Primera Parte

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-Marianne's POV


Segunda semana de clases y ya quería matar a mis nuevos profesores. ¿Desde cuándo el Hombre es el "Dios" de todo lo hermoso y bueno. Y la Mujer personifica al "pecado"?. Si bien no estaba en contra de ninguna religión... Bueno, tal vez sí estoy en contra de algunas religiones, ideologías y creencias religiosas, pero no es posible que se promueva la sumisión de la Mujer a través de éstas.

Solo quería llegar a mi casa luego, para compartir mi molestía con alguien y pedir, de manera urgente, que me sacaran de esa porquería de seudo escuela.


 Aceleré el paso, la escuela no estaba tan lejos de mi casa, pero tampoco estaba tan cerca y me negaba a utilizar un medio de transporte tradicional que dañara al medio ambiente, y no hay transporte público en esta zona, que se supone que "contamina menos" al ser usado por un número considerable de personas. Caminé aún mas rápido y sujete con mas fuerza mi bolso. Cuando solo faltaban 3 cuadras para llegar a mi casa me di cuenta que no tenía sentido llegar antes, no tenía con quién hablar sobre lo que me molestaba y me comprendiera o me apoyara.


 Mi hermana ya había reunido el dinero suficiente para irse de la casa de nuestros padres. Con 24 años ya vivía sola en una hermosa casa arquitectónicamente amigable con el medio ambiente, bastante lejos de la casa de mis padres.


Qué suerte tiene al ser mayor de edad.


                                Casa de los Hyde Contreras


Cuando llegué a mi casa, bueno, a la casa de mis padres, que mas bien es una innecesaria mansión, no una casa, aunque por fuera parecía "pequeña", no lo era. Mi madre estaba viendo televisión. La porquería de televisión. 


―Hola, mamá ―le dije mientras caminada a mi habitación que era la única en la primera planta, imagínense el tamaño.


Ella dió un salto y se paró nerviosamente del sillón, lo que no era tan raro, siempre está alterada por algo, caminó junto a mi hacia mi habitación.


 ―¿Qué tal la nueva escuela? ―preguntó jugando con sus manos, parecía alterada por algo, quiero decir, mas alterada de lo normal.


 ―Igual que ayer y que la semana pasada.


 ―¿Entonces? ―me miró esperanzada por unos segundos.


 ―Un asco.


Caminé de vuelta al salón y vi que mi mamá no había pagado la televisón. Con el ceño fruncido tomé el mando a distancia y la apagué, luego la desconecté. Mi madre me miró y en su rostro apareció una pequeña sonrisa.


 Joder, me pregunto por qué será tan pasiva.


 ―¿Está papá? ―caminé hacia el pasillo que conduce al despacho de mi papá, con mi madre pegada a mi talones.


 Qué incomodo... y raro.


―Sí ―sonrió con nerviosismo.


 Repasé en mi cabeza las cosas que he hecho esta semana.


 No, no he hecho nada que pueda alterar a mi madre para que actue así.


 ¿Qué rayos?


 ―Está en su despacho. ―respondió con una gran sonrisa.


 ―Mmh, gracias. ―hice una mueca y me paré frente a la puerta del despacho de mi padre. ―Eh, ¿mamá?


 ―¿Sí? ―sonrió de una manera extraña.


 ¿Qué diablos le pasa?, ¿Por qué me sigue por todas partes y sonrié de esa... manera?


 ―¿Estás bien? ―pregunté confundida.


 ―Muy bien, es solo que... Oh, no. Olvídalo ―sonrió, otra vez, y dió un paso hacia atrás. ―Solo quiero lo mejor para ti y creo que por fin tu padre descubrió qué es.


 ―Ok, mamá.


 Se dió media vuelta por el amplio pasillo y caminó, creo que otra vez a la sala.


Sí, creo que finalmente se volvió loca.


 Abrí sin tocar la puerta del despacho y me acerqué rápidamente al escritorio, donde estaba él, me miró fijamente hasta que quedé parada frente a él.


 ―Aún no puedo creer que me inscribieras en un colegio católico. ―apoyé mis manos en una de las sillas ubicadas frente a su escritorio.― Realmente no puedo creer que...


 ―Marianne, ahora no. ―dijo tajante.― Tenemos visitas.


 Estiró su mano y señaló detrás a de mi, giré sobre mis talones y vi a un moreno con traje apoyado en el mini-bar de mi papá, estaba mirando con atención cada uno de mis movimientos con una bonita sonrisa en su rostro. Lo miré detalladamente y vi que en una de sus manos tenía un vaso con lo que parecía ser ron.


 ¡Ah, y es guapo!


 Fruncí el ceño, que por lo visto es la acción más repetitiva en mi el día de hoy.


 ―¿Y quién es este?

La rebeldía se viste de Blanco || Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora