Un reencuentro inesperado

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Llegué a mi casa, estaba desesperada, asustada. Aunque esto me costaba necesitaba entender porque Eduardo se comportaba de esa manera. Por lógica no podía volver a su casa, a buscarlo. Si volvía tenía tres opciones:
1. Salir viva (la menos probable)
2. Terminar mas muerta que un muerto (99% de 100%)
3. Que no pase nada, estemos juntos y vivamos el momento (duhhh, eso es nada probable. Es como que Gabriel deje de ser intelectual o Daniel vuele)

No tenía porque volver, debía buscar la respuesta de mi porqué, de alguna u otra forma. Corrí por fin a mi cuarto, me saqué los zapatos y me tiré a la cama. No quería revisar mi celular, estaba segura que si lo hacía encontraría mil llamadas de Eduardo el obsesivo (si para mí o es obsesivo o es... un psicópata). Deje todo a un lado, más tarde escuche que mis padres habían llegado, tenía los ojos hinchados y la nariz peor que Rodolfo el reno. No quería que mi familia me viera así, por lo que tome mi toalla, la ropa mas cómoda que tuviese y me metí a la ducha. 

-Noemi- escuché una voz suave gritando mi nombre desde debajo de las escaleras -baja a comer, preparamos tacos. Tus favoritos-

Esperen... Como mamá sabía que yo estaba en casa, definitivamente mi familia es impredecible. En fin escuche los pasos a través de las escaleras, abrí la regadera y cuando este ente (mi hermosa madre) escuchó los sonidos de la ducha, dio un paso atrás y no volvió a llamarme. 

Si definitivamente era fácil "ocultarme" de ellos, pero luego si me llegaban a encontrar. Ahí si, Noemi estaría perdida. 

Mi corazón aun latía a mil por minuto, estaba alterada. Decidí tomar mi celular y a gran sorpresa mía la única llamada era de Eli. Era muy extraño que nadie hubiese llamado. Bueno así pasa a veces (te olvidan).

Al día siguiente debía ir a la escuela, por nada del mundo podía faltar. Ya que estaba reprobando el semestre en química, si faltaba y me perdía la clase era carne muerta, peor si me acercaba a Eduardo.

*tum, tum, tum*

-Uh?- entreabrí los ojos -¿Qué hora es?-

Vi el reloj a mi lado, sonando como loco: -Cállate, es domingo- pensé por un minuto y luego recordé: -no es domingo, es jueves, jueves, jueeeves!-

Corrí a la ducha (no demoré mas de 10min) tomé unos shorts y una camiseta de Guns-n-Roses, mis converse y mis medias de colores (mis favoritas). Tomé por ultimo mi maleta y corrí por mi desayuno, le insistí demasiado a mi padre para que me fuera a dejar *no deseaba en ningún sentido encontrarme con Eduardo*. Y corrimos a la escuela, llegué con exactamente dos minutos de anticipación. Entre a mi salón y allí estaban el típico grupo de los mosqueteros que me habían olvidado. Pero... ese jueves, era diferente... Ellos tenían a alguien más ocupando mi lugar, alguien llamada Jeanett. Estaba estresada y aun asustada por lo que había sucedido con Eduardo, y ver a mis mejores amigos con la nueva, me llenó de celos. 

Me senté en una de las bancas de al frente, y para cuando me sentaba llegó la profesora de Contabilidad (como si me cayera bien) se me cargó justamente ese día a mí, yo debía ser: la secretaria, la ayudante, la que sale a la pizarra y por ultimo la "soplona" que debía decir que hacían mis compañeros mientras ella anotaba los ejercicios en la pizarra. Por primera vez durante siglos (exagero) mis mosqueteros no me defendieron, fue como si me dieran la espalda. Sentí como una espada atravesaba todo mi ser. Y así pasó mi día, lleno de complicaciones, de seres haciéndome daño. Tras mis profesores, mis amigos y por último los mensajes que el día anterior Eduardo no había querido enviar y llegaban por minuto el día de hoy, estaba la imagen de Eduardo tomándome de la fuerza, haciéndome despreciar ese "amor"que creía haber sentido.

Sonó el timbre de la salida, y solo necesitaba correr para llegar a casa. Estaba asustada (otra vez como el día anterior), no quería encontrarme a Eduardo. En ese momento de lucha por salir de la escuela, sentí como una mano haló de mí en sentido contrario, ahí estaba él. Mirándome fijamente, con los ojos llenos de ira y tristeza. Le insistí para que me soltara, intenté gritar pero sin darme cuenta su mano ya rodeaba mis labios. Fue entonces cuando ya me veía muerta.

-Mmmm, edummm, suelmmmtamme-

-Que?, yo no entiendo nada. Parece que un mosquito zumba por ahí-

-Mmmquemm mmeee-

-Uh?, no entiendo. Jaja, hoy te vas conmigo y si no lo haces procura despedirte de tus "amiguitos"-

-Puaj, me das asco- le escupí -Eduardo yo te creía diferente, ahora ya no sabría que pensar de tí. Ya suéltame!-

-Con que asco?!? Mi princesita, pues no me importa. Entiendes? No me importa!- Me miro enfurecido

Yo había comenzado a llorar, solo necesitaba ver a mis mosqueteros. Eduardo no había sido tan inteligente por lo que me tenía cerca de la puerta de la escuela. Era en estos momentos donde necesitaba de la ayuda de mis pequeños.

Pov's Jeanett

-Pero porque le hacemos esto Elizabeth?- 

-Mira Jeane, lo único que queremos es darle celos-

-Y si que se pone celosa- rió Daniel con cierto sentido de cariño

-Pero no deja de ser nuestra mejor amiga- dijo Gabriel mientras me miraba a los ojos.

Definitivamente el era demasiado guapo, tan intelectual, tierno y sobretodo atento. Pero yo no podía estar con él, no después de los que paso con...

-Que esta pasando allá?!- gritó Elizabeth, sacándome de mis recuerdos

-No, no, no, no! corran chicos es Noemi. Y al parecer esta... Con ese tal Eduardo!- gritó Daniel temeroso

-Di di di... dijeron Eduardo?-

-Sipe, no lo conoces pero es el supuesto enamorado de nuestra Noemi. Es un tipo super extraño- me decía Gabriel mientras miraba la escena de su amiga

-Basta de pláticas, muévanse- gritó Eli, mientras empujaba a Gabriel y a Daniel para que corran a ayudar a Noemi.

En aquel instante los recuerdos atravesaron mi mente, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Después de haberme salvado, haber huido y llegar aquí vuelvo a reencontrarme con aquel loco... No podía creer lo que veía, quien había intentado matarme, ahora quería matar a... Noemi

Eduardo... Eduardo Wong, mi... antiguo enamorado, quien creyó que su hermanita murió por... mí. Volvía a estar cerca de mí...

¿Enamorada de un psicópata?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora