Will y Noah Styles-Tomlinson, 2 años de edad.
Nota: antes de empezar quería decir algo sobre la edad de los bebés en éste capítulo. Yo sé que los bebés comienzan a hacer esas cosas un poco más pequeños, como al año-año y medio, pero quise utilizar ésta edad porque se me hacía tierno. Aunque igual depende mucho del niño y la estimulación que le den los papás. Es todo, pueden leer :)
Las cosas entre la pareja de ésta historia iban bien. De hecho, muy bien. Claro, tenían pequeñas discusiones como en toda relación, aveces por falta de dinero, falta de tiempo como pareja por los bebés, o la más común: celos.
Harry odiaba de sobremanera como la gente, tanto hombres como mujeres se le quedaban mirando más de un segundo a su novio de ojos azules, centellantes. Y es que Louis había recuperado su figura y, de muy buena manera. Sus caderas y cintura se habían acentuado más, sus piernas se hicieron unos toques más regordetas y definidas, por último, una pequeña pancita adornaba su estomago. Cosa que le daba un ápice más sexy. Harry amaba en demasía el cuerpo del castaño, tanto, que podría pasarse horas, días o quizá semanas admirando el delicioso cuerpo curvilíneo de Louis.
Pero es obvio que ningún noviazgo con hijos es fácil, ni mucho menos perfecto.
Un domingo común, Louis despertó con la cama vacía, sintió raro. Él todas las mañanas se levantaba antes que todos, despertando después a Harry. Hablaban, pasaban tiempo juntos, se besaban, esperando a que sus dos retoños abran los ojitos dando comienzo a un nuevo día.
Una vez ya bien despierto, restregó las manos en su rostro, agudizó su oído y logró escuchar unas voces provenientes de la planta baja de su hogar. Levantándose de la cama, caminó en dirección al armario para sacar un pequeño pants de lana. No bajaría con pequeños bóxers negros y la camisa de la fraternidad a la que pertenecía Harry en su universidad, la cual llegaba no más allá de medio trasero ¡Y sí! ¡Hasta los chefs entraban a las fraternidades! No, eso sería de mala educación. Aseó su cara y dientes, ya listo, bajó.
—Buenos días, Louis —saludó Zayn, quien estaba sentado a un lado de la pequeña Zaraá.
—Buenos días. ¿Dónde está Harry? —preguntó con tono aún adormilado— ¡Pero mira a quien tenemos aquí! ¡La pequeña Zazi! —exclamó con emoción el castaño.
—Fue arriba por los gemelos.
—¡No! —gritó la niña enojada con los brazos cruzados— ¡Zazi no peteña!
Louis sintió la envidia en el pecho. No era una envidia mala, al contrario, sentía gusto de que la hija de sus mejores amigos pudiera hablar. Pero era inevitable no sentirla cuando sus hijos eran unos cuantos meses mayores que ella y no hacían más que balbucear. Sus pequeños habían cumplido los dos años tres meses hace unos días atrás. Harry le decía que esperara, que todo venía a su tiempo, y que, seguro cuando los bebés comenzarán a hablar no pararían de parlotear hasta caer tendidos en sus camas.
—Hola, bebé —habló el hombre de cabello rizado a sus espaldas, con un mellizo en cada brazo.
Louis sonrió en respuesta y se acercó a Harry para poder tomar a un bebé. Con Noah en los brazos, el castaño se sentó en unos de los sillones con su bebé. El mellizo más pequeño se acomodó en el pecho de su padre, cerrando sus ojitos, tratando de conciliar el sueño. Harry dejó a Will en la alfombra para que jugará con la hija de Zayn.
Zaraá (o Zazi para los amigos) era una niña muy activa, no sabía caminar al igual de los gemelos, pero gateaba como una bala, y al momento de juntarla con Will eran una bomba, eran casi inseparables. Noah era el que no les seguía mucho el juego, habían veces en las que Louis notaba que su bebé se intimidaba por lo tan extrovertida que era Zaraá.
—¿Cómo es que tienes a Zazi aquí, contigo? Casi siempre está con Liam —comentó Harry, distraídamente.
—Hmm, me pidió que cuidara de ella unas horas, dijo que, uh, saldría con alguien.
—Oh...
Era en estos momentos cuando el castaño y el rizado, incluido Niall, odiaban a Liam. Era un verdadero idiota sin cerebro. ¡Él estaba enamorado de Zayn y Zayn de él! Todos sabían eso.
—¿Han desayunado ya? —Louis preguntó, tratando de cortar la densa incomodidad.
Todos negaron y se dirigieron a la cocina. Los bebés gatearon con rapidez al lugar. Louis caminó con mucha lentitud, no quería despertar a Noah, quien tenía su pequeño dedo pulgar entre sus finos labios.
Sorprendido, el de ojos azules se sentó -aún con Noah en brazos-. Harry tenía los hot cakes, tostadas, jugos y fruta picada listos. Louis miró a su novio con expresión sorprendida y éste se sonrojó.
—Yo-yo sabía que Zayn vendría, por eso prepare más comida —dijo, frotando sus propias mejillas, queriendo quitar el color de ellas.
Louis negó con una sonrisa divertida. Definitivamente el Harry tierno y tímido eran su favorito. Suspiró, acomodando su mejilla sobre el cabello rizado y castaño de Noah. Sintiendo su dulce, inocente y agradable olor de bebé.
Zayn y Harry hablaban de distintas cosas, como sus trabajos o experiencias pasadas. Louis no participaba tanto en la charla, se mantenía ocupado viendo a su bebé mellizo y Zaraá jugar alrededor de la cocina, negando con la cabeza cada vez que ellos estaban a punto de hacer una travesura.
Para ser unos pequeños bebés de dos años, eran muy inteligentes, cada vez que iban a hacer una cosa que sabían que estaba mal, volteaban a ver a sus padres y claramente estos negaban.
El pequeño Noah despertó minutos después, de muy bien humor. Revolviéndose en los brazos de su padre, se bajó y entre gateos llegó a su hermano y su compañera. Louis por fin pudo comer, aún sin despegar la vista de ellos.
Will se encontraba a un lado de la silla de Harry, escondiéndose de Zaraá, mientras ella estaba parada cerca del frigorífico apoyada con las manos en éste. La pequeña estornudó y Noah río.
—¡No! —se molestó la niña, frotando su mano con su nariz.
—¡No! —gritó Will— ¡No, no, no, no, Zazi! —repitió divertido. Riendo.
Ni Harry ni Zayn y mucho menos Louis daban crédito a lo que acababan de escuchar ¡Will había dicho su primera palabra! No ¡Sus dos primeras palabras!
Louis, aún en shock, se arrodilló y abrazó a su bebé, diciéndole cuanto lo amaba y lo feliz que le hacía el haber escuchado sus palabras.
Noah no se quedó atrás. Con mucho trabajo, apoyó sus manitas en el frío suelo, alzando su cuerpo, dando como resultado quedar parado, no le gustaba que Louis le ignorara. Él adoraba la atención del castaño. Levantó su pie cuidadosamente, empujando hacia adelante, luego siguió el otro. Había dado un paso y su padre ni el cuenta. Aún más frustrado, continuó moviendo sus pies, con dificultad hasta donde su padre estaban.
—¡Nooooah! —gritó Zaraá, aplaudiendo.
Harry volteó en dirección a donde el nombrado estaba. Abrió sus ojos grandemente y abrió la boca, sorprendido.
—Lo-Louis volt-tea es No-oah —tartamudeó.
El ojiazul hizo lo que su novio pidió, y sintió sus mejillas húmedas ¡Su pequeño Noah estaba caminando!
El rizado más pequeño llegó hasta donde su padre castaño estaba y lo miró con sus pequeñas cejas juntas. ¡Louis estaba que no se lo creía! El bebé cayó sentado a un lado de su padre. Nadie hablaba, todos estaban quietos. Harry temblaba de emoción, Zayn sonreía de alegría, y Louis soltaba lágrimas de diferentes sentimientos encontrados. Varios segundos pasaron y nadie dijo nada, incluso Will y Zaraá.
Noah observó a Louis ¿Por qué lloraba? ¿Habría hecho algo mál?
—¿Papi? —preguntó Noah, con voz tímida.
Louis no esperó más y jaló a su pequeño, así abrazando a los dos mellizos a la par. Nuevamente, diciendo cuanto los quería y que tan orgulloso se sentía de ellos. Harry pegó sus labios al cabello del castaño sin saber que más hacer. Zayn se excusó diciendo que se hacía tarde e iría de visita con su madre, con eso salió de la casa. Dejando a la familia Styles-Tomlinson en ese especial momento.
Dos semanas después, Will dio sus primeros pasos jugando con Harry a la pelota.