Aries: Nacidos del profundo calor. Se necesita tan solo una chispa para encender su mecha. Cabello como una llama en frenesí y ojos como brillante brasa. Huesos carbonizados y piel como la cera. Belleza destructiva, una fuerza a tener en cuenta. La Tierra se quemó y a partir de sus cenizas la vida crecerá. Vienen bien los nuevos comienzos.
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Tauro: Brotan de la tierra. Sus raíces para siempre en la tierra. Cuando más alto llegan más largos son sus troncos. Una armadura de corteza y cabello como las ramas de un sauce llorón. Llevan las flores en la cabeza y las espinas en su cuello. Cantos de aves en su garganta. Madera firme, inflexibles. Son un buen punto de apoyo.
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Géminis: Ojos como brillantes vidrieras. Piel de papel maché, tan delgado y ligero como las páginas de libros usados para reconstruirte. Pintado para que coincida con el cielo, tonos brillantes de azul y amarillo. Huesos huecos que resuenan como campanas en el viento. Te gusté o no; su suave brisa llega para barrerte lejos. Te llevan como una cometa. Días de viento son así.
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Cáncer: Huesos de madera petrificada que flotan en tierra, atados vagamente con algas. Su piel al tono de la playa, bañada de luz de luna y bordada con pequeños fragmentos de vidrio del mar. Su cabello como arena y sal. Ojos como perlas. Sirenas sin escala. Su pesado pecho palpita con la marea. El sentimiento es mutuo.
