Eclipse

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La luna brillaba en el firmamento. Y la noche estrellada recaía sobre el mundo imponente, declarando que la oscuridad ya había llegado. Que las pasiones y los actos pecaminosos se podían llevar a cabo con seguridad porque entre las tinieblas nadie es capaz de ver la realidad. Los chicos homosexuales cohibidos por la presión social se besaban, acariciaban y hacían sentir a sus parejas, con amor y devoción sabiendo que nadie iba a atreverse a juzgarlos o herirlos con palabras vacías y decadentes. Porque esa noche solo era de ellos. Un mundo único y mágico donde las palabras no existían y los actos demostraban todo lo que no se expresaba con letras y silabas. Donde cada beso significaba un recuerdo y cada caricia una nueva historia. El telón de la nada caia frente a ellos, imposibilitando la visión. Haciendo sentir perdido y desesperado a aquel iluso e insensato que se atreviera a posar sus ojos en esa porción de mundo que les pertenecia. Y entonces, un abismo de luz se abre en medio de la oscuridad y el siente como el alivio y la claridad se posan en su mente y lo hacen entender. Retrocede y se va, se va dispuesto a ocultarlo y no contarlo jamas a nadie. Esa era su promesa. Una promesa que debía ser cumplida para mostrar un poco de arrepentimiento y respeto por lo que acababa de acontecer hace apenas unas semanas atrás. Cuando la familia di Angelo había sido destruida. Se va, con el peso de una promesa que no es verdadera, sobre los hombros.

Esa noche, por primera vez la oscuridad y la luz se juntan. Conviven y concuerdan, como viejas amigas que han tomado caminos separados y que el destino ha vuelto a unir. El corazón de ambos late, con rápidos y frenéticos temblores que le hacen saber al otro cuanto a sido el alcance de sus caricias. Sus manos frías recorriendo el cálido torso del sol y la oscuridad recibiendo ardientes besos en el cuello, convirtiendo su sangre en fuego que le quema las venas. Pero no le duele, le hace desear más el contacto de los fuertes y radiantes rayos de sol. Se acercan y explotan un millar de estrellas fugaces atravesando el firmamento cuando sus labios se encuentran y sus lenguas realizan una danza candente y helada que avivan el deseo de juntarse finalmente, esa noche. La noche en la que se entregarían y harían el amor con los sentimientos flotando a su alrededor y siendo absorbidos cada vez que se tocaban y a través de corrientes eléctricas pasando por sus venas llegarian a sus corazones. Y estos latiendo más rápido con cada descarga, se detuvieron por un segundo cuando se fundieron en uno.
Entonces, sus mejillas se encendieron y sus ojos brillantes tambien se encontraron y fue un momento íntimo. En el que por fin, la oscuridad y la luz, las tinieblas y las chispas formaron parte de este cuento. Sintiendo como lo amaban la oscuridad se desvaneció en sentimientos, su amor, su cariño se vieron reflejados en la luz y esta con la misma fuerza ilumino su corazón con el más puro amor que jamás había sentido. Lo cogió de las caderas y lo obligo a hundirse más en él, queriendo embargarse de su ser. Deseando grabar para siempre esa noche en su memoria triste que como siempre solo su verdadero amor podía alegrar. Y en ese momento, con el dentro de si, se sintió dichoso, sintió por primera vez lo que llamaban felicidad. Supo que había descubierto lo que significaba ser amado, lo que significaba tener una persona que te conozca y sea consciente de todos los defectos que posees y aun asi, jamás te deje caer. Sabiendo que siempre tendrá sus brazos ahí, para atraparlo y consolarlo para acercarlo a el y besarlo, acariciando sus labios. Sabiendo que nunca lo abandonara. Lo amaba y él tenía que saberlo, tenía que decírselo mientras todavía estuvieran unidos.

-Te amo, Will Solace- susurro entrecortadamente y soltó un profundo gemido cuando las embestidas de Will se hicieron más fuertes y constantes, se aferró a sus brazos pero no desvió la mirada de sus ojos en ningún momento.

Will bajo su cabeza, hasta tener los labios de el a una distancia bastante corta. Se inclinó mas cerca aun, sus pechos se rozaban y sus labios rojos e hinchados clamaban por ser besados. Sin embargo, soltó el aire contenido y las palabras fueron necesarias esta vez.

-Te amo, Nico di Angelo-lo susurro en su boca y sus labios fueron testigos de cómo Nico abría un poco más los labios y dejaba salir un suspiro tembloroso. Sus piernas y brazos también se expresaron, rodeándolo y atrayéndolo más hacia sí. Ambos soltaron otro gemido cuando notaron el cambio en su unión. Estaban más unidos que antes, sus cuerpos estaban totalmente pegados. Los labios de Will estaban justo al lado de la oreja de Nico y este a su vez, tenía la parte derecha de la cabeza de Will al alcance de su boca.

-Hazme el amor Will, demuéstrame cuanto me quieres- exhalo el pelinegro en su oreja, el cuerpo de Will se estremeció. Pero con ternura y pasión y ante la inusual orden del menor, lo cumplió. Sus acometidas se volvieron más fuertes pero delicadas, impregnando en Nico todo lo que sentía por el en ese acto tan íntimo y único. Su espalda dolió cuando las uñas de Nico se clavaron en su piel tratando de mitigar el placer que lo haría explotar en cualquier momento. Y Will estaba decidido a dárselo, a llevar a Nico a tocar las estrellas. Y visitarlas junto a el.

Volteo su cabeza y planto un beso en el cuello de Nico, este respondiendo a sus labios ladeo la cabeza, dándole a Will más espacio para seguir con su dulce caricia. El sol pasó sus cálidas manos por la espalda del pelinegro y lo levanto un poco de la cama para acercar un poco mas la suave y tersa piel de su cuello a su boca. Nico se dejo hacer. Disfrutando y anhelando que ese momento nunca se acabara y se repitiera una y otra vez.

Al dia siguiente, cuando el sol salio en medio de los ultimos vientos de la.noche. Ambos dormian, Nico se estremecia y se acercaba mas y mas al pecho de Will, que teniendolo entre sus brazos, lo estrechaba mas contra si, ayudandolo a acercarse mas, a acercar mas su calor y sus latidos en su pecho. Sus ojos cerrados, empujando el sentido de la vista de su cuerpo, daba a su piel, los sensores que captaban la suavidad de su cabello oscuro, el olor que impregnado en las arrugas de las sabanas, contenian las palabras, los actos y besos que dominaron la noche.

La piel de Nico era fria, conteniendo una temperatura que solo su sangre muerta, podia dar. Sin embargo, ahora era calida. La sangre ya no corria veloz, pero su candides se habia quedado en las yemas que recargaban en su pecho la dulzura y lo correcto que Nico sentia, el estar entre sus brazos.

Con los cantos de los pajaros y la calma que venia en compañia de la primera hora de la mañana, Will abrio los ojos sabiendo inmediatamente la nueva experiencia que habia compartido con su novio la noche que acababa de abandonar sus mentes. No queriendo levantarse, observo el paisaje mas hermoso y unico que habia en todo el campamento, en el mundo. Su Nico. Sus ojos se perdieron del entorno, pero su vista quedo paralizada por los ondulados cabellos, los ojos dormidos, pasificos, sus labios entre abiertos, expulsando el aliento calido que dejaba salir su corazon. Sus azuladas retinas, albergaron el cariño, el amor, los recuerdos, todo lo que provocaba que su alma encendiera ese fuego de fogata que solo el tacto, la vista y las sonrisas de Nico prendian en su corazon.

Con delicadeza, lo abrazo mas fuerte y con el cuello curvado de tal forma que su rostro se inclinara en las lianas oscuras, susurraba todo lo que su mente aprisionaba contra su boca, en una sensacion desesperante y apremiadora.

-Cariño, no sabes lo afortunado que me siento de poder disfrutar de tu cercania. Poder envolverte entre mis brazos, como un hermoso regalo, que jamas destaparia hasta no estar seguro que nunca nada pueda hacerte daño.- los mechones de cabello debajo de sus labios, se revolvieron bajo su aliento, ansiosos esperando mas de ese dulce soneto.-Gracias, gracias por confiar en mi, por abrirme tus brazos, tanto como yo te los ofrezco a ti. Valoro cada particula de tu ser que me has permitido conocer y te aseguro, Nico di Angelo, que cada uno de tus sentimientos, cada manifestacion de ellos, a inundado mi memoria para siempre.

Will ensimismado en sus internos, no se habia percatado de los ojos oscuros, que aun adormilados observaban la piel bronceada de su pecho, escuchando todo con una felicidad que olvidada volvia a renacer. El siguio susurrando fragmentos de su alma y solo desperto cuando, un brazo palido engancho su cintura en un apretado abrazo que le pedia que parara y que lo mirara a los ojos, que le permitiera ver sus mas profundos pensamientos, sus mas reconditas ventanas en el alma.

Sus ojos encontrandose, olvidaron la existencia del planeta tierra, mientras sus labios se juntaban, en una cariñosa caricia que no prometia un para siempre, pero si un Te amo, que ninguno de los dos se atrevio a poner en palabras, por.miedo a desgastar su significado,a volver dos palabras enormes en una particula insignificante. Solo se besaron, solo queriendo sentir, rememorar el tacto, los olores y las emociones que una vez sintieron en su primer beso.

Will no habia escuchado palabras de respuesta, ante lo que habia contado en Nico, pero las acciones, las caricias leves en su pecho y los juegos que sus labios llevaban a cabo, era una respuesta tan verdadera que las luces del mundo, sin duda brillaban sobre ellos.

Ríos Y Lagunas Cambiantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora