19 Kilómetros

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Sentía aún más sueño, y me rehusaba a hacer una nueva parada para descansar un poco, porque haciéndolo, retrasaría mi llegada. Pisé el acelerador con fuerza dejando atrás el segundo tráiler que estorbaba mi camino y después de eso me dispuse a viajar lo más rápido posible. Quería ver el amanecer desde ese lugar y tomar un café cargado mientras lo hacía.

Di un segundo sorbo a mi café frío para refrescar mi boca, pero mi necesidad de comer era demasiada, que me obligó a beber todo el contenido del vaso hasta el fondo. El café se había acabado y nada más me acompañaba en esa sola y fría. Una luz roja en el tablero el auto me notificó que el combustible era escaso, por lo que pasaría a la próxima gasolinera en la carretera, y de paso compraría otro café caliente y si me sobraba dinero, compraría algo que comer.

Encendí el radio, cuyas frecuencias no funcionaban del todo bien. Desistí nuevamente en escuchar música. El cielo estaba aún muy estrellado y no había indicio alguno de que fueses a amanecer pronto, lo cual era bueno, porque eso me daría tiempo a llegar a aquel lugar antes del amanecer. Aceleré un poco más tratando de llegar lo antes posible a una gasolinera, pero ninguna parecía estar a la vista, pero por primera vez después de varios kilómetros dejados atrás, vi algunas casas en el camino. Sus luces estaban apagadas, seguramente estarían durmiendo. Pero no recordaba que hubiesen casas en este lugar.

¿En qué otra cosa podía pensar a las tres y media de la madrugada, conduciendo en una carretera sola, vacía y oscura? En donde no había alguna distracción o carteles publicitarios que me distrajeran un poco y que le dieran vida a mis ojos con un poco de color, después de ver solamente oscuridad. Entonces, pensé en él de nuevo.

Perdí totalmente mi dignidad al rogar un amor que ya no existía, al buscar a una persona que no me quería y llorarle a alguien que ni siquiera le importaba. Mi excusa era estar luchando por el amor de mi vida, pero eso era basura. Estaba denigrándome totalmente al dejar que él me controlara con un "quédate" o con un "vete" que saliera de sus labios para condenarme a ser su esclava. Fui su juguete mil y un veces después de aquel quince de noviembre, cuando juraba seguir amándome, pero a los dos días se retractaba y me convencía de ser la peor persona en el mundo, se esforzaba y realmente conseguía bajar mi autoestima y dañar mi corazón con su indiferencia y cuando usaba palabras conmigo, dolían. Ver como era feliz con otras chicas y como presumía su felicidad con ellas aún sabiendo que yo lloraba mientras él disfrutaba me destrozaba día con día, y eso le causaba placer. Pero no tanto placer como el que sentía al decirme "Adiós", sabiendo perfectamente que yo regresaría quince días después llorando y diciendo cuanto lo había extrañado. Al final de cuentas, solo fui su diversión pasajera, con la cual disfrutaba verme sufrir y saber que había dejado un vacío en mi vida. Un gran y profundo vacío que solo me dejó ganas de morir. No puedo redimir todas las veces que me humillé ante él diciendo con lágrimas en los ojos lo mucho que lo amaba mientras él repetía lo despreciable que era para él. Es imposible olvidar las veces que me dijo que me odiaba y las veces que utilizó palabras groseras para insultarme. Pero ya no dolía.

Lo intentamos incontables veces. Intentamos reconstruir lo nuestro, pero no tuvo un resultado esperado por mí, sin embargo sí tuvo el resultado esperado por él. Siempre terminé rogándole que volviera a ser el de antes, pero él ya había cambiado lo suficiente como para hacer que mi corazón se rindiera y se resignara a que no volviera a ser la misma persona de la que me enamoré. Él solía culparme por haber matado al que solía ser, al viejo él, aquel que yo amaba; me reprochó cientos de veces que yo lo convertí en la persona cruel y despiadada que fue. Yo pude hacer lo mismo, porque definitivamente mi vida cambió después de que él se fue, pero en vez de eso decidí huir, y no fue un acto cobarde. Huí de los demonios que su presencia y el simple hecho de saber de su existencia me provocaban.

Él decía que me amaba, pero creo que alguien que ama jamás causaría el daño que causó y de su boca jamás saldrían las palabras que dijo. Él juro amarme por sobre todas las cosas, pero nunca conté con que su orgullo sería más grande que su amor. Cometí un error, y estoy muy arrepentida. Pero ese no era motivo suficiente como para hundirme como lo hizo.

A mí no me rompieron el corazón. Me rompieron el alma. Y ahora solo quedan las grietas que nadie pudo reparar.

El sueño y el cansancio eran cada vez más notorios. Necesitaba más café. 

20 Kilómetros Para Llegar A Casa [Suspendida temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora