-Capítulo 2-

2K 67 6
                                    

†††††

Aparco el automóvil en el estacionamiento del colegio. El cielo comenzaba a oscurecer y el clima fresco empieza a hacerse presente.
Al abrir la puerta del auto la música del baile resuena en mis oídos.

—¡Hey! Esa canción esta buena, vamos a entrar ya, ¡¡estoy ansiosa!!— Sara camina mientras tira de mi brazo izquierdo, yo camino con pereza a propósito, solo para molestarla.

—Tranquila Sara, que Zac no se va a ir, para eso le pagan— peino mi cabello y observo como los demás estudiantes van llegando al igual que nosotros.

—Lo sé, ¡pero no me quiero perder nada!— me suelta un golpe en la cabeza despeinándome más de lo que ya vengo.

—¡¡Hey tranquila!!— me sobo la nuca frunciéndole el ceño un poco molesto.

Al llegar a la entrada del colegio se encontraban dos guardias, que para ser sincero, uno de ellos estaba muy bueno.

—¿Me permite su entrada joven?— pregunta el individuo que ya me había comido con los ojos momentos atrás.

—Por su puesto oficial— le entrego mi boleto después de guiñarle un ojo.
Sara nota mi acción y mueve los ojos soltando una risa burlona. El guardia la mira y se voltea para poner su mirada fija en mí por unos segundos, «unos malditos segundos muy largos para mí».

—Que disfruten la fiesta jóvenes— abre la puerta dejándonos pasar.

—Ese tío está muy bueno ¿No crees?— suelto mientras nos dirigimos al salón del baile.

—Demasiado diría yo— se muerde el labio.

—¡¡Hey yo lo miré primero!!

Al entrar las luces de colores me marean un poco, por lo que volteo para recargarme de Sara pero ella ya no está. Intento buscarla con la mirada y la encuentro saludando a unos amigos suyos.
No me queda de otra más que buscar un lugar donde sentarme.
Al pasar por los lugares algunos compañeros de clase me saludan, —y no es que sea grosero—, pero me limito a responderles con un movimiento de cabeza o con una sonrisa, estas luces de verdad me pusieron de un humor pésimo.
La sensación de alguien a mis espaldas se hace presente, y esta se confirma al sentir un ligero peso sobre mi hombro. Volteo y me encuentro con Savannah, mi mejor amiga. Una chica con piel de color del norte de Sudamérica, se mudó a Canadá por problemas familiares. Es una excelente persona y amiga, es de esas personas que puedes contarle un sin fin de secretos y quedarse callada como una piedra.

—Hey Jason, ¿hace cuanto que llegaste?— luce un vestido rojo muy lindo pegado a su perfecto cuerpo, y como siempre, con esa brillante sonrisa en su rostro.

—Acabo de llegar a penas hace unos minutos— le acomodo una silla frente a mi para que repose sus glúteos.

—¿Y qué haces aquí? Deberías estar bailando con todos, además de prepararte para recibir la corona— acaricia mi mejilla mostrando felicidad absoluta en su semblante.

—Ni me recuerdes, si acepte en postularme para rey fue solo para seguirte el juego.

—¡Ay por favor! No te hagas del rogar, sabes muy bien que casi todo el colegio quiere que seas el Rey.

—Pero tú sabes que no me gusta ese tipo de cosas, voy a tener que conservar la corona sin ningún daño hasta el siguiente año para otorgársela al próximo rey— ahora yo le dejo ver mi semblante, pero de irritación.

—Sabía que dirías eso y que no querrías estar solo, es por eso que yo— desliza ambas manos por su cuerpo con un movimiento sensual— me postule para Reina.

—¿Qué? ¡¿Me estás tomando del pelo?!— mis ojos estaban abiertos más de lo normal.
«Y eso que ya los tengo bastante grandes»

—¡Por supuesto que no! ¿Me ves cara de que estoy bromeando? Sabes que estaré contigo en todo momento— lo único que logro hacer en este momento es envolverla con ambos brazos.

—Bueno, pues si lo pones así, ya no suena tan mal— su sonrisa radica en el momento y la mía también.

Los aplausos de nuestros compañeros se convierten en intrusos ante nuestro momento de felicidad. Las luces se encienden y todos se acercan al pódium. Dirijo mi vista buscando la causa de todo este alboroto y mi mirada se encuentra con unos ojos azules.
Zac Efron había llegado.

†††††

¿Estás seguro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora