Cualquier Lugar Del Mundo

¿Donde había dejado las malditas llaves?

Clary volvió a revisar todos sus bolsillos incluyendo los del pantalón vaquero que se había puesto esa misma mañana.
Tras una búsqueda exhaustiva, las encontró en uno de los bolsillos interiores de su chaqueta de cuero negro.

Entró en el portal y se metió en el ascensor.

Se miró al espejo.

Tenía los ojos cansados, el pelo levemente enredado y su cara tenía una expresión cansada. Definitivamente, dejar que Isabelle la ayudara a escoger el vestido de boda era agotador.

Ambas se habían pasado el día entero buscando "el vestido perfecto", como Isabelle había dicho, entre más de cincuenta tipos distintos de vestidos dorados.

Si a Clary nunca le había gustado ir de compras y probarse ropa, ahora lo odiaba mucho más.

Las puertas del ascensor se abrieron el el piso número 7. Clary caminó hasta situarse frente a la puerta que, según indicaba la letra en la parte superior de la puerta, era la B.

Sacó la llave y entró en el piso que compartía con Jace desde hacía 2 años y medio.

- ¡Ya estoy en casa!- anunció mientras dejaba el bolso y la chaqueta en el perchero situado a la derecha de la puerta.

Al notar que nadie le respondía, se dirigió al salón. Allí se encontraban Jace y Alec, viendo lo que parecía un documental sobre patos.

-¿Jace? ¿Qué estáis haciendo viendo eso?- preguntó.

-Hice una apuesta con Alexander y la perdí. Por favor Clary siéntate a mi lado, no podré soportar esta por mucho más tiempo- dijo éste.

-Eres un debilucho Jace, ¿puedes enfrentarte al hermano malvado de tu novia, pero no puedes ver un mísero documental sobre patitos insignificantes? Y no me llames Alexander.

-De insignificantes nada. Que pasa ¿sólo Magnus puede llamarte Alexander?- soltó Jace con una sonrisa pícara.

-Chicos, dejadlo ya- dijo Clary mientras se sentaba entre ellos.

Clary sonrió cuando, al aparecer en el documental una manada de patos salvajes, Jace crispó los labios y frunció el ceño.

-Cuál era la apuesta, si se puede saber.

-Mejor que no, sólo te diré que tenía algo que ver con demonios y.... ¡Mira, parece que ya se acaba!-

En efecto, Jace tenía razón, los créditos del documental aparecían en la pantalla. Alec se levantó.

-Bueno, tengo que irme. Magnus me ha mandado un mensaje diciendo que Isabelle ha vuelto al instituto. ¿Qué tal el tema del vestido?

-Bufff. No me hables de eso o te atravieso con mi espada.-

Alec rió y se dirigió a la entrada, donde recogió su chaqueta y se dispuso a salir. Antes de que eso ocurriera, Clary lo detuvo.

-Has hecho a propósito lo de los patos, ¿verdad? Sabes qué no va a poder dormir en una semana.

-Se lo merece. Hace un par de días me hizo comerme un plato de lechuga con medio litro de vinagre diciendo que a cambio me daría sus canelones. Cuando me terminé la maldita lechuga, se había comido los canelones y estuve tres horas con los ojos llorosos gracias a él.-

Clary soltó una carcajada mientras Alec salía por la puerta. Cerró la puerta y volvió al salón.

Allí la esperaba Jace.

Estaba vestido con la ropa de entrenamiento y tenía el pelo hacia arriba por la nuca, como si hubiera estado mucho tiempo entro en el sofá.

-Por el Ángel Clary, tienes una cara horrible. ¿Isabelle te ha torturado mucho? No me digas que te ha hecho comerte una de sus sopas...