Will y Noah Styles-Tomlinson, 5 años de edad.
Louis, acostado en la camilla del consultorio del doc, esperaba que él empezara con su trabajo. El doctor alistaba unas cosas más, el gel ya estaba untado en el hinchado vientre del castaño. Harry, por otro lado, se mordía la uñas de nervios, hoy sabrían el sexo de su tercer bebé y tenía una apuesta en juego con Niall, así que sus nervios se multiplicaban.
—Comencemos —dijo el doctor, poniéndose los guantes para trabajar.
Tomo el aparato y comenzó con la eco-grafía. Él doc le indicaba casa parte de su bebé, los brazos, las piernitas, su cara, señaló que todo en su rostro estaba bien. Escucharon el latido del corazón del feto, al parecer todo iba muy bien. Louis no había tenido ninguna dificultad con su embarazo y el doctor aseguraba que si seguía las indicaciones que él diera todo saldría perfecto.
—Veamos, sé que están emocionado pero esperemos a que se voltee. Al parecer le da pena —el señor de bigotes bromeó, y Louis río, al parecer sólo él había entendido.
Esperaron unos segundos y Louis sintió movimiento dentro de él, no era la primera vez que lo sentía.
El de ojos azules aún recuerda la primera vez que su bebé se movió. Él y Harry no habían hablando mucho desde que se habían enterado de que estaba esperando otra vez. Louis había caminado demasiado rápido hasta la cocina para informarle a su esposo, el cual no se veía muy ilusionado como él. Pero la cosa cambió, Harry se acercó al estomago de Louis y lo acarició, teniendo contacto por primera vez con su bebé. En cuatro meses nunca se había acercado a acariciar el vientre de Louis como lo hizo cuando tenía a los mellizos dentro. Eso hacía que el castaño se sintiera muy triste, sentía el fuerte rechazo de Harry a su bebé. Después de sentir las leves patadas en las palmas de sus manos, el de rizos terminó llorando en los brazos del más bajo pidiéndole perdón por haberle ignorado los últimos meses.
—¡Oh, aquí está, aquí está! —se alegró el doctor— Espero que estén listos.
—Si, díganos.
—Hmm, esperen... Esperen, es... Es ¡Una nena! Una nena muy grande y sana —confirmó.
Louis chilló de alegría ¡tendría una nena! No podía estas más feliz, el siempre había querido una hijita. Harry saltó de su asiento, gritando. Estaba muy, muy feliz. ¡Su esposo estaba embarazado de su hija! ¡Su hija! Y además ¡Había ganado la apuesta con Niall!
No podían esperar llegar a casa e informarle a sus gemelos que tendrían una hermanita nueva. Seguro Noah se pondría muy contento de que al fin iba a tener alguien en casa con quien hablar de princesas y esmaltes brillantes para las uñas. Sabía que Will chillaría cuando se entere que ahora cuidaría a otra personita, porque el sentido sobre protector del niño estaba activado al 100 desde que nació.
Los casados llegaron a casa con pizzas para celebrar con sus hijos. Despidieron a la niñera que cuido a los niños mientras ellos estaban afuera, era una vecina de 17 años que amaba a los mellizos y siempre los ayudaba cuando necesitaban tener un rato solos o salían a cenar con los chicos.
—¡Niños, bajen a cenar! —gritó Harry en la planta baja.
Pronto escuchó los pies de sus hijos golpeando el piso alfombrado y sus risas risueñas e infantiles, concursando por ver quien era el más veloz de los dos.
—¡Te gané! —dijo Noah con voz agitada, entrando a la cocina, donde sus papás estaban sentados y sus platos con pizzas servidos —Hola papá, hola papi —saludó, acercándose para besar las mejillas de cada uno.
—¡Hiciste trampa! —entró Will segundos después— Hola papi Lou. Harry —dijo sentándose en la silla a un lado de su hermano.
Harry chocó la palma de su mano con su frente. Desde hace unas tres semanas Will optó por llamarle por su nombre y dejar de decirle "papá", entonces, Harry le decía "William" no era su nombre, y al niño no le gustaba porque cada vez que recibía un regaño Louis le llamaba así.
—William, bebé, soy tu papá.
—Harry, adulto, eso ya lo sé —dijo con obviedad, mordiendo su pizza.
—Te lo dice para que le digas así, William —intervino Louis—. Su nombre es Harry pero para ti es papá.
Noah asintió en acuerdo con sus papis.
—Papi Louis, ¿Como te fue con el doctor?
—Muy bien, ya sabemos que va a ser el bebé.
—¿De verdad? ¿Y va a tener un nombre bonito como yo? —preguntó entusiasmado, el castaño más grande asintió— ¿Zac, Tom? Hmm ¿Daniel?
—Oh, no. Noah, será una nena —informó sonriente y muy feliz Louis.
El mellizo mayor dejó la pizza a medio comer en su plato y subió corriendo a su habitación, los tres de abajo de encogieron cuando escucharon el sonido de la puerta.
Louis se paró de su silla y se dirigió a donde su hijo de faldas estaba, dejando a Harry y Will juntos.
—Así que... ¿Cómo va la escuela?
—Ni lo intentes, Harry —advirtió, tomando su jugo.
Abrió la puerta y miró a su pequeño llorando en su cama dándole la espalda.
—Noah... ¿Qué está mal, bebé? —se sentó en la cama y acarició la espalda vibrante del
—Es que vas a tener a una niña y-y-y no me vas a que-erer, ya no me va-as a comprar mis faldas y toooodo de lo darás a ella ¡y yo quiero más coronas! —gritó en medio de su sollozo.
—Oh, mi bebé, no. Ven aquí, quiero abrazarte —le llamó y el niño volteó—. Noah, yo siempre te voy a comprar tus falditas y coronas hasta cuando quieras dejar de usarlas. Además será divertido tener una niña aquí, podrás jugar con ella cuando sea más grande, verán películas juntos y peinarás su cabello.
—¿De ve-erdad? ¿Me vas a comprar más faldas y coronas? —preguntó con una sonrisa, secando sus lágrimas— Yo quiero jugar con alguien y ver la princesa y el sapo, a Will y Zazi no les gusta.
—Ella la verá contigo todas las veces que quieras.
—¿Me lo prometes? —Louis asintió— ¿Por el dedito? —alzó su pequeño dedo meñique.
—Por el dedito —reafirmo, entrelazando su dedo con el mini Harry.