"Seúl nunca se sintió tan cercano, te extrañaré Busan"
Quizás ahora todo lo veía diferente por el simple hecho de que se trataba de la capital, Kim sing-wo nunca había salido de su ciudad natal y esto, es un gran paso para ella. Le habían ofrecido, meses atrás; una oportunidad de estudio en uno de los mejores institutos de arte gráfico de toda Corea del Sur, por aquella oportunidad ahora ella se encontraba pisando tierra de Seúl. Dio un suspiro y se adentro la calles perfectamente afaltadas. Todo era mucho más moderno y citadino que de donde venía, pensó ella mientras avanzaba entre las personas que se dirigían a paso rápido a través de las calles.
Miré el papel donde la dirección de mi nueva residencia relucia en tinta azul. Encontrar la estación por si misma sería mucho más difícil, y preguntar le aterraba ya que las personas a su alrededor se notaban tan ocupadas y sumergidas en su mundo. No quería molestar más de lo que ya molestaba caminando con aquel paso arrastrado y flojo que la caracterizaba.
Después de una hora o más deambulando por las aceras rodeada de grandes edificios, se dio por vencida y entró en una cafetería que se veía lo suficientemente agradable y modesta, sin mucha gente dentro de la misma. El olor a dulce y café se mezcló en sus fosas nasales al entrar, y el suave tintineo de la campana encima de la puerta la recibió suavemente, el lugar era bastante espacioso y cómodo, las paredes eran de un suave rosa pastel con detalles en marrón; haciéndolo parecer comestible por sus parecidos a la suavidad del helado, las mesas se levantaban blancas y redondas, las que estaban cerca de la pared estaban de un lado con un gran mueble de base caoba y tapicería blanca, suave. Y alrededor de este, en sillas con acabado rotulado también blancas. Kim se sentó al final del local en el mueble sujeto a la pared, dejo su valija a un lado de ella y su bolso encima del mueble. Suspiró frustrada.
- Buenos días - El mesonero llegó a un lado de la mesa y dejó la carta frente de ella - ¿Qué va a pedir?- le ofreció una sonrisa, miró la carta sin mucho interés.
- Me da un latte y una galleta de cereal - Lo miró, él asintió y anotó en la libreta, retiró la carta y caminó a la barra. El sonido de Afraid interrumpió su jugada con el servilletero, buscó su móvil entre el bolso y lo contestó rápidamente.
- ¡Sing-wo! - La voz de su mejor amiga resonó por el auricular, sonrió. Ella ya estudiaba en el instituto y su residencia es la misma que donde Kim se quedaría, es la única persona que tiene en Seúl y eso era lo único que la reconfortaba. - ¿Dónde estas? Debiste haber llegado hace media hora o más.
- En una cafetería a 6 o 8 cuadras de la estación, no pude encontrar la estación de ferrocarril, ups. - El chico que la atendió regresó con lo antes pedido, susurró un gracias tenue y el chico le regaló una sonrisa cálida para luego irse.
- Esta a dos cuadras a la izquierda de donde estabas - Kim frunció el ceño, sintiéndose estúpida por haberse ido por la derecha y no revisar la izquierda o haber preguntado en la estación.
- No te rías, Chinee - Tomó un sorbo de su latte dio un suspiro - ¿Luego que ferrocarril tomo? - Comenzó a comer las migas que la galleta soltaba.
- Espera ahí, iré por ti así no te pierdes, gafa.
- A veces te odio.
- Me amas, esperame allí.
- Te espero en la estación mejor, para no caminar demasiado - Mordisqueo la galleta, se encontraba crujiente y fresca; Kim la degusto con un mordisco más.
- Bien pero, no te pierdas nuevamente - Su amiga se burló una vez más, Sing-wo se permitió imaginársela acostada en su cama con su laptop en las piernas, el móvil entre el hombro y el oído, y comiendo alguna cosa dulce o alguna fritura, Chinee amaba hacer eso siempre y más comer. Colgó el móvil y lo volvió a guardar, termino su latte y su galleta. Dejó el dinero en la mesa y se levantó junto a todas sus cosas; el aire fresco la recibió al salir del local y emprendió su regreso a la estación.
Comenzó a detallar las grietas del afalto y no se dio cuenta de lo impacto con ella haciendo que cayera al suelo, miró a su alrededor aturdida; su cabeza empezó a palpitar al ritmo acelerado de su corazón y en su visión comenzaron a aparecer puntos negros y rayas distorsionadas. Cuatro cabezas se asomaron en su visión, frunció el ceño. - Todo esto es culpa de Wei - Dijo un chico castaño frente a la chica, este la miraba con recelo.
- ¡No es cierto! Es tu culpa - Respondió el peli-negro, mirando mal al chico castaño.
- Es cierto, Hwanhee, es tu culpa - Esta vez habló un chico rubio con el cabello de punta, su cara demostraba miedo. Una gorra aterrizó en la cara de Sing, impactando su nariz.
- ¡Bit-to! - Gritaron los otros tres chicos, Sing-wo levantó la mano y frotó su nariz. Los 4 chicos la miraban impaciente, esperando algo de reacción en ella; Sing parpadeo rápidamente y alzó las dos manos, dándole un golpe deslizado llegando a los 4.
- ¡Alejen sus caras, idiotas ciegos! - Gritó, ¡Adiós al hablar de manera formal!, haciendo que los cuatro chicos que se encontraban inclinados se levantarán, sobando sus rostros. El chico peli-negro la ayudó a recomponerse, Sing se llevó la mano a la cabeza en la parte posterior donde ahora dolía.
- Te juro que fue culpa de Hawnhee - Habló el peli-negro, luciendo arrepentido.
- ¡No! Si no me hubieras golpeado quizás yo no hubiera salido corriendo a atraparte. Tú eres un cobarde porque corriste - Señalo al que había llamado Wei - De todos modos ¿Por qué Kuhn y tu vinieron?
- Queríamos "deterlos" nos mando Jinhoo- Kim Sing-Wo los miraba con una ceja enarcada mientras se acariciaba la parte posterior de la cabeza pensando en si correr o matarlos a golpes, optó por recoger sus cosas y comenzar a caminar - Hey, hey, no te vayas. ¿Estas bien?
- No gracias a ti, ahora permiso - Lo apartó de un pequeño empujón, el rubio llamado Kuhn la agarró de la mano.
- ¿Cómo te llamas? - Quiso saber, frunció el ceño.
- No te puede importar menos - Se soltó de su agarré, y salió corriendo para más adelante casi caer pero, se recompuso con rapidez.
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Holic; UP10TION
FanfictionDecidir ir a Seúl para una mejora estudiantil e independizarse no es una tarea fácil, a pesar de vivir en una ciudad cerca del destino pero, por el simple hecho de ser la capital todo cambia. Kim sing-wo experimentó este cambio, y no es lo únic...