La noche anterior no pude conciliar el sueño, pues los sucesos que transcurrirán el día de hoy me traían ansioso. Aunque me encontraba cansado, el desvelo no fue en vano, pues pude observar un perfecto amanecer surgir desde mi ventana, lo cual interpreté como una buena señal y presagio.
Finalmente el día había llegado, el día en que obtendría mi primer pokémon… por segunda vez.
Ciudad Azafrán, una de las entidades mejor desarrolladas industrialmente de toda la región Kanto. Entre todos sus edificios de color amarillo, los que atrapaban la atención a primera vista no eran otros que el dojo pokémon, el gimnasio de tipo psíquico y el gigantesco centro comercial que es posible observar desde cada lugar de la ciudad.
Salí de mi casa rápidamente para terminar encontrándome con mi par de amigos esperándome frente a la puerta de mi casa. Uno de ellos era Zenkel, un chico moreno de lentes, bastante tranquilo y relajado, pero inteligente en lo que a cálculos y lectura respecta. Mientras que el otro era Ike, quien siempre intenta presumir sobre sus vastos conocimientos técnico-científicos de pokémon; algunas veces puede resultar arrogante pero, generalmente es amable.
Sus apariencias eran algo raras entre los entrenadores novatos; Zenkel vestía de verde musgo y cargaba una mochila del mismo color con una pokeball tejida en su centro, a su vez, Ike vestía unos pantalones café chocolate, un chaleco azul cobalto y una gorra inspirada en la del famoso entrenador “Rojo” (sí, “Rojo” era su nombre) aunque la suya, en lugar del símbolo verde que el legendario ex-campeón portaba en la suya, tenía una “I”. Cuando le pregunté el porqué de la elección de esa letra, él me contestó lo siguiente:
“¡Ja! Se nota que eres un inculto, Arlei, este “símbolo” al que llamas tú, es nada más y nada menos que el número uno escrito en una lengua antigua, al igual que la letra inicial de mi nombre en la época contemporánea. ¿No lo entiendes? ¡estoy destinado a ser el número uno!”
Si, algunas veces se pone así. Ya por último, mi vestimenta es… dígamos que me gusta el color negro. No es importante.
Ambos los conozco desde hace bastante tiempo, prácticamente crecimos juntos y, ellos al igual que yo, obtendrían su primer pokémon el día de hoy a manos del aclamado y famoso profesor pokémon, Oak.
—¿Y esas ojeras, Arlei? — Zenkel me llamó, con ambos brazos posados en su cintura y exagerando sus expresiones faciales ridículamente.
—No dormí en toda la noche…—respondí, dejando salir un bostezo en el proceso.
—Qué irresponsable- Ike se agregó a la conversación — En esas condiciones no podrás elegir correctamente a tu inicial.
—No creo que haya mucho que pensar— le contesté mientras restregaba mis puños contra mis ojos— pues creo que sabré cual es mi pokémon ideal a primera vista.
Zenkel, sin previo aviso, río a carcajadas a nuestras espaldas. Ike y yo lo volteamos a mirar extrañados.
—Ya hablas como todo un entrenador, Arlei, y ni siquiera hemos recogido nuestro inicial aún
—Ja, ja —reí por simpatía. No le encuentro la gracia.
—Me pregunto qué peligros y aventuras nos aguardará el destino— miró hacia arriba, como si su cuestión fuera a ser respondida por las nubes.
—Aventuras, muchas, peligros… espero que ninguno —continué, observando (creo) a la misma acumulación de nubes que él— por cierto, ¿qué miras?
—Me pareció ver una sombra volando entre las nubes
—¿Una sombra?
—Si, como un globo, pero uno que parecía estar cargando algo…—un grito lo interrumpió, el cual, de paso, me asustó.
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Pokémon Dark Soul
FanfictionPerder a alguien lo cambia todo. Arlei, un chico como cualquier otro, empezará su viaje desde Ciudad Azafrán en la región de Kanto, pero no con los típicos iniciales, el irá con sus 2 amigos, Zenkel y Ike, por las regiones de Kanto, Hoenn, Sinnoh y...