La espera fue larga o al menos así lo sentí pero valió la pena. Mi rostro se ilumino al ver como la pantalla de mi móvil se encendía, y veía en la notificación su nombre.
Abrí el mensaje el cual decía, -¿porque no me has saludado hoy?- No quería mostrar mucho interés y decidí responder diez minutos después diciéndole,-si tu me hubieras saludado, yo lo habría echo pero no me gusta saludar a quienes no me saludan.-
Creo que le molesto un poco mi respuesta porque tardo mucho en contestar aun después de haber visto el texto, pero sin embargo dijo,-lo siento, me da vergüenza hablarte.- yo sabia que si me hablaba o saludaba me pondría muy nerviosa, pero me arme de valor y le dije,-prometo saludarte mañana, se que tu no lo harás porque te da miedo.- El acepto y quedamos para el día siguiente.
Sabia que moriría de vergüenza pero ya lo había prometido y no podía retractarme.