Segunda Parte

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-Marianne's POV


El moreno me sonrió aún mas, de una forma que no podría describir. Miré a mi padre y tenía esa expresión en su rostro de: "Marianne Mariana Alexandra, te mataré". Que por cierto es muy recurrente que me mire de esa manera.


 ―Soy un amigo de tu padre. ―dijo el moreno, por lo que lo miré a él una vez más.


 Se acercó y me tendió su mano, miré a mi padre que me miraba con "La cara".


 Marianne, no pelees con el Señor Hyde, lo necesitas para cambiarte de escuela


 Tomé la mano del chico y lo saludé.


 ―Tú no eres amigo de mi padre. ―lo miré desconfiada.


 ―¿Por qué lo dices? ―dijo sonriendo. No dejaba de sonreír, al parecer le divertía la situación.


 Miré a mi papá y miraba atento la escena.


 ―Eres muy joven. ―me encogí de hombros y lo miré. ―¿Accionista, ejecutivo funcionario o posible inversionista? 


 Sonrió aún mas. Que molesto es que sonría tanto, aunque mantengo que tiene una linda sonrisa.


 Marianne, eres toda un gruñona. Reí internamente.


 ―¡Que lista! ―rió― Ok, me descubriste. Soy accionista.

Que tipo mas retrasado.

―Mmh, ok. Papá, tengo que hablar contigo. ―Lo miré fijamente para ignorar al atractivo moreno que estaba, ahora, a mi lado.


 ―Yo también tengo algo que comunicarte. Toma asiento, por favor.


 ―No, gracias. No quiero sentarme sobre la piel de algún pobre animal.


 ―Marianne. ―me advirtió y escuché una pequeña risa a mi lado.


 Idiota.


Si ya me molestaba que estuviera aquí, sentir aún mas su presencia molestaba el triple. Aunque de todos modos yo no debería estar aquí.

―Marianne. ―volvió a decir mi padre al notar que no tenía intenciones de moverme.


Bufé. Caminé hacia el sillón que estaba al otro lado del despacho, también hecho de cuero y tomé un cojín que le había regalado hace un tiempo, que decía en el bordado: "Ningún animal murió por mi". Lo puse sobre una de las sillas frente a su escritorio y me senté sobre el cojín.


 ―¿Qué sucede? ―me crucé de brazos ignorando, o mas bien, intentando ignorar al moreno, otra vez.


•Qué fastidio.

•Joder, Marianne. Eres una quejuda.

Sonreí ante mi estupidez.


 ―Es lindo verte sonreír , hija.


Me concentré en mi padre nuevamente y... ¡Oh! Tiene sentimientos... ¡ESTÁ SONRIENDO!


•Marianne, eres una bipolar.

•Lo tengo asumido.


 ―Preguntaré por última vez... ¿Qué ocurre? ―insistí. Realmente no me gusta perder el tiempo, al menos no con mi padre.


―Te quería presentar a alguien. ―hizo una pausa y su sonrisa alegre y nostálgica cambió a una nerviosa y preocupada, lo que me recordó a mi madre hace unos minutos.


 ―¿A quién? ―entrecerré los ojos, no me gusta lo que está pasando.


 Normalmente mi padre no me presenta a nadie, por miedo a que "hable de más".


 Miró al idiota, o sea, al moreno, lo miró de una forma bastante particular, lo miró decidido y luego desapareció todo rastro de sonrisa. De un momento a otro el chico estaba a mi lado y la sonrisa que tenía antes había abandonado su rostro.

―¿Tengo que adivinar, o hablarás? ―me estaba empezando a enojar. Odio perder el jodido tiempo.


 Hubo un silencio, bufé, miré a mi padre esperando a que dijera algo, no lo hizo.


 Me levanté y caminé hacia la puerta.


 ―Mmh. ―el moreno aclaró su garganta y ya tenía esa cabrona sonrisa en su rostro otra vez. ―Es un gusto conocerte al fin, Marianne. Mi nombre es Zayn Malik.


 Me di vuelta y lo miré, otra vez tenía la mano tendida, y otra vez lo tuve que saludar.


 ¡Que día mas repetitivo, mierda!


 ―Hola. ―moví la cabeza en forma de saludo.― Adiós.


 Me giré nuevamente con ganas de salir corriendo. En mi no muy larga vida he aprendido que cuando hay mucho silencio en una habitación donde está mi padre, es porque algo sucederá y generalmente no es nada bueno. Como por ejemplo cuando mi hermana se fue de esta casa.


 ―Marianne.


Suspiré. Definitivamente esto no es bueno.


―¿Qué?


 Respira, Marianne. Respira. Calma. Sigue respirando.

―Malik, es tu prometido. Lo anunciaré al finalizar la siguiente semana, está todo listo. ―dijo decidido.


―¿Qué?


En serio, ¿qué dijo?

―Zayn es tu futuro esposo.


Hubo un minuto de silencio. Mi padre me mira atento. Zayn igual.


El minuto termina.


Me doy cuenta que no estoy respirando cuando comienzo a marearme. Mis ojos nunca pudieron estar mas abiertos, mis puños nunca estuvieron mas apretados, y yo nunca estuve tan enojada como lo estoy ahora.

La rebeldía se viste de Blanco || Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora