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Mi temor, preocupación y falta de seguridad comenzó hacerse más grande dentro de corazón, un hueco profundo por cada pensamiento tan desgarrador que mi propia mente creaba.

No quería pensar así, pero últimamente no llegabas por estar en medio de algo sumamente importante de tu trabajo. Afligido por no estar seguro si simplemente no te vería este mes, me senté enfrente de la ventana y el clima estaba nuevamente frío.

Fue que mis recuerdos comenzaron a inundar mi mente, más bien un recuerdo en particular, un recuerdo demasiado importante, un poco más que los otros porque si ese no existiera, si jamás hubiera pasado, entonces no estaríamos en donde estamos.

El día que nos hicimos novios

- Yo bueno, quería hablar contigo - asentí rápidamente, tome mi mochila del pupitre y salí del salón antes de que llegará el maestro.

Me encontraba nervioso, siempre que estaba a tu lado así lo era. Eras un chico que no salía más que con sus dos amigos del estudio pero el día que fuimos presentados por nuestro amigo en común algo en mi me susurro fuertemente, tenía que hacerme cercano a ti.

- ¿Qué pasa, flaco? - sonreí, me gusta decirte así porque siempre frunces el ceño tiernamente. Nos sentamos en las bancas de las áreas verdes de la escuela.

- Uh, quería saber... mira, lo diré - vi un suspiro profundo que diste - ¿Por qué es tan difícil? - Alboroto su cabello.

- ¿Qué es? Me estás poniendo nervioso, flaco - sonreí y sentí tu mirada fija en mi - Dime.

- Me gustas - abrí mis ojos ampliamente, mi corazón palpitaba frenéticamente que estaba completamente seguro podían escucharlo hasta los más remotos lugares - Me gustas mucho, Jiminnie y quería saber ¿Si quisieras...?

Interrumpí - ¡Si! - hable sin pensar y note una sonrisa en tu rostro, sentí vergüenza por contestar tan emocionado... ¿Pensarás que soy aventado? - Oh, lo siento, no terminaste de hablar - agaché mi rostro.

Sentí tu mando en mi mentón - Gracias - tus labios se posaron en los míos, un beso que encajaba de tal forma que parecía que estaban hechos nuestros labios el uno para el otro y un sentimiento entero recorrió todo mi cuerpo, sabía que me gustabas pero sin tratar de negarme termine profundamente enamorado de ti, así como tú lo hiciste de mi.

- Me gustas también, flaco - sonreí entre tus besos.

- Me gusta que me digas flaco - mi sonrisa era bastante amplia, me gusta llamarlo así y a él le gusta oírlo - Tu sonrisa, me gusta también, desde que te conocí quería que sólo sonrieras para mi.

- Así lo he estado haciendo, sonriendo solamente para ti- caminé hacía la cocina y tome la cafetera mientras me servía un poco de café en mi taza favorita, la que decía "Min y Park" junto con una leyenda un tanto empalagosa para ti, sin embargo, accediste a ponerlo por ser recuerdos de nuestra boda.

Todavía no podía creer que para todo el colegio eras el chico que no sabe expresarse, frío y sin una pizca de sentimientos, cuando para mi eras la persona más cálida y confortable del mundo, de mi mundo.

No puedo mentir, me fascinaba ser la única persona que conocía esa parte de ti, incluso más que tus amigos cercanos, era el único y me hacías sentir único.

Regrese a la ventana, miré el reloj iban a dar las doce de la noche, te has retrasado cuatro horas, mi cuerpo comienza a sentirse tenso y nervioso, es la primera vez que pasa algo así. Quería quitar cualquier pensamiento, era imposible, no podías dejarme.

Un carro se estacionó frente a la casa, me asombre un poco y vi como un hombre de edad mayor caminaba hacía la puerta, traía el mismo traje que tu sueles llevar pero con más medallas en su pecho. Toco la puerta y corri rápidamente.
Paré de golpe frente a la puerta ¿Qué es lo que hace aquí? ¿Por qué él y no Yoongi? Negué rápidamente, tal vez es una de sus bromas de esconderse de mi.

- Buenas noches - dije enseguida que abrí la puerta.

- Buenas noches - el rostro del hombre tenso mi cuerpo, podía sentir una culpa demasiado grande por lo que estaba punto de decir.

- ¿Pasa algo? ¿Dónde está Yoongi? - me hice aun lado invitándolo a pasar mientras buscaba con la mirada a mi marido sin éxito.

- Él, yo- agachó la vista - lo siento mucho.

« allí se perdieron las cosas que quería hacer cuando regresarás de la guerra»

- ¿Eh? - No pude articular ni una palabra, mi mente y mi cuerpo se quedaron estancados en un profundo abismo, uno donde no podía ver la luz. Mis ojos comenzaron a ponerse acuosos, mi pecho me dio una fuerte punzada y mis piernas temblaron bruscamente - ¡Imposible! ¡Eso es una maldita mentira! - Caí al piso sobre mis rodillas.

- Señor Park, lo lamento mucho. Nosotros sabemos lo importante que era para usted - negué una y mil veces.

- ¡Usted no tiene una maldita idea de lo que estoy sintiendo ahora! - me paré como pude y lo agarre por los hombros - ¿Cuándo? ¿Desde cuando? - dije con un nudo desgarrador en mi garganta y pecho.

- Hace una semana - cerré mis ojos dejando caer mis lágrimas y me aparte de nuevo. - Él era uno de mis mejores soldados, no supe que fue lo que paso, sinceramente lo siento.

A pesar de ver una sincera disculpa mi dolor era más fuerte - Tu mejor soldado - solté una risa - ¡Es mi marido! ¡Mi pareja! ¡Mi vida! ¡Nada se compara, Joder!

Estiró su mano con un uniforme - Es de Yoongi, dentro hay una nota que al parecer la escribió cuando era trasladado al pueblo más cercano de donde estábamos.

Lo tome rápidamente - Váyase - caminé para abrir la puerta.

Me deje caer al suelo.

Mis lágrimas salían una a uno sin parar, deseaba que aparecieras y diciéndome que era una broma y estabas por ahí oculto como aquella vez.

Tantas veces que te pedí que dejarás ese trabajo, que tenía miedo de perderte, pero tu constantemente decías que todo iba a estar bien y vendrías sano y salvo a mi lado. Maldita sea, desde hace una semana había perdido a mi pareja, a mi marido, a mi amigo, a mi amante, desde hace una semana me había quedado solo completamente.

...

Las llamadas se hicieron presentes el día de tu despedida, no podía ir a un lugar en el que tenía que abandonarte y saber que tengo que resignarme a no verte más.

Me encerré en nuestra recámara, tantos recuerdos que formamos juntos entre las sábanas, entre estas cuatro paredes. Si antes era un cuarto cálido y vivo, ahora era uno frío y vacío, sin luz, porque estaba diseñado para los dos... no solamente para mi, sin ti yo no, Yoongi.

No quería entender, no quería razones, yo solamente lo que pedía era que estuvieras a mi lado, al menos una sola vez más y poderte decir lo mucho que te amo, que me amarás como solías hacerlo, como solías llevarme hasta ese punto que parecía estallar cuando lo tocabas.

- Te extraño tanto, flaco - abrace la almohada que solías ocupar, me enrolle en las sábanas en las cuales buscada hasta el más mínimo aroma tuyo impregnado, quería sentirte aquí, junto de mi.

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But You Didn'tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora