Son nuestra manera de ser nubes,
de decir que ya no podemos aguantar tanta carga.
De decir que a veces nos pesa la vida,
y a veces, nos pesan las personas.
A veces esperamos, y no llovemos,
se nos va la vida y somos sequía.
Pensamos que es lo mejor
¿cuándo puede ser lo mejor?
cuando morimos por dentro.
El no llorar nos mata lentamente,
somos nubes que necesitan ser descargadas,
y no llover es de cobardes;
¿que no has observado qué bonita es la lluvia?.
Secarse no es de valientes,
porque al final,
¿quién decide quien es qué?.
No somos nadie para señalar con un punto y final,
porque todos tenemos derechos a puntos suspensivos,
a una segunda oportunidad:
a alguien, que de verdad, quiera conocernos.
Cáete y cura las heridas
con esas vendas mágicas que son tus lágrimas,
porque esta vida se trata de caídas.
ESTÁS LEYENDO
La Chica Invisible
Non-FictionY podria podria ser perfecto, podria salir bien; pero no es así.