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-Elle- escuchaba una voz a lo lejos - Elena, soy yo, papá -

-mhhm- balbuceo sin darme cuenta.

- son las dos de la tarde Elena, despierta pequeña - abrí los ojos.

-¿papá? -

-soy yo, vamos, despierta - me animó.

- que haces aquí - frunci el ceño mientras me ponía de pie, me di cuenta que él había recogido la comida de anoche, y la casa estaba más ordenada.

-es domingo, recuerda, domingos de día libre - depositó un beso en mi sien - que quieres hacer hoy - preguntó mientras entraba en la cocina, su lugar preferido.

-no tengo idea - me frote los ojos y me estiré.

-que tal si vamos a la feria, creo que está abierto hoy, puedes invitar a Jeremy si quieres - asentí.

-vale, pero necesito una ducha, bajo en unos minutos -

- tomate tu tiempo hija - asomó su cabeza desde el comedor y me dio una sonrisa.

Fui a mi habitación y me di una ducha. Elegí un Jersey, unos pitillos grises, unas botas para la nieve y mi gorro de lana a juego con el pitillo. Bajé las escaleras y vi un plato reluciente con comida en la mesa.

-es para ti - dijo mi padre desde el salón.

-gracias - sonrei a medias.

Comí y luego llamé a Jeremy para ver si deseaba acompañarnos, pero se excusó con que tenía algunos trabajos pendientes de la universidad.

- que dijo - preguntó mi padre apollado en una de las columnas de el comedor.

- ya sabes, no hizo las tareas, y va a empezar hoy - me encogí de hombros.

-bueno, entonces, seremos tu y yo señorita - pasó su brazo por mis hombros hasta que llegamos al auto.

En el trayecto hacia el parque donde habían hecho la actividad, papá iba contando chistes y riéndose a mas no poder. Hace tiempo que no lo veía tan feliz. Hace 5 años, desde que murió mamá, no lo veía sonreír. Y si el estaba feliz, yo también.

Aparcó el auto cerca de el parque y bajamos. A lo que pagaba las entradas, di una mirada a todas las montañas rusas, payasos, niños corriendo por aquí y por allá.

-Ardillita - papá llamó mi atención.

-papá -me volví a quejar - odio que me digan así - me reí.

-vamos a entrar, ven - pasó su brazo por mis hombros y me volví a sentir cono una niña pequeña - quieres algodón de azucar - preguntó.

- SI! - di un salto como cuando tenia 3 años, Dios mío Elena, comportate. Reí para mi interior. Papá compró un algodón de azucar azul, y al dármelo, tomó un pedazo.

- y ahora qué ¿vamos por diversión? - oh no. Sabía a lo que se refería. Mi padre era un aficionado a la adrenalina, y estando en un lugar rodeado en montañas rusas, lo menos que se puede esperar, es que te obligue a montarte con él.

Luego de hacer una fila de unos 5 minutos, al fin llegó nuestro turno. Abroche bien el cinturon de seguridad, y mis dientes empezaron a chocar entre sí. Parte por el nerviosismo, pero parte por que hacía un frío que te calaba hasta los huesos. Aunque había dejado de nevar, y la nieve en el suelo y por las calles era escasa, el aire que había, se sentía frío.

Sentí como el carrito en que andabamos se meneó, la atracción había comenzado, al igual que comenzarían mis gritos.

- Te odio! - golpeé su hombro.

-hija, gritaste como si te fueras a morir - se rió.

- Steve Tyler! - escuché como una voz gritaba el nombre de mi padre. Este se giró a ver y una señora movió su mano en el aire, captando su atención.

-Claire - se abrazaron.

-Dios mío que guapo estás - exclamó tapandose la boca.

- tu tampoco te quedas atrás - respondió mi padre.

- como has estado - preguntó la señora. Se veía de algunos cuarenta y algo, al igual que mi padre. Tenía una melena castaña, hasta los hombros, y le llegaba al hombro, además, tenía algo en su rostro que inspiraba confianza.

-hemos estado bien estos años, ¿y tu?-

-todo bien - sonrió, y por un momento dirigió su mirada hacia mi - ¿ella es Elena? - miró a mi padre mientras se acercaba a mi.

-si - contestó.

-Dios mío, eres más hermosa de lo que creía - abrió sus ojos y posó su mano en mi hombro.

-gracias -sonrei con timidez.

- Steve, tengo tantas cosas que contarte que... -

-Claire, deseas llamarme o, no sé, verás, estoy con Elena y... -

-oh no! No te preocupes papá, daré una vuelta por aquí, ya sabes, reflexionar - le guiñe un ojo y el sonrió de lado.

- bueno, ve con cuidado, más llamas - apuntó con su dedo amenazante.

- vale - me reí.

Giré en mi propio eje dispuesta a darle privacidad a ellos. No estaba segura de donde mi padre la conocía, tampoco sabía si se gustaban o algo por el estilo. Pero bueno, mi padre no está con alguien desde hace 5 años, y si el es feliz, como dije, yo también.

Mire una banca a lo lejos, en ella había una familia, con una niña pequeña, y de pronto...

*flashback

-Papá, mamá, miren! - grité tratando de captar su atención.

-quieres uno, Elle - preguntó mamá con su voz dulce, mientras papá acariciaba mi cabello.

-si! De colores! Quiero un helado de colores, porfavor - hice pucheros y mamá se bajo hasta estar a mi altura.

-claro Elle, papá te comprará tu helado, pero ten calma princesa - depositó un beso en mi nariz enrojecida por el frío.

Papá me brindó el helado en un vaso de plástico, y empecé a saborearlo.

-gracias papi - le di un beso en su mejilla - los amo - solté una risita traviesa.

*fin flashback

Sin darme cuenta una lágrima resbaló por mi mejilla, absorbí mi nariz y di un paso delante, para sentir un cuerpo chocar contra el mío, y tumbarme al suelo.

-Auch - toqué con cuidado mi cadera, la cual me ardía como el infierno. Se me había subido un poco el jersey, y me había hecho una raspada. El chico me ayudó a ponerme de pie.

-¿estas bien? Lo siento, siempre me pasa, lo siento de v... - se detuvo- ¿Elena? se quedó observándome. Hice lo mismo.

Tenía cabello castaño, muy oscuro, no podía descifrar si era casi negro. Nariz perfilada e enrojecida, al igual que sus mejillas. Tenía la mandibula tensa, y se le marcaba.Era pálido, y sus ojos color oscuro, te hacían sentir intimidada ante su mirar.

-q-que -tartamuedeo nerviosa.













Ángel, Estoy AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora