La propuesta de Mei me había dejado totalmente fuera de órbita, no sabía que pensar al respecto. Por una parte, me costaba aceptar tal propuesta pues realmente sentía que lo que me proponía estaba mal, pero ella hacía verlo como algo tan normal y de lo que no me debería preocupar tanto.
No obstante, era un poco difícil olvidar todo lo sucedido en mi primer año de preparatoria. Dos años han transcurrido y aunque quiera convencerme de haber superado algo así, la realidad era otra. Me habían dañado, por sobretodo Mei.
¿Creía ella que todo esto era tan sencillo para mí? Si ese es el pienso que tiene, está muy equivocada. Caí en depresión y causó mi aislamiento. La causa de ser tan... asocial, es ese suceso. Y a pesar de eso, ¿es capaz de pedirme una oportunidad a estas alturas del partido?
No sé si esto es rencor o son solo los recuerdos de un pasado que no dejan de atormentarme, pero creo más en la segunda opción. Pues, creo que si fuera rencor u odio lo que en realidad siento por esta chica frente a mí, no estaría en una cafetería cediendo a hablar con ella para terminar en algo.
— ¿Ryouta? – escucho decir a Mei. Había estado muy sumido en mis pensamientos.
— Discúlpame – dije, evitando su mirada – Tu propuesta... me ha tomado fuera de base, Mei.
— Y es razonable – contestó, dándome razón – Sin embargo, me gustaría una respuesta.
— Mei...
— ¡Ryouta, por favor! – suplicó Mei, interrumpiéndome – ¿Acaso no confías en... mí?
Un silencio incómodo se hizo presente. Esta situación me estaba comenzando a hartar. ¿Pretendía mantener aquel cinismo que tanto detestaba?
— ¿Realmente deseas que responda esa pregunta?
Ella tras titubear un poco, asintió tímidamente. ¿Incluso preguntándole si quiere escuchar mi respuesta, desea que le responda? Eso fue más una advertencia que cualquier otra cosa. La respuesta es más que obvia.
— No – contesté pasados unos pocos segundos, con el semblante serio – No confío en ti.
Mei enmudeció pues los siguientes minutos no dijo palabra alguna. Sin embargo, su rostro hablaba por sí mismo. Mostraba decepción y tristeza. ¿Cómo podía esperar una buena respuesta a semejante pregunta? Ya no sé qué pensar; no sé si es demasiado cínica o muy tonta.
— Ya... veo – dijo tras varios minutos.
— ¿Qué esperabas? – me atreví a preguntar.
— Un sí – dijo evitando mi mirada – Pero, era estúpido esperar tal respuesta de tu parte después de todo. Siento eso.
Asentí, dándole la razón en ese punto. Gracias al Señor no tuve que decírselo yo, habría sido capaz de decirlo sin tapujos si el cinismo que aplicaba definitivamente me hubiera sacado por completo de mis casillas.
Tras un rato de ese silencio incómodo que tanto odiaba, Mei decidió retomar la conversación:
— Entonces... ¿Cuál es la respuesta a mi proposición? – preguntó, con una más que evidente vergüenza.
— Pues...
— Sé que no es fácil, por eso te informé anteriormente de lo que soy capaz de hacer – dijo rápidamente.
— Lo sé, Mei... Pero, a pesar de que me das esas... ¿Cómo decirlo? ¿Comodidades, quizá? No es tan sencillo como... creo que piensas...
— ¿No es tan sencillo a pesar de todo lo que soy capaz de hacer?
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Oscuridad
RomanceAntónimo de luz, oscuridad. Antónimo de felicidad, tristeza. Antónimo de compañía, soledad. Antónimo de Ian, Ryouta. Y ahí, es cuando nuestra historia comienza.