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— ¡Esque! ¿Por qué nos tenemos que ir? — le pregunte a mi madre
—Hija entiéndelo, Tu padre cree que a la empresa le ira mucho mejor allá— me contesto
—Pero porque él es el dueño, si él quiere le puede ir bien aquí— insistí
—el lo hace por nosotras, solo quiere lo mejor para tu hermana y para ti— me dijo mientras me abrazaba —Además míralo por el lado positivo, viviremos en una colonia privada, en una casa más grande que esta, es un barrio muy lujoso, tu padre quiere darles las comodidades que él no tuvo...— mi madre tenía razón, mi padre se la pasaba trabajando para que no nos faltara nada
—Está bien...— me rendí
Subí a mi habitación y tome el teléfono, marque a casa de mi mejor amiga Tamara
— ¿Diga? — era la vos de ella
—Tamy... me voy— le solté por completo
— ¡Que! ¿No te ibas a quedar hasta que las vacaciones terminaran? —me pregunto por el antiguo plan de mi padre
—No Tamy... decidió que quería hacerlo de una vez así entraría a tiempo a mi nuevo colegio— le explique
—Hay te extrañare demasiado— me dijo en un tono chillón — ¿A qué hora te vas? — me pregunto
—A las siete de la mañana...— le respondí sin ganas —Comenzare a empacar ahora...—
— ¿Quieres que vaya a ayudarte? — me pregunto
—Si...— le respondí
—Ya mismo voy para allá— me dijo para después colgar
Vivíamos a solo unas casas de distancia por lo que en menos de cinco minutos ya estaba tocando el timbre, mi madre le abrió así que la espere en mi habitación
— ¡No te puedes ir!— dijo mientras corría a abrazarme —No te vas a olvidar de mi ¿Cierto? — me dijo mientras me soltaba
—He... disculpa quien eres, creo que te equivocaste de casa...— le dije jugando y ambas empezamos a reír.
Era mi única y mejor amiga, conocía muchas personas pero la mayoría estaban conmigo solo por interés, ya que mi padre tiene una de las empresas más importante de textiles... a sí que por consecuencia, mi familia es algo adinerada, cosa que para mí es lo menos importante.
— ¡Claro que no me voy a olvidar de ti! — le dije después de dejar de reír —Te escribiré, te llamare y te visitare— le dije sonriendo
—No quiero nada de nuevas ''amigas'' — me dijo celosamente mientras fruncía su entrecejo
— ¡Tu eres la número uno y lo sabes!— le dije abrazándola
—Eso sí, si ves a algún chico para mí me avisas— reíamos aun mas —Tal vez conozcas a algún famoso allá en Los Ángeles— levantaba sus cejas con rapidez con cara picara
—Tal vez conozca a Zac Efron— dije mientras soltaba un gran suspiro
— ¡Hey! ¡Sabes que el es mío! — me reclamo
Pasamos toda la noche platicando, desde cómo nos conocimos, hasta de lo que haríamos cuando fuéramos viejitas.
Me levante por el molesto ruido de mi despertador que indicaba las 6:OO am
—Tamy...— dije suavemente mientras la movía un poco —Tamy... es hora— seguí intentando despertarla tranquilamente — ¡Tamara! — grite ya desesperada
— ¡Que pasa! — se levanto alarmada
—Nada...— dije mientras reía por su reacción —Trate de levantarte tranquilamente pero fue imposible, así que tuve que gritar— le explique mientras ella solo se me quedaba viendo y después reír al igual que yo
Terminamos de arreglarnos yo me puse esto: { http://i34.tinypic.com/2wdvhxl.jpg }
Junto con Tamy subí todas las maletas a uno de los autos que nos llevarían al aeropuerto
— ¡No te olvides de mi! — me recordó Tamara mientras me abrazaba
—Ni tú de mi— le conteste mientras subía al auto, empezó a avanzar hasta que poco a poco no vi mas a Tamy
...
Pasajeros con destino a Los Ángeles, California favor de abordar ordenadamente por la puerta E-5— se escucho en todo el aeropuerto esa entonada voz, parecida a la de los supermercados
— ¿En ese avión iremos? — dijo impresionada mi pequeña hermana Ana
—A si es Annie... — le conteste
Nos formamos en una larga fila, donde una señorita vestida de azul pedía los pasajes para revisarlos, entregamos los nuestros y nos hicieron abordar, En unas horas ya estábamos en el aeropuerto de Los Ángeles
Después de recoger todo nuestro equipaje salimos del aeropuerto y había dos camionetas negras afuera, dos tipos bajaron y saludaron a mi padre, con ayuda de ellos subieron todas las maletas a una de las camionetas y en la otra subimos nosotros. Hicimos cerca de veinte minutos, hasta que llegamos a una caseta donde había dos guardias

—Nombre— pregunto uno de los guardias mientras miraba su libreta
—Jacob Williams— Contesto mi padre
—Bienvenido señor Williams— Le respondió el mismo —Su casa es la número 245...— finalizo
De nuevo la camioneta comenzó a andar, todas las casas eran enormes y totalmente lujosas, igualmente los autos que se encontraban afuera de estas. Hasta que llegamos a la que ahora sería mi nueva casa.

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