Cap 1: ¿Quien soy?

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Desperté en una cómoda cama en una habitación completamente oscura, me incorpore hasta quedar sentada sobre la cama, mire a mi alrededor y no reconocí la habitación.
¿Que es este lugar? Pensé.
Me asuste al recordar que nunca llegue a mi casa.

¿Donde estoy? ¿Me habrán secuestrado?

Al instante descarte esa opción, mi experiencia viendo series policiales, me enseño que no podría ser, si me hubiesen secuestrado estaría atada o algo así.

Me levante, llevaba puesto un pijama celeste claro muy bonito y suave, avance hasta una puerta la cual abri, cuando salí me encontré con un pasillo con varias puertas a los lados, a mi izquierda, había una puerta al final del pasillo, a la derecha se veía luz, a si que decidí seguir por la derecha.

Al final del pasillo había una sala amplia, con varios sillones alrededor de una pequeña mesa de centro, la habitación estaba vacía, exceptuando por un chico de unos 17 años, de pelo castaño un poco largo y desordenado, de ojos castaño oscuro, estaba vestido con una camisa verde oscuro, unos jeans ajustados de color negro y unas zapatillas también negras, que estaba sentado con las piernas cruzadas en un sillón no muy lejano.

-Veo que has despertado -dijo el chico observando a Aghata, que se sobresalto porque todavía no lo había visto-. Lo siento, no quería asustarte

-¿Qui... Quien eres? -preguntó asustada-.

-Yo me llamo Ryan, Ryan Black para ser mas exactos -respondió con voz serena-.

-¿Porque me han traído a este lugar? -preguntó todavía asustada-.

-Es una buena pregunta y la respuesta es lo que tu eres -respondió apuntándola con el dedo.

-¿Que... Que quieres decir? -preguntó desconcertada-. Yo solo soy una chica de 15 años como cualquiera.

-Eso es lo que tu crees -dijo sonriendo-. Te voy a explicar, pero es un poco largo, así que te recomiendo que te sientes -dijo señalando un sillón cercano -.
Aghata lo miro desconfiada y no se movió.

-No te preocupes, no te haré daño -dijo con tono tranquilizador-.

Aghata se acercó a Ryan y sentó en un sillón cercano pero manteniendo una distancia prudente.

-Muy bien, entonces vamos por lo primero: "quien eres" -dijo Ryan una vez que vio que Aghata estaba dispuesta a escucharlo-. Supongo que ya habrás notado la marca en tu muñeca -Aghata asintió levemente con la cabeza-. ¿Alguna vez te preguntaste que era esa marca?

-Si, pero mi madre me dijo que era una marca de nacimiento y nunca le di importancia -respondió-.

-Bueno pues, esa marca no es una marca de nacimiento como cualquier otra -continuó -. Es una marca muy especial que nos identifica a nosotros los Solux.

-¿Los que? -preguntó perpleja -.

-Los Solux, somos una parte muy escasa de la raza humana, somos seres humanos que nacemos con poderes de distintos tipos.

-¡¿Me estas diciendo que tengo poderes sobrehumanos?! -digo levantándose se un salto del sillón-.

-Exacto, y por eso estas aquí

-No, no, no es posible -dijo retrocediendo unos pasos -. No se que clase de broma sea esta, pero solo se que tu estas mintiendo -dijo y echo a correr por el pasillo -.

-¡Hey espera! -. Le grito y corrió tras ella.
La alcanzó al final del pasillo, la agarro por los hombros y ella se dejo caer al piso con los ojos llenos de lágrimas. Aghata se sentó en el piso, se abrazo las rodillas y se largo a llorar, Ryan se sentó igualmente y le rodeo los hombros con el brazo intentando consolarla.

-Tranquila, todo estará bien-. Le susurro Ryan al oído.

Estuvieron así unos 2 minutos, hasta que Aghata se calmo y levantó la vista hacia el chico.

-¿Mejor? -. pregunto el chico, ella asistió con la cabeza y se seco las lágrimas con el dorso de la mano.

-¿Qu... Que pasara con mi familia? -. Pregunto temiendo a la respuesta.
Ryan suspiro y luego dijo:

-Se les borro la memoria, ya no te recordaran... -dijo sintiéndose culpable y a la vez sintiendo pena por la chica -. Lo siento...
Ella hundió la cara en las manos y se quedo sollozando en silencio, el intento en vano consolarla.
Luego de un rato dejo de sollozar, pero no levantó la vista. No quería que el chico la viese así, y a la vez quería golpearlo por haberla separado de su familia. Pero no lo hizo.

Al cabo de un rato el chico le sugirió que fuese a dormir y ella accedió. El chico la guió hasta la habitación donde había despertado, se acostó nuevamente y el sueño la atrapo al instante.

Aghata Londer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora