La pequeña Isabelle

VII

Aquella noticia me dejo helado.., me encontraba de frente a Isabelle, sus grandes ojos azules se posaron en mi, sentí que podía ver mi alma, me recorrió la cara examinadome.

-Señor, esta bien? - arrugo la cara y en su frente se formó una pequeña v.

-Si pequeña todo en orden. - como iba a decirle aquello? - Hazel? La comida cuando estará lista? - dije gritando. Se que no debo pagar mi mal humor con mis empleados. Pero rayos! Necesito un trago.

-A ver Vladimir, la comida ya casi estará lista. -dijo Hazel con una mirada que podría volverme de piedra.

-De acuerdo, ya vuelo voy por un trago.

Isabelle POV'

El señor empresario se veía raro, de repente fue como si hubiese visto un fantasma, se puso blaaanco como un papel, no creo que haiga sido por mi, no soy tan fea como para matarlo de un susto.

-Que tenia el Señor vladimir? - le pregunte a la ancianita cariñosa

-No lo se angelito. El no actúa así, también me extrañe, debe de ser algo muy importante. - me dijo con un tono dulce y regalandome una sonrisa que me saco una de mi cara.

Hazel coloco un plato de comida frente a mi h coloco otro a mi lado. ¡Comida! Amo la comida. Es tan sabrosa y tan tan.. Comida. La amo, sin pensarlo empeze a comer.

- Cariño quieres algo mas?

Negué con la cabeza y se retiro. Termine mi plato en segundos, esperaba a que llegue Vladirmir a comer porque la comida podía enfriarse o podían parase moscas sobre ella. Debería de comermela.

-No Isabelle estas loca, no te comas su comida.... Aunque podía dañarse si no vuelve rápido..... ¡Es de el!

Para terminar con la fuera conmigo misma decidí ir a avisarle. Me asome por el balcón y lo vi parado hay, con un vaso de alcohol en la baranda y un cigarro en su mano.

-Isabelle.

Me pare intacta como sabia que estaba detrás de el se me congelo la piel y mi sangre se volvió hielo. Giro la cabeza por sobre el hombro

-Ven.

Me acerque, toco mi cabeza y me acaricio con cariño.

-Señor esta bien?

El seguía mirando el cielo

-No pequeña.. - me miro y tenia una expresión rara, como triste. - Eres mi ángel Isabelle.

-Señor, esta loco. - me miró y sonrió igual que lo hizo en la cafetería.

-Si Isabelle, lo se. Estoy loco.