Una noticia

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01 De septiembre.

Había pasado dos semanas vigilando a la guardia, anotaba mental mente cuando hacían cambios de turno las horas y minutos que tardaban en llegar, tenía casi el plan perfecto, robaría las llaves y esperaría a que llegara lo noche, que era cuando los guardias estaban menos alertas para colarme en los calabozos y poder liberar a los reos, solo tenía que espera que Sasuke no estuviera para poder escabullirme entre las sombras.

Me encontraba observando el exterior por una gran ventana que estaba en medio de un pasillo que daba a la sala real, hacía frío y mi piel estaba erizada, cuando salí del cuarto no me había preocupado por ponerme algo más abrigador que una simple camisa de manga larga.

-¡Naruto!- la voz en mi espalda hizo que diera un pequeño brinco.Voltee a ver a Sasuke.- ¿cuantas veces te tengo que decir que no me gusta que vengas a esta parte del palacio ?

-Lo siento...yo solo... Quería ver el exterior- dije torpemente, me costaba mentirle.

-Volvamos a la alcoba- me tomo de la mano y comenzó a jalar de mi, caminaba atrás de él y mientras lo hacía no pude evitar pensar en las diferencias.

Sasuke era demasiado alto a comparación de mi, su cabello negro como la noche brillaba a cualquier hora del día, sus manos grandes siempre estaban cálidas al tacto y sus ojos parecían dos piedras de ónix grandes que podían verlo todo, su cara siempre tenía una seriedad exasperante, pero en ocasiones, en muy contadas ocasiones su rostro podía verse adornado por una pequeña sonrisa que calentaba mi corazón.

-Se que te gustaría deambular por el castillo, como estoy seguro lo hacías en otros tiempos- dijo aminorando el paso- pero tienes que entender que esos tiempos ya no están más y que en este momento no es seguro para ti salir de la protección que yo te brindo.

Asentí a pesar de que sabía que no me podía ver, comprendía perfectamente que él se refería a Madara, cada vez que tenía la mala fortuna de topármelo terminaba con algún hueso roto y la cara como paleta de colores, con el tiempo fui consciente de que a Sasuke le molestaba lo que Madara hacía conmigo entonces como medida preventiva él me había pedido que no saliera de los pasillos cerca de su alcoba.

Llegamos a su alcoba y el calor de la chimenea nos recibió, me encaminé a la cama para sentarme, últimamente me cansaba mucho.

-¿Un día pesado ?- pregunté cuando vi cómo se desprendía de la capa negra que colgaba de sus hombros.

-Si, Itachi me ha pedido que entrene a unos nuevos reclutas. ¿sigues sintiéndote mal?- Asentí.

-Karin dice que me faltan vitaminas...

-Le diré a Tenten que cumpla ella con tus deberes, y mañana te la pasarás en cama.

-¡No!- dije rápidamente, lo que menos quería era que mi encierro se reducirá a cuatro paredes y una cama.- No es justo para ella cargar con mis quehaceres...

Sasuke se puso frente a mí inclinándose hasta quedar a la altura de mi cara.

-Creo que necesito hacer que quedes exhausto-la sonrisa sugerente que creció en su rostro hizo que el mío se pusiera rojo al comprender.

-No creo que...-sus manos comenzaron a juguetear con los primeros botones de mi camisa.

-Mañana no saldrás de este cuarto - volvió a repetir.

Sus manos comenzaron a desabrochar mi camisa, la cual fue resbalándose por mis hombros.

-Sasuke... - dije con dificultad, las caricias que le daba a mi cuerpo con sus manos me gustaban, hacía que me costará trabajo pensar.

Una Vuelta Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora