CAPITULO 4

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El peor día de la semana había llegado y no tenía muchas expectativas para un lunes. Tras despedirme de Drew en la entrada de la Uni, sufrí seis interminables horas de clases. A pesar de que me encantaba el baile, llevaba muy mal lo de madrugar así que estuve las primeras horas algo atontada hasta que me encontré en el pasillo con Nico, mi ex, con el cual me llevaba muy bien a pesar de todo. Estuvimos charlando e incluso se ofreció a llevarme a casa y yo acepté, ya que Drew estaba ocupado en el gimnasio. Debo mencionar que no le hablé de que tenía novio y mucho menos que estaba planeando casarme, no sé porque pero supongo que no surgió el tema. Al llegar a casa, revisé mi móvil y tenía como unos 10 mensajes de Valentina y Dalila, empeñadas en que fuéramos a ver vestidos para la boda.

-¡Menos mal que me sacáis de casa! -gritó Valentina cuando salían del coche que habían aparcado cerca de la tienda de vestidos. -Estaba cansada de estudiar y Wesley solo lo veo cuando me voy a dormir a la cama y siempre me lo encuentro dormido. Súper gracioso, le voy a dar un beso y se da la vuelta. ¡¿Que querrá de decir eso?! Pues que no me quiere. -dijo Valentina casi sin respirar.

-Valentina, hace horas que os volvisteis a arreglar-dijo Alina rodando los ojos-Si no te quisiera se hubiera largado ya, y lo sabes.

-Yo soy él y me hubiese largado hace tiempo... -dijo Dalila riéndose-. No soportaría vivir contigo como pareja... Suficiente que te tengo como hermana.

-Lo mismo digo de ti, hermanita. Y más embarazada. –Valentina entró en la tienda. -¡Me largaría y volvería a por el bebé! –Empezó a ver vestidos en los percheros. –El caso es ese, que estoy estresada y me quiero morir, porque apenas hago nada, solo estudiar. –suspira y saca un vestido rojo de gasa.

-Pues ya está, hoy puedes relajarte en lo que más te gusta: la moda-dijo Alina sonriendo cogiendo un vestido turquesa.

-No se lo digas dos veces, que creo que va a arruinarse. Bueno, arruinar a Wesley -dijo Dalila mirando un vestido verde agua-. No sé cual cogería, porque ya no puedo probármelo.

-¡Y cuanto lo necesitaba! –dijo. –No sé qué haría sin vosotras, gracias por sacarme de casa, cosa que Wesley no hace.

-Dali, estarás bien con cualquier vestido. Todos te sientan geniales, al contrario que a mí-dijo Alina mientras entrecerraba los ojos y luego se dirigió a Valentina-Y tú, ¿por qué no se lo dices?

-¿Yo? ¡Pero si sabe de sobra que con esas curvas todo le sienta genial! Solo que quiere que le halaguemos… -dijo riéndose Valentina. –Supongo que tendremos que ir iguales ¿no?

-Dejadlo. Estoy embarazada, es obvio que no voy a estar delgada. Además, vosotras siempre habéis tenido mejor cuerpo que yo -dijo Dallia rodando los ojos-. ¿Turquesa? No lo sé... ¿Qué decís?

-¿Estás tonta o son las hormonas?-preguntó Alina casi riéndose-Tu cuerpo es precioso y punto. ¿O acaso tengo que llamar a Keaton para que también lo diga?

-Desde luego que son las hormonas y ella. -Valentina se dispuso de nuevo a buscar un vestido. -Creo que rojo y de gasa sería el mejor vestido que podremos llevar.

-Bueno, da igual, pronto se me hinchará la tripa -dijo Dalila y miró a Valentina-. ¿Rojo? ¿Gasa? ¿No sería muy pervertido ir de rojo a una boda?

-Eso y encima en una iglesia. Eso tenéis que decidirlo vosotras, ya luego daré yo mi aprobación-bromeó Alina-De todas formas estaréis preciosas.

 -¿Rosa palo, verde botella…? –Valentina no apartaba la vista de los vestidos que tenía enfrente.

-Dios mío, no lo sé -dijo Dalila echando el cuello hacia atrás-. Los vestidos de dama de honor suelen ser largos, rosa rozando el color hueso... Son feos.

Fearless 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora