí estará en perfectas condiciones -me dice la enfermera.

Dicho esto se va. Esto me tenía que pasar a mí. Como siempre. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás. ¿Yo qué hago ahora? Me tapo la cara con las manos.

En unos segundos noto unas manos rodear mis muñecas. Levanto la cabeza y veo a Dan con una amplia sonrisa y los ojos cargados de alivio.

-Dan -exclamo, y le abrazo como puedo. Me devuelve el abrazo.

-Menos mal que estás bien -me dice.

Pasan unos segundos y seguimos abrazados. De repente se pone tenso y se aparta.

-Antes de nada quería decirte algo. Estamos en un hospital en Nueva York, no muy lejos de la NYU. Después... -hace una larga pausa -Tu padre...

Me quedo sin aire en los pulmones. Sé lo que va a decir. Me vuelvo a tapar la cara, pero hay algo raro.

No siento el mismo dolor que sentí cuando mamá murió. Aunque algo se ha roto dentro de mí, no es lo mismo. Intento buscarle el sentido. Es mi padre y le tengo aprecio, pero...

¿Hizo algo para asegurar mi felicidad después de que muriera mamá?

No.

¿Me ha escuchado alguna vez para tomar decisiones?

No.

¿Me ha llevado a algún sitio bonito y me ha dejado vivir mi mierda de vida de adolescente?

No.

¿Me ha dado lo que me merecía? ¿Ha sido un padre ejemplar y digno de recordar?

No.

Me destapo la cara, y veo a Dan mirarme con preocupación. Me doy cuenta de que no se ha hecho ninguna herida grave, y que está vestido con ropa normal.

-Estoy bien, tranquilo. Por cierto, ¿cómo están Peter y Oliver? -le pregunto.

-Peter tiene un esguince en la muñeca y el labio partido. Oliver no tiene ninguna herida grave. Y, bueno, su madre...

-¿Con mi padre?

Asiente despacio. Como de costumbre, no me importa lo más mínimo. Esa mujer la he odiado desde que empezaron a salir. Aunque se casaron, yo la seguía considerando su novia, y no mi madre, claramente.

-¿Qué me pasará ahora? -le pregunto a Dan. El ordena cosas en su cabeza, y acto seguido me dice:

-Mis padres han dicho que pueden pagarte la residencia, y a Peter y Oliver también. No te preocupes por el dinero -me asegura.

Dan es medio rico. No me extraña, pero estoy realmente agradecida.

-Muchas gracias, Dan -le agradezco.

No sé por qué, pero algo ha cambiado. Ahora les tengo más aprecio a esos dos torbellinos, que ya puedo considerar hermanos. Formarán parte de mi vida, lo quiera o no. Esta situación es una mierda, así que todos necesitamos apoyo.

Sacándome de mis pensamientos, alguien entra por la puerta. Tom.

Corre a abrazarme. Le he echado muchísimo de menos.

-Hola, pequeña -me dice al apartarse.

-Hola, pequeño -le contesto.

-¿Pequeño? -ríe. Añoraba esa risa.

Nos quedamos charlando los tres un rato. Estoy disfrutando de este momento, aunque esté en estas condiciones.

Como el cuarto fantástico, Finn entra por la puerta. Esto sí que no me lo esperaba.

-Wendy... -suspira, sacando todo el aire que parece que estaba ahí dentro durante horas -Menos mal que estás bien...

Me abraza, como los otros dos hicieron antes.

Alguien sacó en tema del fútbol, y se pusieron a hablar. Puse los ojos en blanco y me recosté sobre la camilla.

No puedo parar de pensar en esos ojos verdes que vi antes de perder la conciencia. No ha venido ni a disculparse. Ni a preguntar por mí. Nada.

Dejo de pensar e intento dormir un poco, aunque sé que no me lo puedo sacar de la cabeza.

* * * * * * * * *

Me despierto en medio de la noche. Estoy sudando y tengo el pulso acelerado. Dan está tumbado en la camilla de al lado.

No quiero despertarlo, pero necesito beber agua.

-Dan -le susurro. Él se levanta de un brinco y me mira.

-¿Necesitas algo?

-Un poco de agua, por favor -le pido.

Dan sale disparado hacia el baño. En unos segundos ya ha traído mi vaso. Me lo bebo entero.

-Muchas gracias por quedarte -le digo.

-Siempre te ayudaré, Wendy, no lo olvides.

Eso me derrite el corazón. Le sonrío y me vuelvo a tumbarme, y esta vez sí que puedo dormir bien.

EGOCENTRICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora