✨Forever and After✨ || Jalex ||

Drunk Sincerity. (End)

Jack se encontraba exasperado y jalándose los pelos a un lado de la camilla de hospital que tenía en frente.

Las lágrimas no paraban de caer de sus ojos y más de media cara ya se le había empapado en dolor...Alex no pronunciaba ninguna palabra en su lapso de tiempo definido y eso, sea como sea, ya le preocupaba.

Su novio, desde que quedó dormido profundamente, tenía una manía de pronunciar palabras cada año; no eran cosas muy importantes por sí solas pero como Barakat era inteligente se dedicó a anotarlas todo este tiempo en una libreta en la que solían escribir canciones y notas de amor en sus aniversarios mensuales.

Hasta ahora habían cuatro palabras escritas: "Por siempre y después...". Recordaba habérselas dicho antes de que se marchara a su empleo y su relación se formalizara permanentemente al día siguiente...lo cual nunca llegó porque Alexander decidió perder la conciencia con sus amados dulcecitos alucinógenos y agua con alcohol exorbitante.

Nadie sabía que Gaskarth, tierno, altruista y amable como lo conocían todos, era un maldito adicto y briago. Un ente de poca monta que tendría que ser despreciable para cualquiera.

En la noche de ese mismo día, cuando el pelinegro volvió de la estresante rutina, su prometido se encontraba como loco: histérico y ansioso mientras rompía fotografías en la habitación que compartían. Jack se acercó lentamente para ver en el mármol trozos pequeños de luminografías que conservaba de su antigua novia, Katherine, y él. Alex se rascó la cabeza con brusquedad y estrelló una botella en el closet del cuarto, convirtiéndose en cristales de sólo tocar la superficie, igualmente había rastros de pastillas y psilocibina en distintas formas...esto ya estaba poniendo de nervios al chico alto.

—Alex, ¿qué haces, mi amor?

—¡¿Pensabas esconderme que me engañas con una tipeja?! ¡Responde!

—Nunca te he engañado, ¡menos ahora que vamos a casarnos! ¡Esas fotos no tienen importancia!

—Tus chistes baratos de "Por siempre y después" eran una baratija, ¡una insípida y cruel mentira! ¡No sabes cómo te desprecio ahora! 

—Sé que posees una sinceridad ebria cuando tienes las copas encima, ¡pero nunca te he faltado al respeto! Por Dios, ¡yo te amo!

—¡Todos los putos borrachos decimos la verdad! ¿Qué no ese refrán era tu favorito cuando te soltaba cursilería y media en este sentido?

Barakat se estremeció.

—¡Existen muchas cosas que odio de ti! Innumerables y que me tardaría mucho en nombrártelas, pero las principales son que eres celoso, alegre, influenciable y débil. ¡Nunca puedes quitarte esos defectos de encima por más que te lo pida! Sin embargo esta relación sigue progresando porque creo en que algún día lo arreglarás por tu cuenta, vamos, ¡ni tu propia madre sabe lo que estás haciendo en este preciso instante!

—¡Ella no tiene que enterarse de nada! Aparte...no sirve que me digas todo eso porque, hasta el final de los tiempos, vas a ceder ante mis encantos.

Dicho esto el castaño tomó las llaves de su auto y abrió la puerta de la casa. El otro chico lo siguió y antes de que Alex diera un portazo pronunció una última cosa.

—¡Pero así me amas, maldito!

Y el estruendo no se hizo de esperar.

Gaskarth condujo sin rumbo en plena medianoche, por más que costara aceptarlo era todo verdad.