Visitantes de Alola

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Amablemente, el entrenador nos ofreció pociones y las utilizamos en nuestros respectivos equipos. Él avanzó y nosotros lo seguimos, al mismo tiempo que los 3 conversábamos incrédulos sobre lo genial que es haber encontrado al ex-campeón de Kanto. Casi parecía que no habíamos estado al borde de morir por llamas hace unos momentos… sí… morir…

Los 3 estábamos demasiado nerviosos como para dirigirle la palabra; si antes nos encontramos a un Pokémon de otro estrato, ahora conocimos a un entrenador de un plano superior. La tensión era la misma; pese a que queríamos hablarle, los nervios nos lo impedían. Nos transferimos constantemente la responsabilidad de entablar una conversación, hasta que Zenkel, valientemente, se sacrificó, caminó hasta posicionarse a lado de Azúl y lo saludó con un:

“¿Eh… pasas por aquí a menudo?” Arceus, qué pésima manera de saludar. Según yo, Zenkel debería de ser el que mejor capacidad comunicativa tiene.

—Eh, claro, vivo aquí. Mi gimnasio está justo en la próxima ciudad.
—A-ah, cierto… —y Zenkel calló

¡Zenkel, solo tenías un maldito trabajo!

Llegamos a la próxima ciudad. No hubo tiempo para explorar; simplemente pasamos por el centro pokémon para una curación rápida y continuamos atravesando la ruta 1. Ahora era una nueva ruta, una nueva oportunidad para conversar con el líder de gimnasio más fuerte de todos. Esta vez, tras reclamar a Zenkel por su patética actuación, Ike se ofreció y repitió el mismo proceso que él; una vez se colocó a su lado…

“...” Se quedó congelado por el shock. Parecía como si un Pokémon tipo eléctrico lo hubiera paralizado.

¡No vengas Ike!

Pero debí de haberlo imaginado. Si tanto amas a Rojo, es natural que las emociones te dominen cuando intentas hablar con su rival. Sí, fue mi culpa por dejarte la responsabilidad a tí. No entiendo cómo eres tan buen líder en situaciones de vida o muerte y no puedes ni decirle una sola palabra a la persona que admiras.

Y así, tras atravesar la ruta más simple, llegamos a la localidad más simple de toda la región: Pueblo Paleta. Lo de simple no es una exageración; tan solo hay unos cuantos edificios que ninguno resalta particularmente y el laboratorio del profesor Oak. Este último sería la única atracción del lugar.
Entramos a él y nos encontramos con una situación extraña. El profesor, que visualizamos por primera vez, se encontraba caminando en círculos por todo el laboratorio, aparentemente preocupado, y una chica de vestido blanco y cabello rubio atado por una coleta, quizás de nuestra edad, bastante linda según mis gustos, estaba sentada en una silla, con la misma expresión que el científico.

—Abuelo, vi a uno pero se escapó —dijo Azúl al entrar
—Oh Azúl… —contestó el profesor, pero reformuló su mensaje al entablar contacto visual con nosotros —¿Quiénes son los chicos que traes contigo?
—Ellos estaban siendo atacados por el ultraente que te conté; no lo repelieron nada mal para ser entrenadores novatos. En realidad, ayudaron bastante a proteger el bosque.
—Ya veo —caminó hasta nosotros, con sus manos ocultas detrás de su espalda —me alegra que todos ustedes se encuentren bien. Debió de ser una situación bastante difícil, ¿Cuáles son sus nombres?

Respondimos sin ningún problema, y al hacerlo, la cara del profesor se iluminó en respuesta

—Ah, ustedes son los ganadores de aquél concurso que organizó la radio, ¿no? ¡Qué coincidencia! Parece que los pokémon que regalamos cayeron en buenas manos.
—Bueno —continuó Zenkel — nosotros ya nos dirigíamos hacia su laboratorio, simplemente para conocerlo y agradecerle por los pokémon.
—Y fue ahí cuando fueron atacados por el ultraente...

Eso fue lo que mencionó Azúl antes. La chica detrás del profesor parecía exaltarse un poco cada vez que se mencionaba esa palabra, ¿también sabrá de ellos?

Pokémon Dark SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora