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Raiden se acomodó en su asiento, tirando su cabeza hacia atrás observó como Lauren salía de su casa, era un día lluvioso y la chica trataba de cubrirse con sus brazos. Algo que causó una sonrisa en él. La muchacha no volvió a ver a Michael durante esos días, algo que la tranquilizó pero no por mucho, ya que le molestaba la atención que el pelirrojo ponía en ella.

Últimamente, lo veía en todos lados, pero creía que era accidental y pura coincidencia y su mala suerte la atormentaba. Pero estaba equivocada, esa semana Raiden no paraba de pisarle los talones, siempre detrás de ella y atento a sus movimientos.

—Maldita lluvia —murmuró la chica—, te amo pero sabes que solo me gustas cuando estoy en mi cama tomando chocolate caliente.

Corría por la acera tratando de no chocar a nadie. Raiden se alegraba de volver a ver esos ojos marrones sin lágrimas en ellos o posiblemente rojos del llanto y sintió un gran alivio cuando Michael dejó de perseguirla.

Encendió el coche acelerando suavemente mientras seguía su dirección hacía la Universidad, pretendía ayudarla y facilitarle un aventón. Ni siquiera estaba nervioso, estaba seguro de sí mismo y bajando la ventanilla gritó:

—¡Hey! —no hubo respuesta de Lauren, quien creía que había sido dirigido a otra persona— ¡Lauren Hemmer te estoy hablando!

Lauren dio media vuelta, mirando al coche estacionado en la calle y reconoció al instante al muchacho. Asustada caminó más rápido mientras se quejaba de las ráfagas de viento que hacían volar su cabello. No tenía intenciones de hablar con Raiden, pensaba que él solo quería molestarla pero estaba equivocada. A pesar del rechazo el pelirrojo continuó siguiéndola pretendiendo hacerse notar y lo logró.

—¿Qué quieres? —gritó Lauren nerviosa, mirando hacía el vehículo— Si vienes a molestar Raiden, recomiendo que desaparezcas de mi vista. Tengo lugares más importantes en donde estar.

—Nadie te molestará —aclaró parando el coche—, solo no puedo permitir que estés mojándote debajo de la lluvia y no hacer nada al respecto. Sube.

¿Estaré soñando? Pensaba la chica. Nunca Raiden se comportó tan caballeroso, ni siquiera él podía recordar cuándo fue la última vez que se comportó como un caballero. Siempre había sido un muchacho retraído y algo conservador; no sabía hablar con mujeres.

—¿Hablas en serio? —preguntó con una leve sonrisa, la cual borró para luego cruzarse de brazos, malinterpretando sus intenciones— Buen truco, solo intenta ser mas creíble la próxima vez, nos vemos.

Siguió su camino, sin poder creer que llegaron a gustarle sus palabras. ¡Por dios! Era Raiden, el hombre más idiota de la Universidad, según ella. ¿Qué caballerosidad podría esperar de su parte?

—¡Espera! —contestó malhumorado Raiden, abrió la puerta del coche para correr detrás de ella, agarró su brazo obligándola a girar— Maldita sea Lauren, solo trato de ser amable.

—Aléjate de mí —murmuró mirándolo a los ojos, gotas caían de su cabello pelirrojo y a ella le pareció una linda imagen. La cual luego eliminó de su cabeza—. No tengo la confianza suficiente para meterme en tu auto, entiende. Además me has demostrado que puedes ser un completo idiota a veces.

Era tan difícil para Raiden dejar de serlo para sus ojos, era inevitable. Para llamar su atención tuvo que comportarse como un patán y lo ponía tan nervioso, que le era imposible no actuar raro. Pero por un momento tuvo la confianza suficiente para ofrecerle un aventón y ella no mostraba ni una pisca de afecto hacia él.

—¡Oh, bien! Si quieres seguir mojándote las próximas seis calles...—dijo él soltando su brazo— te dejaré.

Caminando hacía el coche, pensó que tal vez ella aceptaría. Conocía muy bien a Lauren como para asegurar que no le encantaba la idea de un cabello mojado y enredado; entonces comenzó a contar lentamente con cada paso que daba.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora