"Luego de golpear una y otra vez la implacable pared rocosa durante lo que pareció una eternidad, me di cuenta de que era inútil. Estaba atrapado. Me dejé caer al suelo jadeando en busca de aire, intentando concentrarme. Fue ahí cuando vi un tenue brillo azulado. Mi cuerpo debilitado era difícil de manipular pero de una u otra forma me las arreglé para acercarme a la encantadora luz. Me estaba esperando. Encerrada en la oscura nada. Me sentí atraído hacia la misteriosa luz. Traté de alcanzarla, cerrando mis puños. El débil brillo escapó por entre mis dedos conforme resplandecía cada vez más, sentí cómo si me llevara lejos de ese mundo. Desbloqueó extraños pensamientos de edificios rotatorios, desiertos infinitos y geometría imposible.
Lo siguiente que recuerdo es el maravilloso sonido de roca siendo levantada, voces guiándome a la seguridad.
Sujeto firmemente entre mis manos estaban los pedazos rotos de un peculiar objeto metálico."El médico no encontró ningún indicio relevante en el fragmento que me atreví a contarle, estoy perfectamente saludable y al menos lo suficientemente cuerdo como para omitir detalles perturbadores. Si le digo la verdad me tachará de quién sabe qué.
Todos son iguales.No sé si mis decisiones son inteligentes o cobardes, temo por mi integridad, carajo, temo por mi identidad. Sospecho que lo que conté disfrazado como un tétrico sueño fue más que eso... ¿Por qué acudí al médico en primer lugar? No debo olvidar.
Lo sé, no podía dormir y necesitaba algo en mi situación que me recordara que sigo vivo, interacciones humanas. Me recetó sedantes en los que confío para aliviar el peso de mi subconsciente. ¿Qué es lo que he hecho? ¿Qué ha sido aquello que me veo obligado a olvidar pero que me atormenta en silencio?Estoy a salvo. Aún no sabe lo mucho que me retuerzo luchando contra impulsos sobrenaturales. Como encuentre un patrón en mi psicosis me tachará de loco y me enviará con la orden de batas blancas.
Conduje de nuevo a casa deseando silenciosamente que una llanta se pinchara, mi auto se precipitara por un barranco hacia una inevitable muerte por un terrible choque o porque me ahogara en el rio al no poder desabrochar el cinturón de seguridad que me atrapara en el asiento.
Suspiré desganado cuando me encontré con las llaves en la mano abriendo la puerta principal.