"Siempre"

651 25 4
                                    

Sus ojos cafés estaban húmedos de esas lágrimas suyas que me guiaban poco a poco al límite de la tristeza y la impotencia. Su piel morena clara contrastaba con su nariz en tono carmesí de una forma tan tierna que en otras circunstancias la hubiera hecho simplemente adorable.


Yo la abracé fuerte, queriendo que de un momento a otro sus pechos firmes se fundieran en los míos, y su corazón recién destrozado se aliviara al sentir el mío que aunque se encontraba igual, siempre le daría la tranquilidad que ella necesitara. Besaba su cabeza asegurándome de no perder el ritmo de mis manos en su espalda que buscaban que se tranquilizara un poco. Después de unos minutos ella calmó sus sollozos que se escuchaban más bajos y su boca de labios gruesos ya modulaba unas palabras que de cualquier modo pudo decir solamente segundos después.

- ¿Por qué, Lo?... Hice todo lo que pude y también di todo lo que tuve. Yo no lo merecía.

- No fue tu culpa y lo sabes. Tu vida no termina aquí, Camz. Sabes que eres hermosa y muy inteligente. Debes de encontrarte a alguien que en verdad sepa valorar todo lo que eres; que sepa que tu piel delicada debe tocarse como si se tratara de porcelana. Que sepa que eres una mujer que debe sentir protección en cada abrazo, que debe saberse amada.

Ella me miró como reflexionando mis palabras, pero al parecer prefirió ignorarlas.

- Quizás el problema fui yo, ¿no?...

- No. Mi papá decía que pasara lo que pasara, una dama como tú jamás tendría porque cargar sobre sus delicados hombros el peso de la cobardía de un "caballero".

- ¿Y si él era todo lo que yo tenía? ¿Qué puedo hacer con todo lo que siento ahora que me destrozó el alma?...

- Después llegará el hombre que será todo y más, que te cuidará y que jamás te hará llorar. Y en ese momento yo estaré a tu lado, estirando mi brazo para acercarte a mí y compartir toda tu felicidad.

Camila giró su cabeza hacia mí y clavó su mirada en la mía, acarició mi mejilla y sonrió con una profundísima tristeza.

- Tú eres como el príncipe que mamá me prometió que encontraría un día. Eres protectora, segura y fuerte. Todo sería perfecto sí...- calló de golpe, como si yo no debiera saber esas palabras, como si eso lo pensara pero fuera una idea que solo debía de compartir con ella misma. Como si hubiera estado haciéndose consciente de aquello durante mucho tiempo y hubiera cometido el error de decírmelo. Se acercó a mí y me dio un beso en la punta de la nariz. Me estremecí con el contacto, pero logré contener el suspiro que se encontraba casi en mi garganta.

- Sólo que no soy un príncipe-
Le respondí utilizando aquel toque melancólico que encontré en el su propia voz.- Pero soy tu mejor amiga- concluí más resignada que nunca. Esbocé una sonrisa que seguro se notó muy falsa.- Y por ello mismo, te cuidaré ante cualquier cosa. No necesito una armadura para protegerte de todo lo que intente lastimarte.

- ¿Me cuidarás siempre?-
me preguntó recargándose en mi pecho, con una mirada infantil y soñadora, de esa forma tan dulce que me hacía tan difícil estar ahí, prometiendo algo que me lastimaría por el resto de mi vida, o al menos hasta que, con suerte, un día encontrara a alguien que me hiciera sentirme de la misma maravillosa forma que ella encontraba para hacerme feliz con el simple gesto de una sonrisa.

- Siempre- Respondí apretándola contra mí y asegurándome de que no volteara hacia arriba, porque no quería que me mirara así; llorando, sintiendo la urgencia de su protección, con la esperanza del abrigo de su seguridad, y débil por tanto absurdo e imposible cariño que me inundaba el cuerpo por ella, mi secreta princesa.

Quizás en otro reino hubiera podido ser su príncipe, pero en ese instante, en que la realidad era abrumadora y hasta cruel, solo era su frágil mejor amiga.

FIN

 FIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SOL Y LUNA (One Shots Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora