Frozen path

Llévame lejos

A cada momento la pila de papeles iba a creciendo, ¿Es que solo trabajaba él? No podía dar crédito a lo que veía. En resumidas cuentas, no tenía permitido levantar la vista de su propia mesa, porque, si lo hacía, acudiría hasta su mesa el metálico robot-sirena; se encargaba de lograr que todos los operarios fueran lo más eficaces posibles dentro del horario que tenían para trabajar, pero aquel no era un día normal. Para poder levantarse de su asiento, tenían que pulsar un botón rojo de un lado de su escritorio, haciendo que Dorothy, el robot, acudiera para ver la razón por la que necesitaban levantarse y si era completamente necesario. Cada vez que lo hacía, el teclear de los ordenadores quedaba colapsado con un estruendoso rechinar de sus juntas, dando a entender el precario estado del aparato, que llevaba ahí mucho más que el propio Oliver (y ya era decir).

-Necesito ir al baño, Dorothy. -Inquirió el joven, sin atreverse a mirar hacia un lado para llevarse una descarga eléctrica.

-Solo lleva trabajando durante tres horas y diecisiete minutos, señor Cramp; su próximo descanso tendrá lugar dentro de una hora y cuarenta y tres minutos para comer, y dispondrá de treinta minutos exactamente para hacerlo, aproveche entonces.

-Pero me he tomado varios cafés antes de venir a trabajar porque anoche no pude dormir y realmente lo necesito.- Inconscientemente, confrontó a Dorothy directamente, levantándose de su silla. Hizo hincapié  en sus últimas palabras. Lo que verdaderamente necesitaba era un descanso para ir a la zona libre de humos del cuarto de baño.

Dorothy no dudó en golpear a Oliver para que se sentara de nuevo, pero no lo consiguió. Esto no hizo más que enfadarla, emitiendo una descarga aún mayor hacia la corva del chico para que así lograra su cometido; lo consiguió. No obstante, Oliver iba a insistir en aquella ocasión.

-Vamos, Dorothy.-Comentó, intentando aguantar el fuerte dolor que sentía ascendiendo por la rodilla.- No te lo pediría si no fuera verdad, ¿O es que quieres que evacue en este mismo lugar y tengas que limpiarlo?- Esta vez guardó silencio, si es que a hacer mucho ruidos y poniendo sus circuitos internos a máxima potencia para poder procesar su frase lo era, antes de dar una respuesta.

-Dispone usted de diez minutos para volver, señor Cramp. no me haga ir a por usted.

Corrió hacia el baño sin dudarlo a un instante, por supuesto que no necesitaba hacer nada allí, pero despejarse era vital si no quería tener de nuevo esos pensamientos: coger su silla y golpear a Dorothy en cualquier lado para que estuviera habilitada a usar fuerza letal contra él. No otra vez; no como aquella vez que lo tuvo en el hospital durante dos meses para recuperarse de una gran herida en el costado, que, de no haber saltado hacia atrás para esquivarlo, le habría alcanzado directamente en el corazón.

Estaba sentado en la tapadera del retrete, comprobando su teléfono móvil por si tenía algún mensaje: nada. Fue entonces él el que comenzó a escribir un mensaje a su amigo del primero. Sabía que estaba dormido, pero iba a estallar si no lo hacía. No obstante, a medio mensaje le llegó uno a él de un número que desconocía y que no sabía que podía llegar a existir. No paró a pensarlo ni un instante, y accedió a él:

"Su trabajo le va a matar, ¿Verdad, señor Cramp? No sería la primera vez que lo intentaría, ni tampoco será la última. Tenemos la solución para usted, algo que acaba de ser recientemente aprobado y podría ayudarle a usted, como nos podría ayudar de la misma manera a nosotros. ¿Se atrevería a probarlo? Por supuesto, será recompensado cada vez que acuda a contribuir (no nos gusta la palabra trabajar, espero que lo entienda) y, ¡Hasta tendrá una casa para usted solo en la nueva ciudad que estamos construyendo! Solo para nuestros trabajadores. Este mensaje no le ha llegado de forma aleatoria, le pedimos por favor que responda como creemos que lo hará. Que pase un buen día."