Llegue a mi casa sobre las 5 am. Estaba súper mareada de tanto beber y me dolía todo...
Cuatro horas más tarde:
Yo creo que la resaca es de las peores cosas de la vida, te tiras todo el día con mareos, a veces vómitos y dolor de cabeza. Y lo más importante, nunca te acuerdas de lo que haces, o al menos yo.
Marcos me ha contado que estaba bailándole cuando me fui con un desconocido apartada de la gente y que desde ese momento no me vio más.
Nunca he sido la niña guarra, pero a saber que hice con el colega.
Son aproximadamente las 7 y me he dado cuenta de que tengo instituto, así que me ha resbalado y he cogido y me he dormido hasta las 9 y ahí es cuando me he dado cuenta de que soy gilipollas. He cogido todo lo de la escuela y me he arreglado. Y me he presentado ahí, como si nada.
Llego a clase y...
— Hey, ¿Te acuerdas de mi? — De pronto me viene todo lo que hice anoche.
— No, no me acuerdo. — Disimulo pero me entran ganas de matarme de lo que hice, era una tía respetable hasta que este buitre me quitó la virginidad.
El chico me sonrió y me miro de arriba a abajo y se dirijo de nuevo a mí.
— ¿Bonita noche la de ayer no?
— ¿Cómo? — Mierda, pensé. Era él...
— Júrame que no te acuerdas — El chico empezó a reírse a carcajadas y mirándome como si fuese una inocente.
— Mmm... ¿Qué hice? — Tenía miedo de lo que me pudiese decir, llegue muy mal a mi casa y llegue dolorida de la vagina pero pensé que era de la regla, pero ahora... No estoy segura si es de eso.
— ¿Quieres saberlo?
— Me gustaría
— ¿A cambio de que? — Este chico me pone de los nervios, odio que me anden con rodeos.
— A cambio de... ¿nada?
— Entonces adiós. — El chico se giró y se fue, y corriendo fui detrás de el.
— Vale, vale... ¿Qué quieres?
— Un día, reina.
— ¿Un día? ¿Para qué quieres un día?
— Para conocerte.
— ¿Y si te doy un día me lo cuentas?
— Te lo contare el día.
— ¿Cuándo puedes?
— Mañana es fiesta.
— Pues mañana.Al día siguiente por la mañana...
Alguien me llama por el móvil, lo cojo y escucho una voz que me resulta familiar.
— ¡Hey, bonita! ¿Recuerdas en lo que quedemos ayer? — Era el chico de la fiesta.
— Hola, si estoy aquí.
De pronto me cuelga y alguien me toca el hombro, me giro y le veo. Dos besos.
— Me llamo Alex. — Me dedico una gran sonrisa y añadió. — ¿Tú eres Clara? Siento haberte conocido de aquella manera, creo que ninguno de los dos supimos lo que hacíamos ebrios.
— ¿Cómo sabes mi nombre? No me acuerdo de lo que paso. — De pronto el se puso rojo y comenzó a reírse.
— ¿No te acuerdas de nada? Te conozco por que eres popular y todo el mundo habla bien de ti.
De pronto me rodeo por detrás y me susurro al oído.
— ¿Estas segura o no te quieres acordar? — Me puse tan roja que si me ponen un tomate al lado nos llamarían hermanos.
El empezó a reírse, me giró me acerco todo lo posible a el y me besó.
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Antes de tí
DiversosNadie sabe lo que hay detrás de cada mente, ni lo que esconden las palabras... Las mentiras en este mundo se han vuelto frecuentes y resolver las dudas de una misma ya resulta casi imposible.