Regalo de cumpleaños

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Estamos en casa de Danna, a punto de tomar el milagroso remedio de su abuela contra la resaca; tengo un dolor de cabeza horrible, bebí demasiado, pero vale la pena, esa fue mi última fiesta; ahora que soy mayor de edad debo concentrarme en crear una empresa o comprar una.

Desde la adolescencia le dije a mi padre que quería ser empresaria, así que a temprana edad ya tenía clases particulares de administración de empresas, economía, entre otras cosas, además, aprendí del mejor... Mi padre; porque no hay mejor empresario en todo Londres, y los Black somos la mejor familia, sin duda pienso seguir con el legado.

―Que aburrida será la fiesta, todos eso magnates son unos cara larga y rabo verde ―se queja mi amiga; río por su comentario.

―Basta, hablas de mi fiesta de cumpleaños, además, las fiestas de los Black son legendarias.

―Legendarias para esos aburridos vejestorios, para mí son un asco ―hace un gesto raro fingiendo vomitar.

―Dejemos eso de lado ―ruedo los ojos ―la fiesta es lo menos importante.

―La niña Black se enojó ―espeta en tono de burla. Le muestro mi dedo medio y saco la lengua.

―¡Deja de llamarme así! ―protesto haciendo puchero.

―Eres adorable ―pellizca mis mejillas ―ahora dime, ¿Qué es más importante que esa aburrida fiesta?

―Obviamente los regalos, pero siendo más exacta el de mi padre ―sonrío al imaginar lo que pueda ser.

―Cierto, apuesto a que será épico ―sonríe divertida.

―¡Ya quiero saber lo que es! ―exclamo emocionada.

―Bueno, brindemos por el regalo para mi loquita ―levanta el vaso con el remedio.

―Por el regalo ―levanto mi vaso y los chocamos.

Tomamos el contenido de un trago; ambas hacemos gestos raros, y reímos estruendosamente.

―Nunca me acostumbraré a este sabor ―admite riendo.

―Ni yo, me pregunto que contendrá.

―La abuela no me dará la receta hasta que cumpla los veintiuno, dice que ese será su regalo.

―Eso será pronto, solo soy mayor que tú por un mes.

―Eres mayor, que molesto... ―rueda los ojos ―como sea, vamos a dormir ―me giña el ojo.

Asiento, dejamos los vasos en el lavaplatos y caminamos a las habitaciones que están en él segundo piso, entramos a una, aunque podemos dormir en la que sea, aquí parece una mansión, hay como quince habitaciones, sus padres duermen en una, Danna usa la que quiera, y las demás son para invitados.

Danna saca dos pijamas de su armario y una braga, ya que la mía ahora está en las manos del tipo con el que se besaba; me arroja un pijama y la braga, enseguida me la pongo, comienzo a quitarme la peluca, los pupilentes y el vestido.

―Me gustan tus pechos, son muy apretables ―espeta acercándose ―y ese trasero ―muerde su labio.

―Controla tus hormonas, quiero dormir, no follar.

―Como quieras, pero algún día te violare ―sonríe y me giña el ojo.

―Hoy no es ese día ―río.

―Amo verte en ropa interior ―me toma de cintura ―¿Segura que no quieres?

―Segura ―asiento.

―Entonces serás castigada ―comienza a hacerme cosquillas, río a carcajadas sin poder evitarlo.

―B-basta, Da-nna, para ―intento detenerla, pero solo caemos a la cama.

TU DUEÑA SOY YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora