Desde que llegué

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Fue el lunes 9 de marzo. No había tenido vacaciones, solo una semana mientras me acomodaba en mi nueva casa en Costa Rica, porque había llegado el lunes pasado (lunes 2 de marzo) y entré de prisa a estudiar en un colegio que mi mamá había encontrado frente del Wal-mart, Santa Cecilia (colegio que ya no existe). Yo ya llevaba un mes de atraso en el año lectivo del presente año (valga la redundancia).

Había llegado la buseta por mi a las 7:00 de la mañana de ese lunes 9 de marzo. Mi uniforme, que vale recalcar que era muy incómodo, estaba compuesto de colores muy tenues. Mi bulto llevaba tan sólo un cuaderno y un bolígrafo. Me senté en la primera fila de la buseta, me ubiqué al lado de la ventana, cosa que me hacía sentir en un tipo de vídeo de música triste por la música que escuchaba (And I Love Her, de The Beatles), aún así esa canción no sea triste.

Mi hermana, Denisse, se puso al lado mío, a mi derecha. Ella iba con sueño, se cabeceaba cada vez que la buseta rebotaba por algún muerto. Mis manos no dejaban de juguetear con mis mismos dedos, parecía que ya sangrarían de tanto manosearlas. Mis nervios estaban a su tope, no podía seguir pensando en que ese día iba a ser un desastre, siempre sucedía.

De pronto siento cómo el bus se detiene dentro de un parqueo, al parecer del colegio. Recojo mis audífonos, apagó mi celular, arreglo mi cabello sea como sea y salgo de la buseta. Estaba frío el lugar, incluso usando mi sweater. Caminé algunos metros hasta llegar ahora a la entrada del patio del colegio, donde en medio de ella había un árbol y unas bancas de concreto al rededor de él. Todos se encontraban alistándo sus objetos para entrar a la primera clase que tendrían a la hora en que toque el timbre.

Dirigí rápidamente a mi hermana al lugar donde sería primaria para que puedan ubicarla rápidamente en su clase y me dirigí a la oficina principal para preguntar por mi horario y si necesitaba algún tipo de información para adaptarme más rápida y fácilmente a este primer día de clases.

Me senté en una silla en la oficina de Jessica López, la que estaba a cargo de mi ahora. Me encontraba sola hasta que ella organizará unas cosas fuera de su oficina de la manera más audaz posible. El lugar donde se encontraba su oficina, tenía en frente la oficina principal de inglés, donde se encontraba la directora de inglés de todo el colegio. De repente veo entrar a aquella oficina a un tipo alto, con cabello largo y claro. Tenía buena figura y parecía un tanto interesante. Yo creía para entonces que él se encontraba en un nivel académico más bajo que yo, siempre pienso de esa manera por razones desconocidas. Pero son solamente cosas irrelevantes que aparecen en mi cabeza. Él no tenía mi importancia.

Llega entonces Jessica López, me dio la bienvenida y yo, agradecida, me limité a regalarle una sonrisa y un disimulado "gracias". Me entregó el horario que debía seguir con mi nuevo grupo ese día y luego me dirigió a la clase en la que debería estar. Química.

Tan pronto como llegué a la clase, me senté en mi banca y comencé a escribir X número de cosas ridículas en mi cuaderno de borrador con el "veinti-único" bolígrafo que llevaba conmigo. Los demás sólo me miraban extrañados y yo estaba más nerviosa que nunca. Todas esas miradas tenían efecto en mi, incluso si no sabía qué número de personas me observaban mientras el profesor explicaba cómo encontrar el número de oxidación de algunos elementos de la tabla periódica. Me mordí el interior de mi labio inferior y seguí escribiendo ridiculeces.

Media hora después ya era cambio de clases y yo seguí a mis compañeros, con los cuales había recién compartido la clase de química, a la siguiente clase, que sería de biología. Entonces fue ahí donde lo volví a ver. Era de verdad alto, podía decir que casi dos metros de altura, con una cabellera castaña clara, que llevaba hasta la altura de sus hombros, seguro debía luego cogerlo con una cola para luego no tener reclamos de profesor alguno. Su bulto era amarillo con negro y llevaba, al parecer sus libros de biología, estábamos intercambiando clases.

Caminé rápidamente a mi clase de biología porque sólo quedaba uno por llegar y había perdido a todos cuando me diatraje con aquel muchacho cuyo nombre no sabía cuál era aún. Me senté al final de la clase, donde la luz del lugar no llegaba, porque ser el centro de antención en esos momentos no me apetecía. Volví a sacar mi cuaderno y seguí rayándolo.

Un suave "hola" sonó al lado de mi, un chico de baja estatura, ahora sé que se llama Juan Pablo, le dicen Juampa. Me preguntó cuáles eran mis gustos musicales y yo le respondí con un tono tímido "Rock". Él asentó, me sonrió y se fue. Fue muy extraño, pero me cayó bien.

"Busco a María Sol Vicuña" escucho a una persona llamar mi nombre. Era la voz de una chica. Miss Ehimmy era su nombre, según la profesora de biología. Debía retirarme por un momento para recibir otras instrucciones de esta otra docente.

Íbamos subiendo las escaleras hasta el segundo nivel, para entrar a su oficina. Me siento en la silla de visitantes frente a su escritorio, donde se encontraba su computadora y un cuaderno de notas.

- ¿Cómo te encuentras? - Me preguntó
-Bien. Recién adaptándome a este país.
- ¿Hasta ahora lo has disfrutado? -desvió su mirada a un cajón, bajo su escritorio, casi donde queda su ordenador.
- Pues sí. Hemos paseado muy poco por lo que hemos estado ocupados con algunos asuntos de papeles y el colegio y muchas otras cosas más.
- Bueno, pero ya vas a tener tiempo para eso. -Me entrega un papel mientras articula cada una de esas palabras.- Ese ese es tu horario y cada una de las asignaturas tiene su respectiva clase escrita a su lado. Si necesitas algo o tienes alguna duda sólo acercate a mi oficina y aquí estaré para atenderte. -Me regaló una cálida sonrisa.

Contesté con un "gracias" y una sonrisa. Me levanté y me retiré del lugar. Fue cuando coincidió mi salida de su oficina con el recreo.

- ¿Cómo te llamas? -Escuché detrás mío.
Me volteé y vi a una muchacha con, supongo yo, si mejor amiga. Ahora sé que se llaman Diva y Stephany. Grandes personas para ser honesta.

-Sol -dejé mi manera sobre las bancas de concreto que se encontraban rodeando al árbol del patio. No quería tener ningún tipo de contacto visual con nadie en ese momento. Estaba tan nerviosa que pude haber llorado en ese momento.
-Ay, que lindo nombre.- Me vuelve a sonreír. Está de moda sonreír en este día.- Soy Diva y ella es Steph.- toma asiento a mi lado.
- Hola -Me uno a la moda de sonreír.
- ¿Es cierto que vienes de otro país?
- Sí, de Ecuador, de hecho. Hace una semana llegué y todo ha sido tan rápido. -siento una rodilla, no han aguda como para ser insoportable. Un simple "je, je".
- Sí, me imagino que ha de ser cansado todo eso de la mudanza. Y ¿Por su te mudaste a Costa Rica?
- Umm... la verdad es que mi mamá tuvo una mejor oportunidad de trabajo aquí. La promovieron y ahora le pagan mejor.
- On, ya. Que bien -Me regala otra sonrisa. Pienso que moriré de diabetes si vuelvo a ver una sonrisa así de 'dulce'. - Bueno... gusto en conocerte, ojalá hagas más amigos rápido. Aquí la gente es muy llevadera.
Suelto otra risita -Sí me he dado cuenta.

Ellas se retiran y yo me quedé sentada en esas bancas de concreto. Recibiendo todo el sol de la mañana directo en mis cabellos castaños y brazos, tan sólo esperando a que el tiempo pase para avanzar con la siguiente lección, que sería Español.

Time In A BottleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora