Will y Noah Styles-Tomlinson, 7 meses de edad.
Para éste tiempo los mellizos ya podían quedarse sentados un rato por sí mismos, gatear -para atrás, ya que no coordinan sus movimientos- y balbucear como si estuvieran entablando una conversación. Louis se sentía muy orgulloso de sus dos bolitas de carne.
Hoy era sábado, pero no un sábado común y corriente. No. Todo lo contrario. Hoy los bebés comerían por primera vez comida sólida. Dejarían a un lado los biberones por un rato para ser bebés mayores. Harry no estaba muy seguro de esto, pensaba que aún eran muy pequeños para esto. Louis dijo que no, de hecho, estaban un poco más atrasados que los demás niños de su sala. Ellos llevaban dos semanas comiendo papillas, y las maestras habían obedecido la petición de Harry de no alimentar a sus hijos con eso.
—Harry, nada malo va a pasar. Es simple zanahoria y calabaza hecha puré, si lo hacemos bien nada pasará. Llevo varios años trabajando en esto, confía en mí, vamos.
Louis trató de tranquilizarlo, nunca pensó que esto fuera así de difícil.
Los dos regordetes bebés estaban sentados en sus periqueras, viendo con ojos brillantes sus platos llenos de comida. Will gritó y aplaudió cuando Louis se sentó frente a él para comenzar a alimentarlo. Harry seguía parado en la entrada de la cocina sin saber qué hacer. Tenía miedo de hacerlo mal, de agarrar mucha papilla en la cuchara y hacer que Noah se ahogara.
—No quiero, Lou —agarró su labio inferior entre sus dedos. Era un nuevo tic de nerviosismo que había desarrollado.
Noah chilló al ver que su hermano ya se encontraba comiendo alegremente. Cada vez que Louis llevaba la cuchara al plato, éste abría la boca, pensando que sería su turno. Después de varias veces, fastidiado hizo un puchero, él también quería comer.
—No pasará nada. Ve como tienes al pobre Noah —señaló con la cabeza a su hijo.
—Pero y si a-agarro mucho y-y-y luego Noah se atraganta y-y-y-
—Siéntate —Harry obedeció—, y mira la cantidad que yo agarro, trata de medir las cucharadas, fíjate que sean como las mías.
Harry tomó el pequeño recipiente de comida y volteó hacia Louis, quien le mostraba la cantidad que debía agarrar. Con la cuchara de plástico especial para bebés ya llena de comida, la guió a la boca de Noah.
El bebé cerró los ojos por el sabor, no era nada de lo que esperaba, aún así lo trago, estaba muerto de hambre. Metió su dedo índice a su boca y comenzó a morderlo, sus encías picaban, sus dientes pronto comenzarían a brotar.
—Procura que no se chupe los dedos —ordenó Louis.
Harry asintió y con cuidado, apartó la mano de Noah. Abrió nuevamente la boca, esperando por más comida.
— ¡Lo estoy haciendo, Lou! —medio gritó Harry. Se sentía muy orgulloso de ya llevar dos cucharadas y ningún atraganto.
—Lo he visto, cariño. Ten —le puso a un lado de él un biberón lleno de agua—, dáselo cuando creas.
Louis se sentó nuevamente, dándole agua a Will a través de su mamila azul. La boca del pequeño mellizo estaba manchada de su puré, se veía bastante gracioso así. El bebió casi dos onzas de agua, Louis pensó que con eso era suficiente. Todo iba bien hasta ahora. Todo parecía ir perfecto.
Will comenzó a tener sueño. Restregó sus manitas por todo su rostro, manchándolo, tiró de su cabello frustrado, también llenándolo de comida. El castaño mayor golpeó su frente con la palma de su mano, aún tenía que terminar de alimentarlo y la comida de su cabello se pegaría ahí, seguramente haciendo la hora del baño más tardía de lo común.
Por otro lado, Harry y Noah iban bastante bien, estaba por acabarse todo él plato y hacia intervalos para beber agua. Al parecer Harry lo estaba haciendo mejor que Louis.
— ¡Will, mira lo que has hecho! —dijo Louis, limpiando las manos y cara del bebé.
Will gritó enojado, ya no quería comer más. Ahora sólo necesitaba un buen baño, que su papá le cante algo para dormir y acostarse en su cuna. La hora de su siesta se acercaba, y Will era muy estricto en ese sentido. Para él la siesta era sagrada.
—Terminé —informó Harry.
Sonrió abiertamente, sacando a relucir sus hoyuelos. Era la primera vez que alimentaba a un bebé y había estado bien, mejor de lo que pensó. Limpió las mejillas de Noah con una toallita húmeda y lo sacó de su silla.
—Prepara el baño, iré en un momento.
El castaño le dio unas cucharadas más al bebé, hasta que éste comenzó a escupirlas en modo de molestia. Unió sus pequeñas cejas casi inexistentes y apartó con las manos la próxima cucharada que su padre quiso darle. Louis entendió que era suficiente por hoy. Sólo quedo para un par de bocados más, eso era bueno, Will había comido casi todo.
— ¡Muy bien, Will! ¡Has comido casi todo! ¡Papi está muy orgulloso de ti! —murmuró alegremente sobre la cabeza del bebé.
Dejó en beso en su cabello algo manchado de papilla y él se acomodó en el cuello de su papá. Suspiró y balbuceó algo hacía Louis.
—Sí, bebé. Ahora te bañaré y luego dormirás con Noah una deliciosa siesta —Louis habló en modo de respuesta hacia el balbuceo de Will, como si hubiese entendido lo que dijo.
Bañó con Harry a los bebés rápidamente ya que se estaban quedando dormidos en medio de la bañera.
Pusieron pañales limpios y crema anti-irritaciones por protección. Los vistieron con pequeñas pijamas y los arroparon. Noah no aguantó llegar a su cuna, se había quedado dormido mientras Louis lo vestía.
Harry se quedó en la habitación, cantándole algo a Will para que tenga un mejor sueño. Louis bajó a la cocina. Lavaría el desastre de las sillas y los platos sucios de los bebés.
Para ser la primera vez salió excelente.